22 marzo 2018

Kubo y las dos cuerdas mágicas

Kubo vive con su madre en lo alto de una montaña, durante el día se dedica a contar historias a los aldeanos, por la noche se recluye en su cueva y su madre le cuenta historias sobre su padre, además de advertirle que nunca ha de salir una vez se haya puesto el sol.

Kubo y las dos cuerdas mágicas (Kubo and the Two Strings, 2016) era una de las cintas que más esperaba del verano (de 2016), y eso que no tenía ni idea de qué iba. De hecho ni tan siquiera había visto ningún avance, tan solo alguna imagen y el hecho de saber que estaba realizada mediante la técnica stop motion... y que sus creadores son Laika, el estudio que parió Los mundos de Coraline o Los Boxtrolls (esta segunda todavía no la he visto), me convencieron como para invertir el precio de una entrada...

Eso, y su ambientación oriental, japonesa para ser exactos, hecho que le da un toque exótico (para el público occidental, claro) y con ello gana encanto y, también, garra visual. Porque si hay algo por lo que destaca el filme dirigido por Travis Knight (en el que es su primer largo como realizador, aunque trabajó en otras cintas de Laika, como El alucinante mundo de Norman) y escrito por Marc Haimes y Chris Butler, es por su bellísima estética y su magnífica animación, estando todo el metraje salpicado de estupendas secuencias y preciosos planos que valen el precio de una entrada

No obstante, la historia, un cuento oriental en toda regla, tiene algo menos fuerza. Le falta una mayor profundidad o más recorrido, no sabría decir, a pesar de tener todos los elementos para que cualquier miembro de la casa la disfrute, lo que viene siendo muchas aventuras, humor y unos personajes que se hacen querer; a ello hay que añadir un detalle que le da un punto de distinción a mi entender: el desenlace. Es feliz, pero tampoco se puede decir que sea un gran happy end (el protagonista pierde mucho por el camino) y aunque hay un enfrentamiento final contra el malo maloso, no termina como nos tienen acostumbrados en yanquilandia.

En definitiva, que Kubo y las dos cuerdas mágicas es una cinta de animación realizada prácticamente de manera íntegra de forma artesanal, es una aventura con mucho humor y fantasía y, sobre todo, de una belleza visual sobresaliente. Merece la pena.

LO MEJOR:
-Su estética y su animación, sorprendente y hermosa.
-Un final emotivo que elude ciertos caminos muy transitados.

LO PEOR:
-Su historia no está al nivel de su magnífico plano estético, es buena, no aburre, pero le falta algo.

¿Quién debería verla?
Cualquier aficionado al cine de animación, así como a las aventuras fantásticas.

2 comentarios:

Lobo de piedra dijo...

A mi me parecio muy buena pero se me hizo larga.

Neovallense dijo...

Algún que otro problemilla narrativo tiene, que hace que la aventura no sea tan amena como debería, pero es tan bonita...