Panorámix, por primera vez en su vida, tiene un accidente mientras está recolectando ingredientes para la poción mágica, lo que le hace reflexionar y llegar a la conclusión de que debe buscar a un sucesor al cual legar el secreto de su famosa pócima.
Pensaba que Astérix: El secreto de la poción mágica (Astérix: Le secret de la potion magique, 2018) era la primera cinta de los irreductibles galos realizada mediante animación 3D, pero pronto me corrigieron del error al recordarme que en 2014 se estrenó La residencia de los dioses, que sí que es el primer largometraje de los personajes creados por Albert Uderzo y René Goscinny realizado mediante CGI. Ambas películas han sido dirigidas por Alexandre Astier y Louis Clichy, el primero es guionistas, actor y director (Kaamelott, David et Madame Hansen) y el segundo trabajó en Pixar en Up y WALL-E, por lo que forman un tándem cuyas experiencias son complementarias.
Hacía años que no veía una película de Astérix y Obélix, y hasta la fecha no había visionado ninguna en pantalla grande, a ello se le sumaba el hecho de la animación 3D lo que hacía que me picara la curiosidad por descubrir si El secreto de la poción mágica era igual de divertida que muchas de las cintas que recuerdo. Y el inicio resulta bastante notable, esa imagen de un anciano bailando grácilmente entre las ramas de los árboles mientras los jabalíes esperan desde abajo a que se le caiga algo para zampárselo, es muy divertida; pero también es verdad que luego no sabe mantener esa frescura y, sin dejar de ser entretenida, las divagaciones tras la lesión del druida y el viaje posterior (aunque el de los jabalíes mola mucho, incluyendo el encuentro del jabato con Malefix) en busca de su sustituto es irregular, con buenas ocurrencias (la persecución a Malefix, la aparición del cónsul en el peñasco...) pero también con otros instantes que no provocan apenas un esbozo de sonrisa. Es esta “irregularidad” la que lastra el conjunto y hace que al final, a pesar de haber pasado una hora y media agradable, te quedes con la sensación de que podía haber dado más de sí, que Astérix y Obélix puede ofrecer más diversión.
Astérix: El secreto de la poción mágica tiene todo lo que se espera de una película de los galos: humor, aventura, mamporros, romanos, mamporros a los romanos (falta la típica frase de Obélix: “están locos estos...”). No obstante, los ingredientes fallan en algunos puntos, no teniendo siempre buen sabor. Le ha faltado una pizca de pimienta o ese ingrediente secreto que tienen otras aventuras de los galos que, incluso no siendo originales, mantienen la sonrisa del espectador.
Pensaba que Astérix: El secreto de la poción mágica (Astérix: Le secret de la potion magique, 2018) era la primera cinta de los irreductibles galos realizada mediante animación 3D, pero pronto me corrigieron del error al recordarme que en 2014 se estrenó La residencia de los dioses, que sí que es el primer largometraje de los personajes creados por Albert Uderzo y René Goscinny realizado mediante CGI. Ambas películas han sido dirigidas por Alexandre Astier y Louis Clichy, el primero es guionistas, actor y director (Kaamelott, David et Madame Hansen) y el segundo trabajó en Pixar en Up y WALL-E, por lo que forman un tándem cuyas experiencias son complementarias.
Hacía años que no veía una película de Astérix y Obélix, y hasta la fecha no había visionado ninguna en pantalla grande, a ello se le sumaba el hecho de la animación 3D lo que hacía que me picara la curiosidad por descubrir si El secreto de la poción mágica era igual de divertida que muchas de las cintas que recuerdo. Y el inicio resulta bastante notable, esa imagen de un anciano bailando grácilmente entre las ramas de los árboles mientras los jabalíes esperan desde abajo a que se le caiga algo para zampárselo, es muy divertida; pero también es verdad que luego no sabe mantener esa frescura y, sin dejar de ser entretenida, las divagaciones tras la lesión del druida y el viaje posterior (aunque el de los jabalíes mola mucho, incluyendo el encuentro del jabato con Malefix) en busca de su sustituto es irregular, con buenas ocurrencias (la persecución a Malefix, la aparición del cónsul en el peñasco...) pero también con otros instantes que no provocan apenas un esbozo de sonrisa. Es esta “irregularidad” la que lastra el conjunto y hace que al final, a pesar de haber pasado una hora y media agradable, te quedes con la sensación de que podía haber dado más de sí, que Astérix y Obélix puede ofrecer más diversión.
Astérix: El secreto de la poción mágica tiene todo lo que se espera de una película de los galos: humor, aventura, mamporros, romanos, mamporros a los romanos (falta la típica frase de Obélix: “están locos estos...”). No obstante, los ingredientes fallan en algunos puntos, no teniendo siempre buen sabor. Le ha faltado una pizca de pimienta o ese ingrediente secreto que tienen otras aventuras de los galos que, incluso no siendo originales, mantienen la sonrisa del espectador.
LO MEJOR:
-Que tiene todos los ingredientes que se esperan de una aventura de los irreductibles galos.
-Que con la animación 3D no haya perdido el encanto.
-Técnicamente está a muy buen nivel.
-Ese flashback creado con esbozos, gran acierto.
LO PEOR:
-Que no mantiene el nivel de diversión durante toda la historia.
¿Quién debería verla?
Seguidores de los personajes de Uderzo y Goscinny, así como del cómic en general.
¿Y quién no?
A quien no le hagan ni fu ni fa Astérix y sus aventuras.
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