27 junio 2013

Insensibles

Si bien Insensibles (ídem, 2012) me llamaba un poco la atención por alguna que otra línea positiva que había leído en varios medios, tampoco era un estreno que tuviera marcado a fuego en el almanaque cinéfilo. No obstante, después de la magnífica iniciativa de A Contracorriente Films de regalar entradas de cine, me animé a ir en compañía y descubrir qué tal era el debut de Juan Carlos Medina en el largometraje.

La historia de Insensibles se divide en dos tramas, por un lado en la actualidad, donde un cirujano de éxito descubre cosas de su pasado y el de su familia que no creía posibles; y por otra parte la historia se desarrolla entre los años previos a la Guerra Civil hasta décadas más tarde, tiempo en el que descubren que unos niños son incapaces de sentir dolor, por lo que resultan peligrosos para ellos mismos y los que le rodean.

Como he apuntado en el primer párrafo, fui al cine sin tener muy claro lo que iba a ver, y por suerte me he llevado una grata sorpresa con el primer trabajo de Juan Carlos Medina, cuya dirección es sobresaliente, sobria, fría e intensa, con poderosas imágenes a lo largo de los pocos más de 100 minutos de duración de la cinta. La historia, escrita por Luis Berdejo (REC), va ganando poco a poco en intensidad, con momentos de pura tensión, y con dos líneas argumentales que se van acercando poco a poco hasta tocarse. Es imposible no compadecerse del personaje de Benigno, aun cuando no hace honor a su nombre uno no deja de justificar su actitud por cómo ha sido tratado desde niño; o sentirse extrañado no tanto por las pocas ganas de vivir iniciales de David, sino por su aparente indiferencia hacia el bebé prematuro que es su hijo. La cuidada atmósfera, desangelada, y un buen sonido así como una gran banda sonora hacen el resto, dando como resultado un film muy notable en todos sus aspectos.

Y eso incluye al reparto, que encabeza un excelente Àlex Brendebühl (Héroes), acompañándole el gran Juan Diego (La vida que te espera), Ramon Fotseré (El 7º día), Bea Segura (Hierro), Derek de Lint (El libro negro), o el escalofriante personaje de Tómas Lemarquis y el cruel capitán de Joan Carreras. Así como mencionar el gran trabajo de los niños protagonistas en sus diferentes edades, Ilias Stothart y Bruna Montoto en versión infantil, y Mot Stothart y Liah O'Prey en sus correspondientes adolescencias.

Muchos dirán que ya está todo dicho sobre la Guerra Civil cinematográficamente hablando, pero he aquí que esta cinta, ambientada en buena medida en la misma época de dicha contienda, aporta algo nuevo a la misma así como a la represión de la posguerra. Se trata de un thriller fantástico muy oscuro y duro. Que no confunda a nadie la presencia de un nutrido grupo de niños, pues si cabe el papel de los mismos es el más dramático de todos. 

En definitiva, una película muy interesante que hace cuestionarse quiénes son los realmente insensibles. Merece la pena darle una oportunidad.


LO MEJOR:
-La dirección de Juan Carlos Medina, un debut ejemplar.
-El reparto, con Àlex Brendemühl a la cabeza.
-La magnífica fotografía y la banda sonora..

LO PEOR:
-Una puerta que se esfuma al final.

¿Quién debería verla?
Quien guste de los thrillers oscuros con toques fantásticos.

¿Y quién no?
Aunque no se recrea en exceso, es cierto que tiene momentos dolorosos y notablemente violentos, así que no la recomendaría a todo el que sufra viendo cómo unos niños juegan a quitarse las uñas, entre otras travesuras.

2 comentarios:

Sawako-chan dijo...

No sé si es que no supe captar la esencia de la película o que la capté y no me gustó nada. Coincido contigo, puesta en escena maravillosa y una dirección y escenografía de 10, pero el guión sin embargo creo que flaquea en muchos momentos. Me gustó el principio, con la historia de los niños y tal. La linea argumental del presente me pareció aburrida y las motivaciones del protagonista no estaban nada claras.

Besos!!

Neovallense dijo...

Está claro que no a todos nos tiene que gustar una hisroria, captemos o no lo que quiera transmitir, pero es bueno al menos saber reconocer lo bueno que hay en ella.

A mí ambas líneas argumentales me atraparon, sobre todo cuando ves que, de forma lenta pero segura, se van acercando la una a la otra. Entiendo tu perspectiva acerca del protagonista, yo lo veo como alguien que no tiene ganas de vivir, de ahí que apenas tenga motivación, y si la tiene es más bien movido por otras personas, intenta salvar la vida casi por obligación.

¡Muchas gracias por compartir tus impresiones!