03 noviembre 2022

Dreamcast, el sueño eterno, de Enrique Segura Alcalde

Allá por 2019 me enteré vía Twitter de la inminente publicación de un libro dedicado a Dreamcast. Inmediatamente empecé a salivar, las palmas de las manos me sudaban y un escalofrío me recorrió por la espalda. Era un libro que necesitaba, deseaba tenerlo y leerlo, recordar y aprender sobre mi consola favorita de todos los tiempos.

Y no tardé en tenerlo en mis manos, pero por cosas del destino, estudios, obligaciones varias y otras lecturas pendientes, no ha sido hasta casi tres años más tarde que me he deleitado en un viaje a una época donde dedicaba muchas tardes de sábados y domingos a jugar a videojuegos que hoy son una leyenda.

No creo que por casualidad, el volumen está dividido en veinte capítulos, más una entrevista (y un prefacio-agradecimientos) donde el autor nos comenta y convence de las bondades, y las claves, de la última máquina de Sega. El primer capítulo es la introducción, donde nos explica sus motivos y objetivos a la hora de embarcarse en la aventura de dedicar un ensayo de la videoconsola. El siguiente capítulo bien podría formar parte de la introducción, ya que parte de lo que escribe en esta se repite en el segundo, y es que en este último resume los motivos por los que, aún hoy, merece tener la consola, como su estupendo catálogo, los juegos homebrew, sus periféricos, su potencia y prestaciones, la activa comunidad que ha surgido alrededor de la misma… Todos temas que posteriormente trata más ampliamente.

Precisamente en el tercer capítulo desgrana todos los periféricos que fueron lanzados, tanto en Europa como en Japón, desde la original e innovadora tarjeta de memoria VMU, hasta la webcam, el teclado, la caña de pescar o las maracas… Eso sí, se le olvida decir que el precedente del Vibration Pack es el Rumble Pack de Nintendo 64, al cual no menciona pero sí al Dual Shock de PSX. Posteriormente, en el siguiente capítulo, intenta responder a una pregunta que no tiene una sola respuesta, como es el porqué del fracaso (comercial) de Dreamcast. Enrique Segura, de hecho, y como cualquier fanático de la máquina, es reacio a utilizar dicha palabra (como él mismo asevera en varias ocasiones), porque aunque no vendiera lo suficiente para ser rentable, su catálogo está plagado de joyas que, a día de hoy, siguen aguantando muy bien el tipo.

Los capítulos quinto y sexto bien podrían ser uno, ya que en el primero de ellos recopila todo tipo de curiosidades acerca y alrededor de la consola, desde el número de unidades vendidas, hasta la inclusión de extras, en algunos GD, que se reproducían en un PC, pasando por la campaña publicitaria o la compatibilidad con Neo Geo Pocket; mientras que en el segundo dedica un par de páginas a comentar Bleemcast, la aplicación que se anunció a bombo y platillo, que permitiría jugar a títulos de PlayStation, mejorados además, directamente en DC. Obviamente no llegó a salir comercialmente, pues Sony no estaba muy por la labor de permitirlo. El siguiente apartado, precisamente también está relacionado con la primera videoconsola de Sony, puesto que lista diez juegos que, según Segura, se disfrutan más en DC, aunque uno de ellos luego lo pone a caldo en el noveno capítulo, pero antes de ello, en el octavo, tenemos su selección personal de los veinte mejores juegos. En su lista no hay ninguno de rol y sí varios de lucha, y quizá también falta otros títulos que, objetivamente (como NBA 2K2, por ejemplo), merezcan estar entre los mejores, pero es su lista.

El apartado que ocupa más páginas del libro, no podía ser de otro modo, es el dedicado al catálogo de Dreamcast, donde reseña brevemente si no todos, la mayor parte de los juegos lanzados desde su nacimiento hasta su prematura muerte. Muchos de ellos ya los ha comentado previamente, y otros los veremos en capítulos posteriores, como el dedicado a los juegos de importación que merecen la pena jugar aun sin tener conocimientos de japonés; a las joyas ocultas, títulos que, por salir tardíamente, hacerlo a la sombra de grandes nombres o, directamente, no publicarse en Europa, tuvieron una ínfima repercusión en su momento (yo todavía sueño con Sword of the Berserk: Guts' Rage). También habría que destacar el apartado que dedica a las conversiones de máquinas recreativas que recibió DC, la mayoría de ellas mejores que los juegos originales, relatando también la relación de la consola con la placa NAOMI de Sega. Por supuesto, si hay un apartado dedicado a los mejores juegos también los hay a los peores… no tiene desperdicio.
Uno de los capítulos más interesantes y, a la par, tristes es el top de juegos cancelados, ya que por un lado sirve para rememorar aquellos títulos que tantas expectativas despertaban y, por otro, ver todo el potencial que había en ellos, muchos muy avanzados o prácticamente terminados (ahí están Half Life o Agartha, por ejemplo) e imaginar lo que hubiésemos gozado de los mismos… que te da el bajón. Pero, después, tenemos apartados que sirven para sonreír y sentirnos orgullosos de una máquina que amamos, como es el capítulo dedicado a los juegos realizados por aficionados con el motor Beats of Rage, los cuales han dado vida a la consola mucho más allá de lo que creíamos, por no hablar del dedicado a sagas que empezaron en DC y que, de alguna u otra forma han proseguido en otras plataformas, como el genial Soul Calibur, Virtua Tennis, Crazy Taxi o Shenmue. Otro capítulo que hará sonreír al aficionado es el decimoctavo, que versa sobre los muchos emuladores programados para DC, así como diversas aplicaciones o películas que se pueden disfrutar desde la misma. También tiene un curioso capítulo con trucos para dar más vida a una notable lista de juegos.

En el penúltimo capítulo Segura se dedica a soñar despierto, pero con los pies en el suelo, sobre la posibilidad real de que Sega vuelva a embarcarse en la aventura del hardware con una siempre soñada Dreamcast 2, mientras que en el vigésimo, y un tanto redundante, apartado resume las ideas principales vertidas en páginas anteriores, parándose un poco en una futurible Dreamcast Mini, y llega a la conclusión que adelantaba al inicio: que Dreamcast es una maravilla de máquina. Remata la faena con una entrevista a Francisco Javier Cabal, redactor de Hobby Consolas; una conversación de interés pero que, no voy a mentir, lo hubiera sido mucho más si fuera un nombre con relación directa con el desarrollo de la videoconsola o, al menos, algunos de sus juegos más sonados.

Enrique Segura Alcalde es un profesor de secundaria que ha escrito, además del libro que nos ocupa, varias monográficos sobre videojuegos, con tres de ellos donde hace un recorrido por diferentes décadas (los 80, los 90 y la primera década del siglo XXI), además de uno dedicado a los arcades clásicos. Dreamcast, el sueño eterno, fue su primera incursión, aunque antes de ello había dado salida a sus inquietudes en un fanzine. Está preparando otro libro sobre la mítica máquina gris de Sega.

Plan B Publicaciones, más conocida como Dolmen Editorial, ha sido la afortunada pionera en España de editar un monográfico sobre DC, dentro de su colección Dolmen Games. La edición es similar a otros volúmenes dedicados a la cultura popular (algunos reseñados en esta bitácora), 17x24 cm., tapa dura, a color por supuesto y casi 250 páginas donde la imagen no prevalece sobre el texto, aunque no hay ningún texto sin su imagen, papel de calidad y una maquetación y diseño que, sin ser una preciosidad, entran bien por los ojos y creo que sabe trasladar el espíritu de aquella caja azul que contenía la DC (ver el logo y el nombre bien grandes y con el azul de fondo... no tiene precio).

Dreamcast, el sueño eterno es un libro con el que revivir aquellos fines de semana pegados a la consola, un viaje lleno de nostalgia que hará que te entren ganas de sacar tu vieja DC del trastero y echar unos vicios a tus juegos favoritos. Es un libro muy accesible, escrito con un lenguaje coloquial, sin cultismo alguno, como si un colega te hablara de algo que le apasiona y que te apasiona a ti también, con el que descubrirás o redescubrirás juegazos del catálogo de DC, además de la efervescente vida que ha tenido tras su muerte comercial, que siga todavía viva gracias a miles de fanáticos en todo el mundo. Tampoco es que sea todo color de rosa, ya que precisamente este lenguaje llano tiene el hándicap de ser redundante en según que puntos, y que no se libra de las erratas ortotipográficas (y hasta de alguna contradicción, como he apuntado arriba), pero son fallos perdonables en un ensayo honesto que se disfruta mucho, que entra por los ojos y se goza de su lectura. Imperdible para fanes.

 
LO MEJOR:
-Un libro sobre Dreamcast, para mí, eso ya era casi un sueño.
-Que es muy entretenido, un bonito homenaje a una máquina que se mereció tener una mejor suerte.
-Que es un libro bonito, todo un regalo para cualquier fanático.

LO PEOR:
-Las redundancias y erratillas, aunque por suerte no son abundantes estas últimas.

2 comentarios:

Scabbers dijo...

Y pensar que jamás tuve el placer de jugarla, supongo que ahora, que siempre se consiguen consolas de antes, podría darle una oportunidad...aunque nada supera la play2 XD XD XD. Gracias por la reseña, un saludazo

Neovallense dijo...

Casi, casi he estado a punto de clasificar el comentario como spam por esa

mención a la PlayStation 2... Es, broma, claro ;-P Pero Dreamcast es la mejor videoconsola del mundo mundial de la historia universal y punto. xD

Para los que la tuvimos, para la gran mayoría al menos, fue una máquina que nos impactó y alucinó con su gran catálogo, calidad del mismo e innovadoras características. Supongo que jugarla ahora, para alguien que ya ha gozado con consolas posteriores, no será lo mismo, pero seguro que puede apreciar los porqués de que tenga tanto culto a su alrededor.

Muchas gracias por tu comentario. ^^