13 octubre 2022

Spriggan, de Hiroshi Takashige y Ryouji Minagawa

Allá en el año noventa y tantos, cuando empezaba descubrir el manga gracias a Dragon Ball, el gusanillo por probar cosas nuevas, a pesar de mi inexistente presupuesto, crecía en mi interior en gran parte gracias a una revista como Neko, que es con la que me informaba, y a través de ella supe de Striker: El secreto del Berserker, una serie de cuatro comics books que no pintaba mal y que al estar a un precio relativamente asequible y ser corta me la podía permitir.

He de confesar que aquella lectura no me causó una gran impresión, de hecho, comparándola con las aventuras de Son Goku y compañía, me pareció más bien sosa. No obstante, algo debía de tener, puesto que cuando se editó el largometraje animado, que adapta algunos de sus capítulos más destacados, me lo compré (podéis leer la reseña del mismo aquí) y cuando hace unos pocos meses vi que se iba a reeditar el tebeo en un formato generoso y en tan solo 8 volúmenes, y ahora con presupuesto en mis bolsillos, no pude resistirme a enrolarme en todas las misiones de Yû Ominae.

Yû Ominae es un estudiante de instituto como cualquier otro... salvo por el pequeño detalle de que, cuando no está en clase (que suele ser la mayor parte del tiempo, pues falta a muchas horas), trabaja para la Fundación ARCAM, organización que se dedica a proteger que los avanzados artefactos de antiguas civilizaciones caigan en malas manos y, por tanto, se les dé un uso que ponga en riesgo la supervivencia de la humanidad. Pero Ominae, a pesar de su juventud, no es un simple empleado más, es un spriggan, la élite de la élite de los mercenarios.

Muchas son las obras que se están recuperando, algunas muy conocidas e incluso que han sido editadas en su totalidad en algún momento y, otras, menos populares y que tan solo habían visto la luz parcialmente en nuestro país. Ese es el caso de Spriggan, manga escrito por Hiroshi Takashige, que algunos conoceréis por ser el guionista de Hasta que la muerte nos separe, con dibujo de Ryouji Minagawa, que en España ha publicado de D-LIVE!! y Arms (esta última solo parcialmente), que se serializó en dos miniseries, Striker: El guerrero blindado allá por 1993, y la mencionada segunda tanda que vio la luz entre 1996 y 1997.

Cada volumen se divide en varios capítulos, algunos de ellos por si solos conforman una misión y en otras ocasiones varios de ellos suman una aventura completa, una estructura que, a priori, era buena para editarla en comics books como era habitual en los 90, pero que aún así no terminó de funcionar. Quizás se deba a que leer historias desconectadas entre sí, y además separadas por años de edición, no terminó de enganchar al personal, pero si se leen de forma más o menos continua sí que se observa claramente una evolución y, también, que las misiones no están tan aisladas entre sí y que en buena parte de ellas, y más cuando avanzan los capítulos, van dejando píldoras que nos guían hasta la intensa última entrega. También se observa la evolución del protagonista y, por supuesto, sus aliados y enemigos encarnizados, así como la relación con ellos, alguna bastante entrañable y hasta cómica (aunque el humor, a mi juicio, no es el punto fuerte de la obra).
Las misiones son variadas a pesar de que su estructura sea similar. Casi siempre hay que recuperar una reliquia poderosa, pero más allá de eso Ominae se puede enfrentar a los soldados de los Estados Unidos (qué gusto ver, para variar, a este país como los malos), individuos con poderes psíquicos de todo tipo, robots casi indestructibles, máscaras malditas, neonazis o diversos fenómenos sobrenaturales, predominando la acción en la mayor parte de las historias pero siempre habiendo elementos de ciencia ficción, thriller e, incluso, terror. Misiones que son todas muy entretenidas, pero que van ganando interés tomo a tomo, pues es así cómo se ve que buena parte de ellas están relacionadas entre sí, ya sea a través de personajes, objetos o revelaciones, pero unas sobresalen sobre otras. Eso sí, me es imposible no mencionar (negativamente) una en concreto que, a pesar de su interés, quizá en un intento torpe de reflexionar sobre la naturaleza humana, redime al malvado histórico más conocido de todos.

Del dibujo de Minagawa, por otro lado, habría que destacar su dinamismo y su grado de detalle. Las escenas de acción y las peleas cuerpo a cuerpo tienen un gran ritmo, acelerando su velocidad o congelándola en espectaculares viñetas de puñetazos o patadas directas; las armas y vehículos son realistas y se nota el trabajo de documentación que hay detrás, y lo mismo se puede decir de los edificios (aunque no abunden los entornos urbanos) según la región donde se encuentren los personajes, así como los diversos hallazgos que realizan. El diseño de los personajes es más bien realista, se nota el esfuerzo porque así sea, pero también es cierto que en ocasiones es irregular, ya que el mismo rostro de Ominae puede variar bastante según su pose o el ángulo desde que le vemos (o las prisas al dibujarlo, supongo) y en ocasiones las proporciones no están cuidadas (orejas excesivamente grandes, cuellos larguísimos...) y, en otras, la escala también falla, no cuadrando el tamaño de los personajes respecto a otros. Pero, en líneas generales, se puede decir que es un estilo con personalidad que resulta atractivo.

Panini fue la editorial que nos sorprendió con el anuncio de la edición de este clásico noventero (aunque se empezó a serializar en el 89), y lo ha hecho en 8 tomos formato Maximun, un tamaño más que digno para disfrutar del arte de Minagawa, oscilando su número de páginas entre las 304 y las 344, algunas de ellas a color, incluyendo además un minipóster a doble cara en cada entrega y, en algunas, una galería con diversas ilustraciones. Todo ello con un precio de salida muy competente, 12,95€, aunque los que hemos comprado la primera edición (doy por hecho que reeditarán los volúmenes cuando se agoten) hemos sufrido muchas erratas no sabría decir si de traducción, rotulación o un poco de todo, con algunos tomos muy sangrantes al respecto, pero que, por suerte, han ido solventado en los últimos (y que, como digo, tengo la esperanza corrijan en una reedición).

No es una obra perfecta, ni una “obra maestra de la ciencia ficción de acción” como reza en la contra del octavo tomo (qué exagerados que son estos nipones a veces), pero quien busque un manga de acción, misterio, conflictos internacionales en la sombra, fenómenos paranormales y conspiraciones varias... seguro que disfruta con Spriggan.

 
LO MEJOR:
-Que es un manga muy entretenido, de dibujo atractivo, historias heterogéneas y personajes molones.
-La edición, a pesar de las erratas, su formato es generoso, incluye un minipóster doble, alguna página a color y un precio ajustado.

LO PEOR:
-Esas erratas en buena parte de sus tomos, aunque por suerte en los últimos es algo que se ha paliado.
-Que en uno de sus miniarcos blanquee, no sé si inconscientemente, al más conocido de los genocidas.

4 comentarios:

Scabbers dijo...

Voy a ver si puedo conseguir los tomos, el OVA en su momento me gustó mucho, la nueva serie no la he visto pero ya caerá en el visionado, muchas gracias por la review

Neovallense dijo...

Si te gustó la peli raro es que no te agrade el manga, échale un ojos y nos cuentas. Gracias a ti por tu comentario, y por seguirme. ^^

Santiago Bobillo dijo...

Admito que desconocía este manga, así como que me ha picado la curiosidad.

Neovallense dijo...

Se editó a principios de los 90 una miniserie y, posteriormente, pasado mediados de la misma década. En mi caso fue en esta segunda tanda de comics books donde lo caté. Es una obra con buena acción y una mezcla de ciencia ficción y terror bastante curiosa.