Arlo tiene miedo a casi todo desde el mismo momento de su nacimiento, pero sus padres tienen fe en él, saben que guarda más coraje en su interior de lo que parece. Coraje y valentía que se verá forzado a demostrar cuando, mientras persigue a un bicho que les roba el maíz, termina alejándose tanto de su hogar que no tendrá otra que emprender un largo viaje de regreso.
El viaje de Arlo (The Good Dinosaur, 2015) es la segunda película que Pixar estrenó (tras Del revés) el año pasado después de un año de “descanso”, y también es por la que sentía un mayor interés a pesar de que ni supiera de qué iba. Solo por el título original y el primer cartel me atrajo al instante. Y es que los dinosaurios siempre me han gustado, y si encima son buenos, supondría que me gustarían más... ejem.
Lo primero que llama la atención de El viaje de Arlo es lo que entra por los ojos, su increíble apartado visual, con unos escenarios que quitan el hipo. Realmente el cine de animación no deja de sorprender, y aquí lo hace con un entorno superrealista, a veces complicado de afirmar que sea generado por ordenador, maravillosos paisajes (sin duda inspirados en lugares reales) que contrastan sobremanera con un diseño de personajes caricaturescos, que se alejan de la realidad, pero que por ello no choca, sino que se percibe como algo natural en este mundo alternativo donde los dinosaurios no padecieron las consecuencias del choque de un meteorito hace 65 millones de años (año arriba, año abajo).
La historia, escrita por Meg LeFauve y dirigida por Peter Sohn, es bien sencilla, habla de la familia, de los miedos, de enfrentarse a ellos como forma de superación personal, es una historia de viaje interior y exterior, también de una amistad singular, es una aventura en la que su joven protagonista, y un no menos joven amigo, tendrá que superar innumerables pruebas que forzarán a que saque todo el valor y la fuerza que lleva dentro, que resulta ser mucho más de lo que él mismo cree.
Además de mucha aventura y humor (con un divertido momento alucinado incluido), uno de los detalles que más me han gustado del film ha sido el fragmento en el que se convierte en un western (también es cierto que todo el filme tiene cierto toque del género, aunque fuera solo por el tratamiento del paisaje), con unos sorprendentes tiranosaurios como rudos vaqueros y unos cuatreros tan ridículos (todos los malos, curiosamente, tienen vivos colores azulados y dientes un tanto desordenados) como peligrosos.
En definitiva, El viaje de Arlo es una gran aventura con pequeños protagonistas, una cinta muy bonita, que transmite grandes valores y un mensaje de que hasta el más pequeño y débil en apariencia tiene mucha fuerza en su interior. Una gran película.
LO MEJOR:
-Su calidad técnica, con unos paisajes alucinantes y un diseño de personajes sencillo y divertido.
-La sencillez de su historia, así como lo que transmite, la hace muy atractiva a público de todas las edades.
-El momento película del oeste, divertido e insuperable.
-La banda sonora.
LO PEOR:
-Realmente no le pongo ningún pero.
¿Quién debería verla?
A cualquiera que le guste el cine de aventuras y viajes iniciáticos, así como quien ame el cine de Pixar y de animación en general.
¿Y quién no?
Está dirigida fundamentalmente a los niños pero creo que es un tipo de película que puede gustar a cualquiera, su historia y sus personajes lo hacen posible.
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