29 marzo 2018

Pompeya

Paul W.S. Anderson es un director al que he tenido cierto aprecio gracias a filmes como Horizonte final o Resident Evil, películas que si bien no son obras de arte sí que cumplen bien su cometido de ofrecer entretenimiento de cierta calidad. Sin embargo los últimos trabajos que he visto de él, Resident Evil 4 y Los tres mosqueteros, me dejaron frío, solo eran un envase más o menos bonito pero hueco, acartonado e incluso aburrido. Y, a pesar de todo, a sabiendas que la ponían a caldo y que había fracasado en Estados Unidos, decidí ver Pompeya (Pompeii, 2014).

Pompeya narra la historia de Milo, un esclavo celta que fue testigo de niño de cómo exterminaban a su familia y su aldea. Ya crecidito hace de gladiador en Britania, donde es comprado por un cazatalentos y llevado a Pompeya para deleitar al público de tan insigne metrópoli. Allí conocerá a Cassia, una sensible anti-romana (hija de un especulador inmobiliario) que se queda prendada de él al ser testigo de cómo muestra compasión por un equino (eso y porque el chaval es de buen ver). Pero si su amor ya de por sí es un amor prohibido, se les cruza en el camino un senador romano de aviesas y libidinosas intenciones...  

Como se puede dilucidar por la sinopsis, Paul W.S. Anderson ha querido hacer un péplum épico, mezclando gladiadores, un romance imposible, traumas de infancia y una catástrofe natural de dimensiones titánicas. Un cóctel que en buenas manos podría haber sido un entretenimiento sin pretensiones de primer nivel, pero se ve que el realizador de Resident Evil: Venganza no tiene buenas manos (esperemos que algún día recupere la buena senda), pues si bien el film no aburre, si lo comparamos con películas de romanos de antaño y otras más recientes como Gladiator (o incluso si no lo comparamos, para qué nos vamos a engañar), nunca entusiasma y nunca te acabas por creer la historia ni mucho menos identificarte con los personajes.

La película está repleta de momentos acartonados, de briks vacíos, y de situaciones que recuerdan en exceso a otras producciones (véase la secuencia de la arena, harto similar a una famosa escena del mencionado filme de Ridley Scott). El guion es notablemente pobre y la dirección no es muy inventiva, más bien parece que Anderson puso el piloto automático.

En cuanto al reparto, Kit Harington, conocido por su papel en Juego de Tronos, es el héroe de la función, al ver el tráiler tenía la impresión de que era un poco blandengue para el papel, pero hay que reconocer que no es así, por lo demás tampoco es que sus líneas de diálogo le den muchas opciones de destacar; Emily Browning (Sucker Punch) también hace lo que puede como Cassia, pero por su bien esperemos que elija mejor futuros proyectos; de Adewale Akinnuoye-Agbaje se puede decir que su personaje en Perdidos era uno de los más interesantes, aquí también cae simpático a pesar de tener un final tirando a ridículo. También participan Carrie-Anne Moss (mi querida Trinity de la Trilogía Matrix), Jessica Lucas (Monstruoso), Kiefer Sutherland (24, Reflejos) y Jared Harris (Lincoln), entre otros.

En fin, que Pompeya es una cinta de romanos donde el cartón piedra (aunque sea digital) lo domina todo, un batiburrillo falto de épica que coge referencias de aquí y acullá..., y aún así a un servidor no le resultó aburrida.


LO MEJOR:
-Que no aburre.

LO PEOR:
-Todo es de cartón piedra (incluido los personajes).
-Se nota el esfuerzo por conseguirla, pero la épica brilla por su ausencia.

¿Quién debería verla?
Quien se entretuviera (o incluso entusiasmara) con las tres películas previas de Paul W.S. Anderson.

¿Y quién no?
Quien busque una película épica.

2 comentarios:

Chechu Rebota dijo...

Siempre he pensado que, salvando honrosas excepciones como "Una serie de catastróficas desdichas" o "God Help The Girl", Emily Browning no tiene buen ojo para elegir proyectos y, por lo que dices, "Pompeya" forma parte de sus malas elecciones. Se que algún día la vere, pero no tengo prisa por ello.

Neovallense dijo...

Sí, la chica o se arriesga mucho con algunas de sus películas o, como en este caso, opta por filmes muy comerciales pero que resultan bastantes anadinos. Esperemos que vaya mejorando la puntería.

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