06 octubre 2022

Black is Beltza II: Ainhoa

Hay películas que ni se les espera ni son imaginadas, pero que casi por arte de magia aparecen delante de ti y dices: pues habrá que ir a verla.

En 2018 el cantante Fermín Muguruza dirigió una película de animación, basada en un tebeo suyo, que mezclaba hechos reales y ficticios y que me pareció interesante, y también curiosa, pero que ni en sueños pensé que fueran a continuar con la historia. Y de repente, buscando una película argentina, protagonizada por Ricardo Darín, en la cartelera (sorprendentemente no la encontré), me topé con Black is Beltza II: Ainhoa (ídem, 2022), curiosamente una coproducción hispano-argentina que, al igual que la entrega que la precede, se basa en un cómic coescrito por Muguruza.

Si en Black is Beltza seguíamos las aventuras de Manex a lo largo y ancho del globo, siendo testigos junto al mismo de buena parte de las revoluciones y luchas de los años 60, aquí seguimos las andanzas de Ainhoa, su hija, lo que también nos llevará a recorrer buena parte de las luchas que se libraron en los 80, desde las tierras vascas, con ETA y la guerra sucia contra esta muy presente, hasta Kabul, pasando por Líbano (tocá brevemente hechos que se detallan en el documental Vals con Bashir) y Argelia, y haciendo una parada en Turquía y Marsella.

Al inicio resulta un poco confusa, al menos si no se tiene conocimiento de los hechos narrados, pero al avanzar la historia se relatan sucesos más conocidos, como la política del muy neoliberal Ronald Reagan y sus no menos sucias guerras financiadas con drogas. El espectador sitúa los acontecimientos locales con los globales y completa el mapa, lo que nos quiere contar Muguruza, y ya no solo es que se encontre, sino que se sumerge en este nuevo viaje con nuevos personajes pero mismo tono que el anterior film. Personajes con más de una sorpresa, que tienen más de un rostro que nos van mostrando a medida que recorren kilómetros y van desvelando motivaciones y secretos. Además, aunque el estilo sigue siendo a grandes rasgos el mismo que la primera parte, se nota la experiencia y está mucho más depurado, siendo el ritmo de Ainhoa más fluido y, con ello, entretenido y no por ello deja de ser un film comprometido con lo que narra.

Como no podía ser de otra manera, siendo el director un conocido músico de la movida vasca (de hecho, hasta aparece como personaje), la música tiene una gran importancia desde la primera hasta la última secuencia, teniendo una amplia selección de temas donde la crítica social predomina. La animación sigue la estela de la primera película, siendo igualmente limitada, quizás algo más depurada, aunque a mi juicio que el diseño de algunos personajes sean tan realista desentona un poco, aunque la mayoría de estos no tengan relevancia para la historia, siendo los escenarios también de corte realista, sacados indudablemente de imágenes reales muchos de ellos.

Todavía hay mucha historia que contar, así que si deciden hacer una tercera entrega no me sorprenderá como en esta ocasión, y si encima continúan con la progresión que han conseguido con Black is Beltza II: Ainhoa, bienvenida será, ya que es una cinta muy amena y que, ante el suicida ascenso de la ultraderecha, viene bien para recordar todas las luchas que quieren que sean olvidadas, todas las guerras absurdas que se han librado y que, probablemente, siguen librándose.
 
 
LO MEJOR:
-Que, aunque te descoloque al inicio, termina por engancharte y resulta un gran entretenimiento.
-Que deja poso.
-Una historia bien hilvanada y unos personajes con carisma.
-Que se haya creado, y estrenado en salas, una película como esta.

LO PEOR:
-Que cuesta un poco situarse al principio, sobre todo si uno no conoce los hechos.

¿Quién debería verla?
Quien disfrutara con la primera lo hará más con esta; aquellas personas con inquietudes políticas y con la historia.

La anécdota:
Hay un curioso cameo de un mítico personaje de cómic creado por un muy famoso dibujante italiano.

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Flee

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