Suzu es una apocada y tímida estudiante de instituto, con baja autoestima, que vive con el trauma de la pérdida de su madre, y quien, sin esperarlo, se convierte en una celebridad de la noche a la mañana en U, una especie de mundo virtual con más de 5.000 millones de usuarios.
Es imposible ver Belle (Ryu to Sobakasu no Hime, 2021) y no rememorar Summer Wars, especialmente en el inicio, con la presentación del mundo virtual de U, es inevitable que no venga a la mente Oz. No obstante, más allá de eso, lo cierto es que son dos películas muy diferentes, que tratan temas también diferentes.
Después de tres películas centradas en la familia, Hosoda regresa a sus orígenes, aunque no deje de lado las relaciones familiares, que también son muy importantes en este film. En esta ocasión pone el foco en el camino que recorre la protagonista hasta encontrarse (o reencontrarse) a sí misma y salir del hoyo. Un sendero de autodescubrimiento a través del conocimiento de otra persona, una misteriosa figura odiada por la mayoría de los usuarios de U pero con la que ella empatiza desde el primer momento, viendo más allá de la fachada. Y ese es otro de los temas que toca de forma recurrente a lo largo del metraje, y que también ha tratado en filmes previos, el personaje que cada uno de los cibernautas se crea para ocultar a su verdadero yo (la dualidad de cada uno de nosotros), siendo por tanto difícil de alcanzar la verdad, que queda oculta tras una sonrisa o un gesto taciturno.
En Belle la realidad virtual no afecta al mundo físico a la escala de Summer Wars, pero todo lo que pasa en U, cómo actuan los avatares, tiene su porqué en el mundo real. Es esto lo que intenta averiguar la protagonista y sus amigos, para así resolver ese misterio que tanto le intriga, y que le hará entender el porqué actuó su madre como lo hizo.
A pesar de cierta deriva narrativa propia del cine nipón, Belle es una película que se disfruta mucho. Porque su animación está muy cuidada (el concierto final, por ejemplo, está plagado de sutilezas), su diseño artístico es precioso (tanto en los entornos virtuales como los naturales) y cuenta con una potente banda sonora con bonitas canciones, además de la capacidad de Mamoru Hosoda de mezclar el drama adolescente con toques de humor, a la par que trata otros temas serios como la división y la confrontación en las redes sociales o el maltrato, y todo ello inspirándose en un relato tan conocido como La Bella y la Bestia (no por casualidad, el diseño de Bell tiene ese toque disneyano). Una notable película.
Es imposible ver Belle (Ryu to Sobakasu no Hime, 2021) y no rememorar Summer Wars, especialmente en el inicio, con la presentación del mundo virtual de U, es inevitable que no venga a la mente Oz. No obstante, más allá de eso, lo cierto es que son dos películas muy diferentes, que tratan temas también diferentes.
Después de tres películas centradas en la familia, Hosoda regresa a sus orígenes, aunque no deje de lado las relaciones familiares, que también son muy importantes en este film. En esta ocasión pone el foco en el camino que recorre la protagonista hasta encontrarse (o reencontrarse) a sí misma y salir del hoyo. Un sendero de autodescubrimiento a través del conocimiento de otra persona, una misteriosa figura odiada por la mayoría de los usuarios de U pero con la que ella empatiza desde el primer momento, viendo más allá de la fachada. Y ese es otro de los temas que toca de forma recurrente a lo largo del metraje, y que también ha tratado en filmes previos, el personaje que cada uno de los cibernautas se crea para ocultar a su verdadero yo (la dualidad de cada uno de nosotros), siendo por tanto difícil de alcanzar la verdad, que queda oculta tras una sonrisa o un gesto taciturno.
En Belle la realidad virtual no afecta al mundo físico a la escala de Summer Wars, pero todo lo que pasa en U, cómo actuan los avatares, tiene su porqué en el mundo real. Es esto lo que intenta averiguar la protagonista y sus amigos, para así resolver ese misterio que tanto le intriga, y que le hará entender el porqué actuó su madre como lo hizo.
A pesar de cierta deriva narrativa propia del cine nipón, Belle es una película que se disfruta mucho. Porque su animación está muy cuidada (el concierto final, por ejemplo, está plagado de sutilezas), su diseño artístico es precioso (tanto en los entornos virtuales como los naturales) y cuenta con una potente banda sonora con bonitas canciones, además de la capacidad de Mamoru Hosoda de mezclar el drama adolescente con toques de humor, a la par que trata otros temas serios como la división y la confrontación en las redes sociales o el maltrato, y todo ello inspirándose en un relato tan conocido como La Bella y la Bestia (no por casualidad, el diseño de Bell tiene ese toque disneyano). Una notable película.
LO MEJOR:
-Que es una película que se disfruta mucho con la vista y el oído, y que no por ello se achanta al tocar temas de notable dramatismo.
-Llama la atención que Hosoda haya mezclado diferentes técnicas de animación, conqueteando también con la rotoscopia.
-Que es una película que se disfruta mucho con la vista y el oído, y que no por ello se achanta al tocar temas de notable dramatismo.
-Llama la atención que Hosoda haya mezclado diferentes técnicas de animación, conqueteando también con la rotoscopia.
-Los momentos musicales, especialmente la última canción.
LO PEOR:
-Algún instante donde decae el interés.
¿Quién debería verla?
A quien guste el cine de Hosoda y la animación en general. A quien le apetezca ver otra versión del celebrado cuento de Jeanne-Marie Leprince de Beaumont.
Una colaboración internacional:
De entre todos los estudios de animación que han participado en la realización de la película, sorprende que se encuentre el irlandés Cartoon Saloon, creadores de, entre otras, La canción del mar y El pan de la guerra.
LO PEOR:
-Algún instante donde decae el interés.
¿Quién debería verla?
A quien guste el cine de Hosoda y la animación en general. A quien le apetezca ver otra versión del celebrado cuento de Jeanne-Marie Leprince de Beaumont.
Una colaboración internacional:
De entre todos los estudios de animación que han participado en la realización de la película, sorprende que se encuentre el irlandés Cartoon Saloon, creadores de, entre otras, La canción del mar y El pan de la guerra.
Otras opiniones:
Otras películas de Mamoru Hosoda:
2 comentarios:
A mi me dejó una sensación extraña, es un poco monstruo de Frankenstein con muchos tipos de historia al mismo tiempo y no todas funcionan igual de bien -y creo que algunas transiciones de la trama son muy forzadas como esa afinidad tan rápida entre Belle y la Bestia-. Tampoco termine de conectar con algunas de sus canciones, que se me hicieron un poco largas de más, aunque por el contrario me gustó con alarga también otras escenas mediante silencios bastante largos.
No es mi favorita de Hosoda, pero me parece un salto hacia adelante tras el estancamiento creativo en el que creo que había entrado tras los Niños Lobo.
Y luego, la profundidad de temas es brutal. La protagonista y su redención son un gran arco, pero cuando de repente te mete ese plano brutal de maltrato infantil te rompe.
A mí también me parece una mejora respecto a sus dos últimas películas, especialmente respecto a "Mirai", y también comparto contigo que conviven varias películas en una, tocando muy diferentes temas y, en algunos casos, no siendo todo lo orgánica posible la transición de una a otra.
No obstante, es una película que se disfruta mucho, y que es muy bonita tanto en lo visual como en lo musical. Esperemos que Hosoda mantenga la progresión positiva en su próximo proyecto. ^^
Publicar un comentario