15 febrero 2018

El amante doble

François Ozon es uno de los realizadores gabachos más peculiares y prolíficos, desde 1999, que fue cuando realizó su primer film, suma ya 16 películas, con muchas de ellas ha obtenidos galardones de todo tipo y, con la mayoría, el favor de la crítica y el público. La primera obra que vi del director de 8 mujeres fue Joven y bonita, con la que me dejó contento y con la sensación de no haber visto una película más, tras ella solo he visto Frantz, que me dejó una sensación de tristeza no porque me pareciera mala, sino porque su final era amargo de veras. En cuanto me enteré de que el cineasta se iba a volver a encontrar con Marine Vacth en su nuevo trabajo, supe que tenía que verla.

Y es que la actriz, que parece ser que se tomó un tiempo de descanso al haber experimentado la maternidad, lo hizo mejor que bien en Joven y bonita, y en El amante doble (L'amant double, 2017), a pesar de contar con tan solo siete largometrajes a sus espaldas, no hace sino confirmar su madurez como actriz.

Chloé es una joven que sufre permanentes dolores en la barriga, sin que ningún médico le vea nada anormal en la misma, le aconsejan que vaya a un profesional. La chica termina enamorándose de Paul, su psicólogo, y él de ella. Pero cuando empiezan a vivir juntos va descubriendo cosas de él y, con ello, empezando a crecer en ella la desconfianza.

Ya desde el primer plano está claro que Ozon pretende desafiar al espectador y, aunque lo pueda parecer en un inicio, no se trata de una imagen gratuita. Y es que si bien se pueda pensar que la protagonista se está enfrentando a un peligro exterior, no se tarda mucho en dudar de que sea así, la puesta en escena y los lugares por los que se mueve la protagonista nos dan una idea de ello. Desde las consultas, con esa escalera de caracol casi interminable o el intimidante edificio y una gran puerta, que empequeñece a la protagonista, esos constantes juegos con los espejos y reflejos, por no hablar de las exposiciones del museo donde trabaja, con el árbol gigante de ramas retorcidas y los cuadros y esculturas de entrañas o formas que hacen pensar en órganos, en el interior humano. Así que, obvia y lógicamente, pues no hay que olvidar que Chloé va desde un inicio a terapia, Ozon pretende sembrar la duda sobre su salud mental, aunque también desea evitar que se confíe en Paul, quien con su cara de bueno parece ocultar cosas de su pasado, algunas de ellas demasiado.

Con estos ingredientes François Ozon va generando un clima enrarecido, con momentos en los que la convivencia de la pareja es normal y otros donde se palpa un inquietante ambiente..., aunque sea otro personaje el que dé más inquietud, un reverso tenebroso por el que Chloé se siente irremediablemente atrapada y fascinada, y con ella buena parte de los espectadores, porque hay otros que, llegado el desenlace, se han sentido notablemente defraudados. Por suerte no he sido de esos, sino que precisamente la imagen final me produjo un fuerte impacto, pero es cierto que no tengo muy claro si el film conforma un todo coherente o quizá haga aguas por todos lados.

Se hunda o no, la verdad es que sus protagonistas se merecen una mención destacada, empezando por la atractiva Marine Vacth (La confesión), cuyos hipnotizantes ojos verdes transmiten toda la confusión de una mente aturdida; y terminando por Jérémie Renier (El pacto de los lobos), cuyo papel tampoco es fácil y lo que es a mí me ha sorprendido; pasando por Jacqueline Bisset (Asesinato en el Orient Express), con un pequeño papel y Myriam Boyer (Un corazón en invierno), como la vecina de la pareja.

El amante doble es un film a ratos perturbador, a ratos divertido, siempre inquietante y, desde luego,  muy interesante, una cinta que, te acabe gustando o no, al menos no te deja indiferente.


LO MEJOR:
-Marine Vacth y Jérémie Renier, fantásticos ambos.
-La tensión que se va generando, lo inquietante de muchas secuencias...
-La banda sonora, aunque no creo que sea disfrutable sin la compañía de las imágenes.
-El sentido del humor, muy peculiar en ocasiones.
-Realmente no sé si tiene, al final, coherencia o sentido, pero lo que es a mí me atrapó la historia y cómo la cuenta Ozon.

LO PEOR:
-El abuso de los sueños y los despertares como método para confundir al espectador.
-¿El final tiene sentido?, ¿es coherente? Quizá con un revisionado más atento se vea más claramente, pero a priori parece tramposo.

¿Quién debería verla?
Quien guste de los thrillers repletos de paranoia y donde no se sepa exactamente qué es real y qué no.

¿Y quién no?
Quien espere una cinta con muchas escenas subidas de tono. Tiene su erotismo, pero no es lo que prima.

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