¡ATENCIÓN!: Esta reseña es mini, y quizá por eso contiene destripes máximos (o medianos).
Natalia se va a vivir a una ruinosa casa de un pueblo, donde pretende trabajar traduciendo.
Natalia se va a vivir a una ruinosa casa de un pueblo, donde pretende trabajar traduciendo.
Isabel Coixet (La librería) adapta la novela homónima de Sara Mesa, una historia cuyo rumbo no está claro, puesto el espectador se ve, como la protagonista, desubicado y perdido entre los macizos rocosos que jalonan el pueblo donde transcurre la acción.
Y no solo desorientado, puesto todos los personajes que pululan en la zona tienen algo siniestro, unos de manera muy evidente como el desagradable casero (interpretado por Luis Bermejo) y otros con una extraña simpatía. Así que además de estar perdidos nos hayamos solos junto a Natalia, de quien tampoco sabemos sus motivos de estar allí, aunque sospechamos que huye de algo.
Quizás por eso, y por ser el único que va de frente y al que no ladra Sieso (lo único bueno que le da el casero y del que todo el mundo quiere que se deshaga) Andreas, a pesar de su proposición inicial nada decente, termine por ser un refugio donde cobijarse y obtener un poco de calor. Calor humano, comprensión y también placer, para calmar el dolor de un alma atormentada como Natalia, juntándose con otra alma cuyo carácter taciturno, unido al hecho de que es extranjero, también da a entender que ha escapado de algo y que tiene no pocas heridas.
Laia Costa (El maestro que prometió el mar) lleva sobre sus hombros el peso de la historia, y francamente lo soporta y lo eleva, pues la suya es una gran interpretación, secundándola estoicamente Hovik Keuchkerian (Assasin's Creed), quien obtuvo un premio en San Sebastián por su papel; Hugo Silva, dando vida a un individuo que seguro que quien solo lo conozca por Los hombres de Paco se sorprenderá (un personaje que el propio actor define como repugnante), Ingrid García-Johnson (Un cuento perfecto) interpretando a una mamá de sonrisa taimada, así como el mencionado Bermejo (Magical Girl), cuyo casero es de lo más abyecto que te puedan echar a la cara.
Con Un amor (ídem, 2023) Coixet nos trae una película nada amable, con más de una secuencia incómoda, y es así porque sus personajes son una fachada (incluso los más buenos en apariencia tienen sus muchos peros), que esconden su malicia o egoísmo detrás de una sonrisa o una palabra afable, o que ocultan un corazón sensible detrás de una mirada férrea.
LO MEJOR:
-El reparto está muy bien, y Laia Costa, a mi juicio, sobresale.
-Buen guion, gran dirección y fotografía.
-Curioso que últimamente se estén estrenando más películas en 4:3 (obviamente, no es una elección dejada al azar).
LO PEOR:
-Nada reseñable. Bueno, que nos quedemos con la duda de quién libera al animal al final... aunque nos lo imaginemos (si es que es acaso real).
¿Quién debería verla?
Si te gustan las historias ásperas y que tienen mucho donde rascar.
¿Y quién no?
Si solo te apetece evadirte.
-El reparto está muy bien, y Laia Costa, a mi juicio, sobresale.
-Buen guion, gran dirección y fotografía.
-Curioso que últimamente se estén estrenando más películas en 4:3 (obviamente, no es una elección dejada al azar).
LO PEOR:
-Nada reseñable. Bueno, que nos quedemos con la duda de quién libera al animal al final... aunque nos lo imaginemos (si es que es acaso real).
¿Quién debería verla?
Si te gustan las historias ásperas y que tienen mucho donde rascar.
¿Y quién no?
Si solo te apetece evadirte.
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