03 febrero 2022

Spriggan

Yu Ominae es un estudiante de instituto que tiene una doble vida como soldado de élite de Arcam, una organización que se encarga de mantener alejada de malas manos tecnología de una antigua y avanzada civilización.

Striker fue uno de los primeros mangas (el segundo probablemente) que leí allá en los 90, una serie limitada de cuatro cómics books (previamente habían sacado otros tantos) que no es que me hicieran mucha mella pero tampoco me disgustaron. Algún tiempo después las revistas de la época se hicieron eco del "nuevo trabajo de Katsuhiro Otomo", que se basaría en el mencionado manga de Hiroshi Takashige y Ryouji Minagawa, y que se titularía Spriggan (ídem, 1998).

En realidad en aquellos tiempos casi que cualquier largometraje que interviniese Otomo, por muy poco que estuviese involucrado en el mismo, ya se hablaba de que era su nuevo proyecto, tal fue el impacto de Akira y las ganas que había que nos volviera a alucinar. En esta producción animada por Studio 4ºC, el célebre cineasta ejerce como supervisor de dirección, lo cual no es poco, pero aunque su influjo se note bastante (especialmente en el último tramo) si hay que felicitar, o defenestrar, a alguien es a Hirotsugu Kawasaki (La leyenda del dragón milenario), que se encarga de dirigir esta primera aventura animada de Yu Ominae.

Su ajustada hora y media de metraje (y eso contando los créditos finales) hace que tenga un ritmo constante, sin dar rodeos innecesarios y dándonos solo la información imprescindible de los personajes, solo del pasado del protagonista iremos conociendo más detalles a medida que avanza la trama. Una trama que nos mete en harina desde el principio, con Ominae en el instituto y uno de sus compañeros en apuros, de ahí viajamos a Turquía, donde se nota que el equipo artístico se lo curró bien, pues los escenarios y fondos son tan destacables como reconocibles, ya sea en los iniciales escenarios urbanos (donde hay una notable secuencia de persecución) como en los posteriores lugares rurales y montañosos, donde transcurre el grueso de la historia.

Desde la introducción del film hasta bien avanzados los acontecimientos hay una acertada combinación de acción con cierto avance de la trama, regalándonos instantes como la primera aparición de Fatman con su metralladora de gran calibre o los ataques a la base de Arcam. Puro anime noventero con una cuidada animación (el ver los vehículos, y demás elementos mecánicos, y que no estén hechos por ordenador, es todo un gozo para la vista) y sus dosis de violencia.

Es en el último tercio donde, precisamente, se nota más la mano de Otomo, y también es el menos ameno, puesto ese viaje a esa dimensión aparte y el enfrentamiento de Ominae contra el coronel MacDougal, que se cree un dios, carece de frescura y, quizá, le sobran pretensiones, además de que no queda del todo claro el potencial del arca.

En todo caso, y ahora que Panini ha rescatado el manga (sin cambiarle el título además) e incluso hay una serie disponible en Netflix, es un buen momento para rescatar esta adaptación. No es una pelicula redonda, pero igualmente es disfrutable, técnicamente raya un muy buen nivel, y resulta muy entretenida mientras abraza la acción desprejuiciada. Aunque su clímax no sea muy inspirado, sigue mereciendo la pena.
 

LO MEJOR:
-La animación.
-Los dos primeros tercios, con mucha y buena acción y gran ritmo.

LO PEOR:
-El último tercio, una vez entran al arca, resulta menos entretenida.

¿Quién debería verla?
Amantes del anime noventero.

La edición en DVD:
Fue Filmax (quien, si no recuerdo mal, también la estrenó en cines de forma limitada) publicó su edición física. Una edición sencilla, de un solo disco y con un tráiler como solitario extra (aunque en la caja ponga que incluye bibliografías). Al menos se lo curraron un poquito y los menús no son sosos y tienen una imagen estática, sino que están adornados con secuencias en movimiento del film, así como música del mismo. En mi caso me hice con él en un, ecléctico, pack que venía con el anime surcoreano Hammerboy.

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