13 febrero 2025

Ibáñez, el maestro de la historieta, de Jordi Canyissà

Viendo la de libros que tengo a la cola de ser leídos, y más todavía ensayos relacionados con los vicios friquis que me acosan, dudé mucho el hacerme con un voluminoso ejemplar dedicado a uno de los grandes maestros del tebeo nacional, Francisco Ibáñez. Pero después de escuchar al autor en una charla en el Madrid Comic Pop Up de 2023, me animé ante la ausencia en mi biblioteca de monográficos sobre la obra del autor que tantas veces me ha hecho reír.

Siendo sincero, lo que más me echaba para atrás a la hora de adquirirlo era su gran formato (mide 30,5 cm x 25,7 cm). Siempre he preferido los tomos más compactos y manejables, fáciles de transportar y de leer de camino al trabajo o a cualquier otro lugar, pero también es cierto que un tamaño generoso puede estar justificado, y en este caso lo está porque contiene una gran cantidad de material gráfico escaneado directamente de los originales, en un claro deseo de mostrar la habilidad de Ibáñez a la hora de dar vida a sus múltiples y variopintos personajes.

Quien busque un ensayo que indague en la vida y milagros de Francisco Ibáñez en este volumen no lo encontrará, pues en él Canyissà se dedica a desgranar, según su punto de vista, las características principales de su obra. Es más, no se trata de un ensayo crítico, que busque los puntos oscuros (si los hubiere), sino que desde la introducción nos deja bien claro que se trata de un homenaje al creador de Mortadelo y Filemón, un homenaje del que tenía conocimiento pero el cual, desgraciadamente, no pudo ver terminado. Pero el hecho de que no sea una crítica sesuda no quiere decir que no haya un análisis. Canyissà ha repasado muchos tebeos y seleccionado una gran cantidad de materiales y ejemplos que dejan claro que hay una concienzuda labor detrás de estas 190 páginas repletas de amor por el arte del maestro.
 
El volumen se divide en cuatro apartados. Los tres primeros se centran en estudiar tres puntos concretos sobre el estilo de Ibáñez, mientras que el cuarto es un compendio de homenajes de dibujantes de lo más variado y otras personalidades.

En el primero de los apartados, como es lógico tratándose de arte secuencial, se centra en el dibujo, sin duda uno de los puntos más destacados de sus cómics. Nos lo demuestra con multitud de ejemplos (no en vano son 50 páginas), donde subraya su capacidad de mostrar expresiones, su manera de componer las viñetas (y las excelentes portadas) creando perspectivas tan simples como eficaces, fáciles de leer y de mostrar mucha información a la par de crear gags perfectos. También resalta el dinamismo que imprime a las páginas, creando un ritmo particular para cada uno de sus personajes, siempre ágiles, facilitando la lectura de las páginas y la amenidad de las mismas. Todo ello lo hace mostrando páginas y viñetas de todas sus etapas, desde los años 50 del pasado siglo hasta esta misma década, exhibiendo la enorme evolución que tuvo con los años, adaptándose a los nuevos tiempos y gustos de los lectores y descubriéndonos, gracias a la reproducción de originales, que su dibujo fue soberbio hasta sus últimas páginas.

Al inicio, por cierto, de estos tres grandes capítulos, existe una especie de introducción donde se explica lo que luego se muestra con ejemplos gráficos, citando al propio Ibáñez en numerosas ocasiones, así como sus influencias (como el cine, especialmente la comedia física). De esto va precisamente el segundo apartado, que se centra en el humor (aunque sea algo que también se aprecie en los otros dos, pues dudo que exista una viñeta de Mortadelo, Rompetechos o cualquier otro personaje ibañezco sin un detalle cómico), habla de cómo se conecta el humor gráfico con el escrito, de la concatenación de gags, de los finales, de los típicos y divertidos equívocos, del contraste entre lo que describe el texto y lo que muestra los dibujos, del uso del humor absurdo, de la anticipación del gag para duplicar su efecto y otros muchísimos ejemplos en casi 50 páginas.
El tercer capítulo es, probablemente, el más importante, de hecho el propio Ibáñez se consideraba mejor guionista que dibujante. Y está claro que si sus historias no hubieran tenido chispa, si no estuvieran cuidadas, no habría obtenido el éxito que tuvo. Así que en el tercer bloque Canyissà nos explica por qué era tan buen narrador y lo hace otra vez a través de viñetas, páginas y secuencias, destacando la capacidad del autor de El botones Sacarino de meter varias historias en una misma viñeta, o de dominar todos los formatos, desde las historias largas (con una estructura muy particular como todos sus lectores saben) hasta las tiras e incluso chistes unitarios (un ejemplo de ello es 13, Rue del Percebe, que al fin y al cabo está compuesto de gags, generalmente, aislados entre sí).

El bloque final era quizá el que mayor curiosidad me despertaba, puesto en sus 35 páginas se concentran homenajes de editores, actores, libreros, guionistas, escritores, periodistas y, por supuesto, historietistas. Muchos de estos últimos se atreven a reimaginar cómics, portadas o páginas sueltas de varios personajes (dominando Mortadelo y 13, Rue del Percebe), la mayoría copiando los textos de los bocadillos tal cual pero adaptando la narración a su estilo, lo que les resta bastante frescura en la mayoría de los casos, pero algunos pocos valientes se atreven a aportar algo original con resultados diversos (el de Fermín Solís me parece especialmente simpático)

La edición de este volumen de generosas proporciones corre bajo el mítico logo de Bruguera, recuperado como sello de Penguin Random House, quien lo ha impreso en papel certificado FSC y encuadernado en tapa dura. Por supuesto es a color, aunque se reproducen muchos originales en blanco y negro, de hecho las imágenes son preeminentes sobre el texto. El precio de salida es de 32,95 €. El autor, por cierto, es un estudioso del mundo del tebeo con una biografía de Raf, que ha colaborado en libros de Vázquez, Jan y otros muchos, así como escrito artículos en diferentes medios; y no se ha limitado al estudio, lo cual no es poco, sino que también él mismo es autor completo de varios tebeos.

Ibáñez, el maestro de la historieta es una monografía dedicada a ensalzar la figura del que es uno de los dibujantes más importantes de España. Lo constatan los millones de álbumes que vendió y las numerosas décadas que se mantuvo no solo activo, sino cosechando éxito tras éxito. Un libro ideal para los que gozamos desde pequeños con las aventuras de Mortadelo y otros grandes personajes del maestro, o para aquellos que, curiosos, quieran descubrir los motivos por los que encandiló a tantos lectores.
 

LO MEJOR:
-Que analiza a través de multitud de ejemplos las virtudes de la obra de Ibáñez.
-Que su lectura es ágil y muy amena.
-Que se ponga en valor la figura de un dibujante que ha amenizado muchas horas a millones de personas.

LO PEOR:
-No me hubiera molestado si el tamaño del tomo fuese algo menor.
-Tampoco si se hubiera criticado algo, pero claro, entonces no sería un libro-homenaje.
 
He aquí la dedicatoria que me hizo su autor en el último Madrid Comic Pop Up:

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