28 mayo 2017

31

La penúltima sesión del sábado (y última que reseño del día por motivos conocidos) de la Muestra Syfy, venía cargada de cierta expectación para una parte del público debido a su realizador; en mi caso en parte lo temía y en parte sentía curiosidad.

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La historia se sitúa en los años setenta, un variopinto grupo circense se dirige hacia el próximo pueblo para dar su espectáculo, pero por el camino son apresados y encerrados en unas laberínticas e industriales instalaciones, donde unos personajes sangrientos y carnavalescos jugarán con ellos al ratón y al gato durante doce horas, con la promesa de si pasado dicho tiempo todavía están vivos, volverán a ser libres.

Desde que dirigiera La casa de los 1000 cadáveres allá por 2003, Rob Zombie, conocido hasta entonces por su labor musical, se ha ganado la fama de director de culto, quizá porque sus filmes raramente han llegado al gran público, quizá porque tiene una legión de fieles seguidores. Hasta ahora de su escueta filmografía solo había visto Halloween II (precisamente en la VII Muestra Syfy), que no me maravilló pero no tengo un mal recuerdo de ella, así que de 31 (ídem, 2016), esperaba una historia sangrienta y una atmósfera enrarecida y enfermiza.

Y algo de eso hay, con unos asesinos a cada cual de aspecto y personalidad más exagerada y psicótica, aunque quizá donde había algo más de miga y Zombie no ha sabido sacar partido es en los personajes que organizan el juego que da título al filme, disfrazados de nobles, apuestan grandes sumas de dinero por la muerte de los infortunados elegidos. Por lo demás, la mayoría de la acción se desarrolla entre pasillos malolientes de una especie de fábrica abandonada, en la cual los protagonistas huyen de un enano, dos tipos ridículos con motosierra (uno de los cuales plantea una cuestión interesante que luego, por desgracia diría yo, se ve que solo dijo para ganarse la compasión de su verdugo), un gigante y su novia, y un tipo flacucho que se supone que es lo más de lo más (y que tiene un curioso monólogo, a modo de introducción del film) pero que está lejos de poder convertirse en un icono del género. La cinta tiene algún momento, se deja ver sin aburrir, pero tampoco causa reacciones viscerales al respetable, ni sorprende, ni te deja tenso en la butaca, solo pasa.

El reparto, cómo no, lo encabeza Sheri Moon Zombie (The Lords of Salem), que seguro es una gran compañera de vida (es la mujer del realizador, como sabréis o habréis adivinado), pero como actriz no transmite mucho; la acompañan, entre otros, Jeff Daniel Phillips (Westworld), Meg Foster, actriz que debe ser mítica a tenor de su participación en Masters del Universo o Están vivos; el no menos mítico Malcolm McDowell (Calígula), Lawrence Hilton-Jacobs (Samurai Warriors), Pancho Moler (Pillow Talk), Richard Brake (Kigsman: Servicio secreto) y Kevin Jackson (Conspiración). 

En fin, que de 31 esperaba una atmósfera enfermiza que me causara desazón, pero se queda lejos de eso, resultando ser un film anecdótico que poco o nada aporta.


LO MEJOR:
-Sus excéntricos personajes.
-Que no aburre.

LO PEOR:
-Que al final resulta, para ser el tipo de película que es, un tanto convencional,

¿Quién debería verla?
Fans del realizador y del cine con locos que persiguen y asesinan a unos pobres desdichados.

¿Y quién no?
Quien busque algo verdaderamente original o transgresor.

EDITADO (22/01/2018) Dejo el vídeo con la presentación del film que, para variar, Leticia Dolera se centra bastante en ello:

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