03 marzo 2022

Flee

Narra la historia de Amin, quien huyó con su familia de los talibanes, y su pesadilla hasta poder llegar a Suecia, donde vivía su hermano.

Producido por, entre otros, los conocidos intérpretes Riz Ahmed (Rogue One: Una historia de Star Wars) y Nicolaj Coster-Waldau (Juego de tronos), Flee (ídem, 2021) no es un film corriente, como así demuestra su triple nominación a los Oscars como mejor película internacional, película de animación y documental.

Y la cuestión es que encaja perfectamente en las tres categorías puesto que, efectivamente, en la mayor parte de su metraje es una cinta animada, tiene una historia con inicio, nudo y desenlace y, a su vez, es una historia real recreada justificadamente mediante animación (para mantener el anonimato de su protagonista y, también, para recrear así su historia), pero que también utiliza imágenes de archivo que nos trasladan directamente a la realidad que cuenta.

De hecho incluso se puede considerar un biopic, ya que, a fin de cuentas, narra la vida de su protagonista en primera persona. Una vida nada fácil y muy traumática, marcada por un conflicto y, sobre todo, por una huida (de ahí su título). Es el mismo Amin, que es entrevistado por el director y guionista, Jonas Poher Rasmussen (Searching for Bill), quien nos cuenta sus recuerdos desde su infancia, siendo un niño vitalista al que le gustaba llamar la atención, hasta el momento presente, un hombre que ha triunfado profesionalmente, pasando por cómo se fue complicando la situación en Afganistán, hasta llegado el punto que tuvieron que huir a Rusia, donde tampoco lo tuvieron fácil. Salieron de un país en conflicto para llegar a otro en plena crisis donde imperaba la ley de una corrupta fuerza del orden, y para el que salir del mismo se tenían que poner en manos de unos inhumanos traficantes de personas.

Flee nos sumerge en la pesadilla de los que huyen de su país, de quienes viven en la incertidumbre con el estigma de ser refugiados. A ellos da voz y rostro, personificados en la figura de Amin, nos pone en su piel, nos muestra gráficamente el infierno por el que pasan para encontrar un lugar seguro, un hogar y, aun después de ello, el miedo que sienten de perderlo.
 

LO MEJOR:
-Que visibiliza un problema creciente como el de los refugiados.
-Las secuencias donde son transportados y guiados por los traficantes de personas.
-El momento en el que el hermano de Amin le lleva a cierto lugar tras salir del armario.
-Ese poso de tristeza que deja.

LO PEOR:
-Que se haya estrenado en tan pocas salas.

¿Quién debería verla?
A quien guste la animación y las historias que hacen reflexionar.

De conflictos, desplazados y refugiados:
Josep

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