Iba con cierto temor a ver el film de Nobuyuki Takeuchi (que ha trabajado como animador clave en varias películas de Ghibli) y Akiyuki Shinbo (Puella Magi Madoka Magica), puesto que algunos miembros de la Compañía de la Muestra (o sea, aquellos que nos juntamos de año en año en la Muestra Syfy) la vieron en Sitges y no es que salieran contentos precisamente de la sala. No obstante, al ser anime quería darle una oportunidad y verla en pantalla grande, y más ahora que está llegando a las salas de forma regular, sobre todo gracias a Selecta Visión.
Y será porque me la habían puesto muy mal, porque ciertamente me lo pasé bien con Fireworks (Uchiage Hanabi, Shita kara miruka? Yoko kara miruka?, 2017), aunque no por ello dejo de reconocer que se trata una cinta que dista mucho de ser redonda.
Escrita por Hitoshi One (Bakuman, la versión en imagen real) basándose en una obra previa de Shunji Iwai (Hana y Alice), se trata, básicamente, de una historia de amor adolescente, pero aquí metemos un elemento fantástico y una pregunta que ha llevado a la escritura y creación de tantas películas, como libros o cómics: ¿y si...? Con este planteamiento, Norimichi se ve envuelto en diferentes situaciones, empezando con la visión de cómo se llevan a rastras a su amada, y por pura rabia (y con la ayuda de la casualidad) desea que la situación hubiera sido diferente; a partir de ahí se topará con otros instantes en los que no le gusta el desenlace y, ya con consciencia de ello, cambia el rumbo que ha tomado su historia con Nazuna, pero a la par también se producen cambios en todo el entorno.
Quizá este último detalle esté desaprovechado, ya que lo que les rodea sufre transformaciones más o menos importantes y no les afecta más allá de la sorpresa. Es cierto que ellos mismos desechan desear que el mundo sea normal por el simple y lógico hecho que quieren estar juntos, pero quizá si todos estos cambios hubieran tenido otro tipo de consecuencias, la historia habría tenido más enjundia y el dilema de los enamorados un mayor calado. No obstante, su relación, aunque les cuesta un poco arrancar (sobre todo a Norimichi), me ha parecido fresca y digamos que hay “química”, si es que se pueda hablar de ello en animación.
A lo que sí que se le puede poner muchas pegas es al apartado técnico, que es irregular. Se nota mucho en un hecho tan básico como el cómo están dibujados los personajes, en ocasiones están muy bien hechos (se me ocurre el momento en el que Nazuna mete un pie en el mar) y en otras las líneas están tirando a simples. Esto se hace muy patente en un momento en el que Nazuna va a casa de Norimichi y se inicia una conversión, en un plano están dibujados de forma correcta, y cuando hacen el que se puede considerar contraplano las líneas son mucho más irregulares. No sé si se deberá a problemas de tiempo, presupuesto o precariedad o inexperiencia de los animadores, pero son detalles que, aunque se puedan pasar por alto, bajan la calidad de manera importante. Por otra parte, también al inicio del film algunos planos parecían quemados, detalle que no sé si estará hecho adrede para subrayar que están en verano, pero que en todo caso es algo que llama la atención, y más en una película de animación.
En definitiva, Fireworks no es un gran anime, no obstante no se puede decir que sea aburrido, ya que está salpicado con mucho humor, tiene unos protagonistas que se dejan querer, un par de canciones la mar de majas, un desarrollo interesante y una calidad técnica con baches, por debajo de lo que se espera de un largometraje animado, pero que quien lo pueda perdonar seguro que pasa un buen rato.
LO MEJOR:
-Más o menos la primera mitad, hasta que suben al tren y Nazuna tiene su fantasía principesca, es la mejor parte.
-Que resulta muy entretenida en general.
LO PEOR:
-Un apartado técnico mejorable.
¿Quién debería verla?
Quien guste de historias de amor estudiantiles y cintas románticas con sus toques de humor y fantasía.
¿Y quién no?
Quien no perdone las fallas técnicas.
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