Brian Harper es un exastronauta de la NASA caído en desgracia tras un extraño incidente en una misión rutinaria en el espacio. Años después, le llegará la oportunidad de demostrar su inocencia cuando un osado fanático de las megaestructuras le contacte para informale que la luna ha modificado su órbita súbitamente.
Me sorprendió el batacazo en la taquilla (aun cuando en España logró ser número uno) de Moonfall (ídem, 2022). Lo poco que había visto del avance prometía muchos desastres y buenas dosis de diversión, y el que fuera Roland Emmerich el ejecutor de la destrucción, lo que es a mí, me daban ganas de verla aunque solo fuera por el buen recuerdo de algunas de sus películas (de otras... no tanto, todo hay que decirlo). Ahora bien, una vez la vi, comprendí que no haya sido un exitazo.
Que tampoco es que lo entienda del todo, películas con libretos tan mediocres (y más) como el de Roland Emmerich, Harald Kloser y Spenser Cohen las hay a patadas y muchas de ellas han sido incluso fenómenos de la cartelera, así que los 20 millones de recaudación mundial de Moonfall les habrá cogido desprevenidos hasta a sus responsables (de hecho Emmerich, para acaparar un poco de atención durante la promoción, despostricó contra el cine de superhéroes). Porque al fin y al cabo tiene a dos estrellas, si bien no de primera fila (pero con grandes éxitos a sus espaldas) de protagonistas, como son Patrick Wilson (Aquaman) y Halle Berry (El atlas de las nubes), y el reclamo de ver cómo la Tierra es amenazada por nuestro querido satélite, lo que provoca grandes fenómenos naturales que arrasan ciudades y bellos parajes naturales pero, como pasa, desgraciadamente, de forma recurrente en el cine catastrófico moderno, tiene más cuidada la excusa argumental para destruirlo todo que a los personajes y sus dramas.
De hecho, lo que me ha pasado con esta película creo que solo me había pasado con Godzilla vs. Kong. Y es que pensé (y sigo pensando) que hubiera sido mejor quitar "drama humano" para poner directamente más destrucción o acción o, ya que esta sale más cara y no parece que fueran sobrados de presupuesto, que simplemente hubiesen eliminado a algún personaje (los hijos, por ejemplo) y se habrían ahorrado algo de dinero y probablemente habrían ofrecido más entretenimiento.
También está la opción contraria, la de eliminar secuencias de catástrofes y ahondar en el desarrollo de los protagonistas y secundarios, porque si hay otro recurso del que hace uso y abuso Emmerich es de la elipsis. Tanta, que el relato va a trompicones y los mayores perjudicados son unos personajes con los que cuesta empatizar. Ver a Berry despedirse entre lágrimas de su niñito, o a Wilson abrazar a su desatendido y conflictivo retoño en la ficción, Charlie Plummer (Todo el dinero del mundo), y sentirnos absolutamente indiferentes no es lo que pretendían, seguro, el director y los guionistas, pero es lo que pasa la mayor parte del tiempo, por no hablar de que muchos diálogos, simplemente, no nos lo creemos.
Los personajes de cartón piedra casi que parecen un recurso recurrente del cine de catástrofes postmoderno, por lo que se puede llegar a tolerar. Algo menos soportable, por repetitivo e invasivo, es la publicidad que se puede ver en el film, ya sea con cartelones de un antivirus o de cierto simpático papel, el de John Bradley (Juego de tronos), que no deja de verbalizar su adoración por Elon Musk... Hasta tiene algún momento donde parece que guiña a la NRA.
En fin, que Moonfall se encuentra entre los trabajos más mediocres del dúo Emmerich-Kloser (este último, definitivamente, debería centrarse en lo suyo, que es componer), una historia sin pies ni cabeza (como era esperable), con pretenciones de convertirse en la primera de alguna más, pero que tendrán suerte si llegan a cubrir gastos. Eso sí, también es justo decir que tiene imágenes poderosas (especialmente las que transcurren en el espacio y cuando la Luna roza la Tierra) y que si a uno le gusta este tipo de cine... entretiene aunque no entusiasme.
Me sorprendió el batacazo en la taquilla (aun cuando en España logró ser número uno) de Moonfall (ídem, 2022). Lo poco que había visto del avance prometía muchos desastres y buenas dosis de diversión, y el que fuera Roland Emmerich el ejecutor de la destrucción, lo que es a mí, me daban ganas de verla aunque solo fuera por el buen recuerdo de algunas de sus películas (de otras... no tanto, todo hay que decirlo). Ahora bien, una vez la vi, comprendí que no haya sido un exitazo.
Que tampoco es que lo entienda del todo, películas con libretos tan mediocres (y más) como el de Roland Emmerich, Harald Kloser y Spenser Cohen las hay a patadas y muchas de ellas han sido incluso fenómenos de la cartelera, así que los 20 millones de recaudación mundial de Moonfall les habrá cogido desprevenidos hasta a sus responsables (de hecho Emmerich, para acaparar un poco de atención durante la promoción, despostricó contra el cine de superhéroes). Porque al fin y al cabo tiene a dos estrellas, si bien no de primera fila (pero con grandes éxitos a sus espaldas) de protagonistas, como son Patrick Wilson (Aquaman) y Halle Berry (El atlas de las nubes), y el reclamo de ver cómo la Tierra es amenazada por nuestro querido satélite, lo que provoca grandes fenómenos naturales que arrasan ciudades y bellos parajes naturales pero, como pasa, desgraciadamente, de forma recurrente en el cine catastrófico moderno, tiene más cuidada la excusa argumental para destruirlo todo que a los personajes y sus dramas.
De hecho, lo que me ha pasado con esta película creo que solo me había pasado con Godzilla vs. Kong. Y es que pensé (y sigo pensando) que hubiera sido mejor quitar "drama humano" para poner directamente más destrucción o acción o, ya que esta sale más cara y no parece que fueran sobrados de presupuesto, que simplemente hubiesen eliminado a algún personaje (los hijos, por ejemplo) y se habrían ahorrado algo de dinero y probablemente habrían ofrecido más entretenimiento.
También está la opción contraria, la de eliminar secuencias de catástrofes y ahondar en el desarrollo de los protagonistas y secundarios, porque si hay otro recurso del que hace uso y abuso Emmerich es de la elipsis. Tanta, que el relato va a trompicones y los mayores perjudicados son unos personajes con los que cuesta empatizar. Ver a Berry despedirse entre lágrimas de su niñito, o a Wilson abrazar a su desatendido y conflictivo retoño en la ficción, Charlie Plummer (Todo el dinero del mundo), y sentirnos absolutamente indiferentes no es lo que pretendían, seguro, el director y los guionistas, pero es lo que pasa la mayor parte del tiempo, por no hablar de que muchos diálogos, simplemente, no nos lo creemos.
Los personajes de cartón piedra casi que parecen un recurso recurrente del cine de catástrofes postmoderno, por lo que se puede llegar a tolerar. Algo menos soportable, por repetitivo e invasivo, es la publicidad que se puede ver en el film, ya sea con cartelones de un antivirus o de cierto simpático papel, el de John Bradley (Juego de tronos), que no deja de verbalizar su adoración por Elon Musk... Hasta tiene algún momento donde parece que guiña a la NRA.
En fin, que Moonfall se encuentra entre los trabajos más mediocres del dúo Emmerich-Kloser (este último, definitivamente, debería centrarse en lo suyo, que es componer), una historia sin pies ni cabeza (como era esperable), con pretenciones de convertirse en la primera de alguna más, pero que tendrán suerte si llegan a cubrir gastos. Eso sí, también es justo decir que tiene imágenes poderosas (especialmente las que transcurren en el espacio y cuando la Luna roza la Tierra) y que si a uno le gusta este tipo de cine... entretiene aunque no entusiasme.
LO MEJOR:
-Los secuencias espaciales y alguna que otra de destrucción en la Tierra, sobre todo cuando doña Catalina está muy cerca.
LO PEOR:
-Un libreto bastante desastroso que hace un uso desmedido de la elipsis.
-El desarrollo de los personajes.
-Los efectos visuales no siempre son brillantes.
-Los secuencias espaciales y alguna que otra de destrucción en la Tierra, sobre todo cuando doña Catalina está muy cerca.
LO PEOR:
-Un libreto bastante desastroso que hace un uso desmedido de la elipsis.
-El desarrollo de los personajes.
-Los efectos visuales no siempre son brillantes.
-La publicidad y, sobre todo, el peloteo a Elon Musk.
-Que llega a copiar... ¡un chiste de El mundo perdido!
¿Quién debería verla?
Si te gusta el cine de catástrofes en general, y el de Emmerich en particular.
¿Y quién no?
Si esperas un cine de catástrofes como el de los 70, cuando tanto la destrucción como los humanos molaban.
Más cine catastrófico:
-Que llega a copiar... ¡un chiste de El mundo perdido!
¿Quién debería verla?
Si te gusta el cine de catástrofes en general, y el de Emmerich en particular.
¿Y quién no?
Si esperas un cine de catástrofes como el de los 70, cuando tanto la destrucción como los humanos molaban.
Más cine catastrófico:
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