El sueño de todo toro bravo es ser elegido por el torero, salir al ruedo, vencerle y obtener la gloria. El de todos los toros menos el de Ferdinand, a quien le gustan mucho las flores y en absoluto la violencia.
Dos cosas hicieron que quisiera ver Ferdinand (ídem, 2017). La primera fue enterarme de que está inspirada en Ferdinando el toro, un cuento, escrito por Munro Leaf e ilustrado por Robert Lawson en su edición original, que fue prohibido durante el franquismo y también en la Alemania nazi; mientras que el segundo motivo es que su historia se desarrolla en España, entre Andalucía y Madrid más concretamente, por lo que me picaba la curiosidad por cómo hacían las localizaciones los chicos de Blue Sky Studios, con Carlos Saldanha (Río, Ice Age: La edad de hielo) a la cabeza.
No es la primera vez que ha sido adaptada esta historia, ya lo hizo Walt Disney en 1938 con notable éxito, tanto que hasta se llevó un Oscar; no obstante nunca había sido adaptado en formato largometraje, y de ello se han encargado doce manos ni más ni menos, no habiéndole salido un libreto redondo, pero tampoco se puede negar que se va uno de la sala (ya del salón) con una sonrisa y hasta un poco emocionado.
La historia comienza presentándonos la infancia del bueno de Ferdinand, donde ya vemos que es un toro tranquilo y pacífico a diferencia de sus compañeros y, como no podía ser de otro modo, cómo un hecho lo marca, tanto que huye del cortijo donde vive (en el filme lo llaman granja, pero es un cortijo como la copa un pino) y termina un tanto perdido, pero es encontrado para su suerte. Toda esta parte inicial es notable: simpática, entretenida y hasta tierna. Obviamente todo lo bueno se acaba, y no tarde en suceder el primer punto de giro, que pone en un buen aprieto a Ferdinand y lo devuelve a una situación que no desea.
Es en este punto donde más flaquea la historia. El personaje de la cabra Lupe se hace más que gracioso un poco insoportable y el ritmo decae notablemente, no yendo los personajes a ninguna parte, pareciendo que los guionistas estaban un poco perdidos. A ello se le añade que aparecen otros personajes sin mucha gracia, como son los erizos (que recuerdan notablemente a las zarigüeyas de Ice Age), aunque como punto positivo nos presentan a los secundarios más graciosos de la película: los caballos. No es quizá hasta que descubre el protagonista la verdad detrás de la corridas cuando de nuevo el film de Saldanha empieza a recobrar la intensidad, subiendo hasta un muy buen nivel durante la corrida final. Entre medias tenemos varias persecuciones de gran ritmo, buenas dosis de acción y humor.
Como he apuntado al inicio, otro de los motivos por el que me decidí ver la cinta era las localizaciones. Raramente se hacen películas animadas con ambientación española (incluyendo filmes patrios, que optan, por motivos comerciales, mayoritariamente por que sus protagonistas sean anglosajones), así que mi curiosidad e interés por este aspecto eran máximas. Y he de decir que no he salido defraudado, aunque es cierto que algunos escenarios se ven un tanto simplones o vacíos (ahí apunto un plano general de una autovía), el cortijo, la casa de Nina con el sombrajo y todo y el paisaje con la ciudad de Ronda al fondo, esta misma ciudad (aunque he decir que la plaza donde se desarrolla cierto importante acontecimiento me recordó a una de Grazalema), así como los escenarios madrileños me convencieron del todo. No llegan al nivel de, por ejemplo, Coco, pero tampoco es una producción tan cara como la de Pixar.
Es una lástima que Ferdinand tenga ese problema durante su tramo medio, si el director y guionistas hubieran sabido imprimir un mayor interés y ritmo a dicha parte estaríamos hablando probablemente de un gran film. No obstante, su último tramo es tan entretenido y emocionante que hace que uno se olvide de ese bache y simplemente disfrute de vibrantes persecuciones y una corrida con momentos cómicos y emotivos. No será un peliculón, pero es una buena película.
LO MEJOR:
-El inicio y, sobre todo, el desenlace.
-La banda sonora. Tener a John Powell es una garantía.
-El mensaje.
-Los caballos.
LO PEOR:
-Ese tramo donde no pasa nada de interés.
-La cabra llega a ser un poco insoportable, los erizos no son muy graciosos.
¿Quién debería verla?
Es una película para toda la familia, que transmite (más allá de que sea antitaurina) un bonito mensaje. O sea, los niños y sus progenitores la disfrutarán.
¿Y quién no?
Esos que piensan que si el toro no muere en el ruedo es “antinatural”.
La imagen:
Toda la plaza lanzando flores a Ferdinand.
El momento:
La música de John Powell acompañando el inicio de la corrida, empezando por una panorámica con la plaza de Las Ventas como centro y continuando con un montaje paralelo con la preparación de El Maestro y de Ferdinand.
La pregunta:
¿Cómo averiguó Nina el nombre de Ferdinand?
Otra pregunta:
Ahora que Fox ha sido comprado por Disney, ¿dónde coloca eso a Blue Sky Studios?
2 comentarios:
Hola, la verdad es que me llamaba la atención mucho la película pero vi que pasó un poco sin pena ni gloria, para lo interesante que parecía.
Cierto es que no fue un exitazo, pero el hecho de que una película no triunfe no quiere decir que sea una mala película (en muchas ocasiones, desgraciadamente, grandes películas pasan sin pena ni gloria). "Ferdinand" no es un peliculón, pero es una historia apañada con la que pasar una tarde entretenida.
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