Jurassic World

Años se ha llevado hablando de la cuarta entrega de Parque Jurásico, incluso se decía, hace algún año, que Spielberg había tenido una loca y gran idea y sobre ella se iba a desarrollar el argumento (y parece ser que así ha sido..., según palabras de Frank Marshall). Pero nada, ni por esas se confirmaba. Han tenido que pasar más de veinte años desde el filme original, y catorce desde la tercera entrega, para que vieran la luz más aventuras de dinosaurios resucitados.

Gray y Zach, uno a las puertas de la adolescencia y el otro en plena adolescencia, van a pasar una semana en Jurassic World, que dirige su tía. El primero, que es un cerebrito, está notablemente emocionado con el hecho de ver dinosaurios, mientras que al segundo le preocupan más otras cuestiones... Pero cuando una criatura carnívora, inventada para sorprender a las masas, se escapa de su recinto, los hermanos tendrán que preocuparse por sobrevivir, mientras que su tía, junto con el intrépido Owen, deberán encontrarlos de una pieza.

Volver a trasladar a la gran pantalla el mundo ideado por Michel Crichton y Steven Spielberg era todo un reto y una responsabilidad, sobre todo porque tanto El mundo perdido como Jurassic Park III no terminaron de convencer. Quizá por eso el realizador y coguionista (junto con otras seis manos) Colin Trevorrow, realizador de la aclamada cinta independiente Seguridad no garantizada, haya optado por ir por el camino de en medio, acudiendo con asiduidad a la nostalgia (sobre todo en la primera mitad), añadiendo algunas gotas de innovación y metiendo mucha aventura, acción y unos buenos toques de terror (algunos tremendos).

Se podría decir que la mencionada primera mitad de la cinta (minuto arriba, minuto abajo) es la que nos quiere recordar lo maravilloso que era descubrir el parque y sus dinosaurios, de asombrarnos con su majestuosidad y grandeza, de ahí que sean los dos hermanos el principal centro de atención..., y quizá por eso sea la parte más anodina. Porque, aunque además nos presenta otros personajes como Claire y Owen (que son verdaderamente los protas, aunque no lo parezca en esta reseña), y nos regala alguna que otra imagen espectacular (la comida del Mosasaurus, por ejemplo), recuerda bastante a lo que vimos en Parque Jurásico y, en todo caso, no consigue transmitir ese asombro por las criaturas cretácicas que nos transmitía aquél (eso, o es que uno ya ha crecido y le impresionan menos los dinos). La cosa empieza a cambiar a partir de que el Indomitus rex se escape y comience a hacer de las suyas tragándose y/o matando a todo lo que se le ponga por delante, cuanto más se le va la situación de las manos a los dirigentes del parque más interesante se vuelve la situación y crece la tensión y la emoción, eso a pesar de que a cualquiera con dos dedos de frente no la cabe la menor duda en la cabeza de que, en el mismo instante en el que se escapó el monstruo de su cárcel, debería haberse ordenado la evacuación inmediata de la isla.

Es esa pérdida de control progresiva, esa certidumbre de que todo se va al garete se haga lo que se haga, lo que consigue que uno se termine entusiasmando. Eso y unos personajes no especialmente originales, pero con los que es fácilmente identificarse. Primero tenemos ahí a los jovenzuelos, con los que todos nos sentimos identificados en mayor o menos medida al haber pasado dicha edad, el más joven es interpretado por Ty Simpkins (Insidious, Iron Man 3), mientras que el mayor le da vida Nick Robinson (Melissa & Joey, The Kings of Summer). Por el lado adulto tenemos a Bryce Dallas Howard (El bosque, Criadas y señoras), quien interpreta a la, inicialmente, fría Claire, la cual se preocupa más por los números y datos que por el bienestar de los dinosaurios (a los que llama “activos”), mientras que el personaje del muy demandado Chris Pratt (Guardianes de la galaxia) es todo lo contrario, teniendo una relación muy especial con los velociraptores a los que estudia y al que también le importan los otros animales del parque (incluido el Indomitus). No podía faltar el malo, en este caso representado por Hoskins, un tipo de inGen, cuyo único interés es el usar a los raptores como armas, el rostro de este villano es el de Vincent D'Onofrio (La celda, Daredevil). Les acompañan Irrfan Khan (La vida de Pi), el “heredero” de Hammond; Omar Sy (Intocable), Jake Johnson (Infiltrados en clase), BD Wong (Siete años en el Tibet), Lauren Lapkus (Clipped), entre otros, aunque no puedo dejar de nombrar a Katie McGrath (Merlín), ya que su personaje sufre el que es para mí uno de los mejores (si no el mejor) momentos de la película.

Jurassic World (ídem, 2015) no aporta mucho a la saga, digamos que es como Parque Jurásico pero más grande y con público, de hecho en un inicio, salvo algunos detalles (todas las escenas en el recinto del Indomitus rex resultan inquietantes), no termina por atrapar. No obstante, finalmente lo consigue y, al menos para un servidor, acaba entusiasmando con imágenes impactantes e incluso aterradoras, momentos como el prota yendo en grupo con los velociraptores, o la huida y lucha final con el Indomitus. Merece la pena.

LO MEJOR:

-El “momento” de la niñera, sin duda los instantes más terroríficos e impactantes de todo el film. Solo por eso ya merece pagar el precio de la entrada.

-La segunda mitad de la cinta, gran ritmo, muy espectacular y divertida.

-Obviamente, los dinosaurios, molan mucho cómo están creados. Se agradece que también hayan usado animatronics.

-En general los personajes son bastante arquetípicos, pero están bien interpretados, destacando a Bryce Dallas Howard y Chris Pratt.

LO PEOR:

-La primera mitad de la cinta tira algo más por la nostalgia, resulta más “normalita”.

¿Quién debería verla?

Sin duda a cualquiera que le guste ver a monstruos de cualquier tipo en la pantalla grande.

Secuela al canto:

Dado que alcanzó los 1000 millones en apenas dos semanas, habiendo superado los 1500 millones (y sigue sumando), como era de esperar, se ha confirmado una secuela para 2018.