05 marzo 2020

Las golondrinas de Kabul

Mohsen y Zunaira son dos jóvenes que sueñan en un futuro donde vivir libres en una Kabul dominada por los talibanes; Atiq es un talibán, carcelero del corredor de la muerte de la cárcel de las mujeres, que vive un continuo conflicto y es incapaz de decírselo a Mussarat, su esposa enferma.

Si el pasado año pude visionar una cinta que recreaba los padecimientos de los afganos, especialmente las mujeres, a manos de los talibanes con The Breadwinner, una historia narrada con exquisita sensibilidad, este inicio de 2020 me ha dado la oportunidad de ver otra destacable y sensible obra que nos cuenta otra historia en la capital afgana gobernada con mano férrea por dichos fanáticos. Esa obra es, obviamente, Las golondrinas de Kabul (Les hirondelles de Kaboul, 2019).

Dirigida por Zabou Breitman y Eléa Gobbé-Mévellec, la primera con una gran experiencia como actriz y que también ha dirigido cuatro largometrajes de imagen real además de cortos y series, mientras que la segunda ha trabajado como animadora en filmes como El gato del rabino y Ernest & Célestine, siendo este su debut en la dirección. Dos mujeres que adaptan (el guion corre también a cargo de la primera, más Patricia Mortagne y Sébastien Tavel) la novela homónima de Yasmina Khadra (que, curiosamente, es un escritor que usa un pseudónimo femenino), y lo hacen mostrando trozos de la vida de los protagonistas, su dura cotidianidad, una normalidad repleta de locura que les oprime y apenas les deja pensar y respirar.

Uno de los aspectos que más destacan, ya desde el mismo inicio del film, es el sonido. Y es que los efectos sonoros son utilizados de manera muy inteligente para meter al espectador en esa ciudad tan extraña y medio en ruinas que es Kabul, y también para “mostrar” el fuera de campo. Un diseño de sonido que hace que te olvides que es una cinta de animación por momentos, de tan natural que resulta (creando un cierto grado de contraste entre su realismo y los dibujos estilo acuarela) y eso se nota incluso en la interpretación de los actores (en la versión original al menos, no sé si con el doblaje al español se mantendrá), de gran expresividad y autenticidad.

A pesar del optimismo de Zunaira, el espectador, aunque lo desee, no lo es tanto. Siente que Las golondrinas de Kabul, aunque solo sea por haber visto o leído un poco las noticias, no puede ser un cuento con un final feliz..., pero aún así siempre hay un resquicio de esperanza, siempre se puede sembrar una semilla de cultura, que tarde o temprano crezca y destruya, o al menos agriete, un régimen de ignorancia y barbarie. Es por ello por lo que películas como esta son tan necesarias. Ahora y siempre.


LO MEJOR:
-Una historia bella, triste y contada con gran sensibilidad.
-Preciosa estética, gran sonido y bella animación.
-Que, aunque haya sido de forma limitada, haya llegado a las salas.

LO PEOR:
-Que cintas como esta no alcancen a un público más amplio.

¿Quién debería verla?
Todo el mundo.

¿Y quién no?

Nadie.

2 comentarios:

Santiago Bobillo dijo...

¡Otra joyita animada que me descubres!

Neovallense dijo...

Y yo que me alegro mucho que haya sido así. :D