Lukas vive con su padre en algún lugar apartado de los Alpes. La comunicación entre ellos es inexistente debido a una reciente tragedia familiar, por lo que el chico se dedica casi todo el tiempo a recorrer los montes y valles del lugar. Un día encuentra un polluelo de un águila al que su hermano lo ha echado del nido.
Gerardo Olivares (que esta semana estrena 4 latas) me sorprendió con Entrelobos, filme que contaba también con el protagonista de esta cinta, Manuel Camacho, un niño que terminaba solo en el monte y se criaba con los lobos; posteriormente me volvería a sorprender y convencer con El faro de las orcas, donde la naturaleza, y más concretamente las mal llamadas ballenas asesinas, también tenía una gran importancia para la historia. Por lo que fue enterarme del, tardío (fue en verano de 2017), estreno de Hermanos del viento (Brothers of the Wind, 2015) y decidir que quería verla, máxime al ver algunos de los impresionantes planos que pueblan el film.
Y es que si algo tiene Hermanos del viento son imágenes de una belleza espectacular, como los planos escorzo del águila, muchos planos aéreos con las espectaculares montañas de fondo o como protagonistas, las rapaces cazando (el momento en el que ataca a un rebeco es de los de dejar de respirar), son estos sin duda los grandes atractivos del film dirigido por el mencionado Gerardo Olivares y Otmar Penker, y a los que han dedicado cuatro años para así adaptarse al ritmo de rodaje de los animales (por ejemplo, usaron más de una docena de polluelos de águila, ya que era ponerlos delante de las cámaras, con todos los focos iluminándoles y, sobre todo, calentándoles, que se quedaban dormidos a los pocos minutos), por no hablar de que de esta manera tuvieron la oportunidad de captar de forma mucho más espectacular las estaciones y, por tanto, los paisajes, situados gran parte de ellos en el austriaco Parque Nacional Hohe Tauern.
El filme se divide en dos historias. Por un lado tenemos la de Lukas y su padre, interpretado por Tobias Moretti (Rex: un policía diferente), y por otro la de Abel, el ave rapaz que recoge el chico. Entre medias está el guardabosques, al que da vida Jean Reno (El tigre y la nieve), que es testigo de todo y narrador de los relatos cual cuentacuentos. Es este el gran fallo del film, el que se nos cuente la historia no ya del águila, sino también la humana, en vez de mostrarla y que la veamos a través de los personajes (existe la justificación de que Lukas no habla al padre, pero los silencios también pueden contar muchas cosas), le resta fuerza al conjunto y hace que la narración pierda interés, aunque en parte se vea compensado por lo mencionado en el párrafo precedente.
En definitiva, Hermanos del viento tiene una bonita historia de supervivencia de un águila llamada Abel, que nos regala imágenes espectaculares y muy bellas, y por otro lado la de un niño con un trauma y que siente miedo de su padre. Sin duda la parte más débil del conjunto es la segunda, si hubiera sido más cuidada y cohesionadas ambos relatos habríamos hablado de una película redonda. A pesar de ello, se trata de un film disfrutable para todo la familia, que anda a medio camino del documental y el largometraje de ficción, de la difusión y el mero entretenimiento.
LO MEJOR:
-El momento del águila y el rebeco.
-La belleza de la mayor parte de sus imágenes.
-El final, una bonita forma de cerrar el círculo.
-Buena banda sonora y gran sonido.
LO PEOR:
-La historia humana pide más desarrollo, se centra demasiado en la relación águila-Lukas y olvida un poco el resto. Quizá por ello usen voz en off, para explicar hechos que deberían mejor ser mostrados.
¿Quién debería verla?
Amantes de la naturaleza, quien busque un film familiar bello y didáctico.
¿Y quién no?
Quien espere o busque una historia con más enjundia.
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