Como me pasó con El vuelo, fui a ver El lado bueno de las cosas (Silver Linings Playbook, 2012) sin tener muy claro de qué iba, pero sí sabiendo (muy bien que se han encargado de promocionarlo) las ocho nominaciones a los Oscar que tenía (y que consiguió uno para su actriz principal) y que había conseguido otro buen puñado de premios. Sin embargo, para qué os voy a mentir, la razón primera que me empujó a verla fue Jennifer Lawrence, joven actriz que me encandiló con su trabajo en El castor, y que también lucía bien en Los juegos del hambre. Por suerte aquí no decepciona, y lo mejor es que el resto del elenco del film tampoco es que cojee.
Pat acaba de salir de un hospital psiquiátrico e intenta rehacer su vida de forma desesperada con Nikki, su mujer, sobre la cual tiene una orden de alejamiento. Para ello tiene la ayuda de Tiffany, que le pide un favor a cambio.
El lado bueno de las cosas no es exactamente lo que quieren vender, aunque bien es cierto que, como toda comedia romántica, el final está más o menos claro desde el principio. Lo que la hace un poco diferente es que detrás de esa envoltura ligera hay un drama no exento de dureza, porque no hay que olvidar que sus protagonistas tienen al fin y al cabo una enfermedad mental, así que no se trata simplemente de dos personas que se conocen y se odian para terminar liándose, sino que cada uno de ellos tiene que resolver su propia batalla con sus demonios y luego, claro está, darse cuenta de lo evidente. El encargado de realizar esta mezcla entre drama y comedia romántica no ha sido otro que David O. Russel, cineasta no muy prolífico, pero con films tan interesantes como Tres reyes en su haber. Creo que era el tipo ideal para llevar a buen puerto el proyecto, considero que la mencionada cinta sobre la primera Guerra de Irak es un buen ejemplo de ello, donde mezclaba crítica (en este caso de marcado acento antibelicista) con humor que en ocasiones se tornaba un tanto absurdo; algo que también hay en El lado bueno de las cosas que, por cierto, está basada en el libro de Matthew Quick que se ha encargado de adaptar el propio Russel.
El lado bueno de las cosas no es exactamente lo que quieren vender, aunque bien es cierto que, como toda comedia romántica, el final está más o menos claro desde el principio. Lo que la hace un poco diferente es que detrás de esa envoltura ligera hay un drama no exento de dureza, porque no hay que olvidar que sus protagonistas tienen al fin y al cabo una enfermedad mental, así que no se trata simplemente de dos personas que se conocen y se odian para terminar liándose, sino que cada uno de ellos tiene que resolver su propia batalla con sus demonios y luego, claro está, darse cuenta de lo evidente. El encargado de realizar esta mezcla entre drama y comedia romántica no ha sido otro que David O. Russel, cineasta no muy prolífico, pero con films tan interesantes como Tres reyes en su haber. Creo que era el tipo ideal para llevar a buen puerto el proyecto, considero que la mencionada cinta sobre la primera Guerra de Irak es un buen ejemplo de ello, donde mezclaba crítica (en este caso de marcado acento antibelicista) con humor que en ocasiones se tornaba un tanto absurdo; algo que también hay en El lado bueno de las cosas que, por cierto, está basada en el libro de Matthew Quick que se ha encargado de adaptar el propio Russel.
El reparto brilla con especial intensidad, a la nombrada Jennifer Lawrence, que está espléndida, se le suma un Bradley Cooper que me ha sorprendido, sin duda el protagonista de Resacón en Las Vegas y sus secuelas (y también de El equipo A), se está esforzando para hacer notar que puede con papeles diferentes a los que le han dado fama, y no voy a ser yo quien diga que no lo está consiguiendo; Robert De Niro (Luces rojas, El padrino) es, por trayectoria, el rostro más conocido de la película, su personaje es un tanto maníaco y supersticioso, y está perfectamente dibujado por el actor, al que da gusto ver en alguno de sus últimos trabajos, que no parecen meros aportes alimenticios; Jacki Weaver (Animal Kingdom) completa la lista de intérpretes nominados a los Oscar, puesto que los tres precedentes también lo estaban (algo que no ha sucedido muchas veces), y bien que se lo merece. A esta lista hay que añadir al bocazas de Chris Tucker (Hora Punta, El quinto elemento), Julia Stiles (El ultimátum de Bourne) y Jhon Ortiz (Enemigos públicos), entre otros.
En El lado bueno de las cosas se puede encontrar muchas dosis de humor y drama, y un poco de romanticismo, pero sobre todo tiene unas muy buenas interpretaciones, y un tema que, en líneas generales, el cine suele tocar de puntillas y que aquí se cuenta de una manera muy natural. Otra buena película que merece la pena ver.
LO MEJOR:
-El cuarteto protagonista.
-La dirección de David O. Russel, quien ha sabido sacar todo el potencial del reparto.
LO PEOR:
-Ya que se intenta romper las reglas del género, no habría estado mal que hubiese sido aplicado para el final.
¿Quién debería verla?
Si buscas una película divertida pero que, en el fondo, trate de temas serios.
2 comentarios:
Me gustó mucho la primera parte de la película, cuando se centraban en los desordenes mentales y en la relación de los protagonistas llevada de una forma algo peculiar, pero de cara a la mitad final se volvió predecible y típica, y el final fue muy decepcionante.
Una pena, pero aún con eso, me gustó. Y qué decir de Jennifer Lawrence.
Tienes razón, en la primera mitad todo es más imprevisible, más fresco, mientras luego se vuelve más convencional. Aún así, creo que en líneas generales es una buena película, cuyos actores lo hacen francamente bien (la diosa Lawrence a la cabeza).
Saludos y gracias por comentar ^^
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