05 septiembre 2019

Déjame salir

Chris está feliz con su novia Rose pero, ahora que van a casa de los padres de ella por primera vez, le preocupa cómo reaccionará la familia cuando vean que es negro. Al principio todo parece más o menos normal, son gente la mar de simpática y abierta, pero poco a poco, sobre todo cuando llegan en masa familiares para su reunión anual, Chris empieza a ver extraños comportamientos que le dan mala espina.

Mucho se habló del éxito sorpresa del año 2017 en Estados Unidos y parte del mundo, todo un sleeper con un presupuesto de 5 milloncejos de dólares que amasó una fortuna. Obviamente me refiero al debut en la realización del actor y guionista Jordan Peele (Fargo, Nosotros), Déjame salir (Get Out, 2017), un film que parte de una idea sencilla pero que va rizando el rizo hasta llegar a un punto cuasi esquizofrénico.

Y lo mejor de todo es que lo hace consiguiendo mantener la verosimilitud, que el espectador se crea lo que le está pasando al pobre de Chris incluso cuando la cosa llega al paroxismo, con mad doctor incluido. Pero es durante el camino que recorre el personaje cuando se nos van dando pistas claras. Como el prólogo donde vemos cómo atacan a un hombre quedándose la duda de qué pasa con él, y luego cosas como el tipo que dice que lo negro está de moda o, peor, esa mujer que no deja de decir lo guapo que es mientras le toca los bíceps e intercambia impresiones con un sonriente abuelo en silla de ruedas; por no hablar de los detalles de vestuario y peinados de ciertos personajes, detalles que están ahí desde el principio y que cuadran al final.

Pero mientras tanto el film juega todo el rato sobre si se trata de una paranoia del protagonista producida por un tratamiento antitabaco mal ejecutado o una inquietante realidad, generando cierto canguelo al respetable e incluso algún susto y no pocas risas (supongo que de ahí su polémica nominación como Mejor comedia o musical en los Globos de Oro), además de una atmósfera malsana creciente, todo muy bien combinado con unos personajes desquiciados o, cuanto menos, extravagantes.

Personajes diferentes entre sí y muy bien interpretados por un elenco eminentemente blanco pero sin posibilidad de generar polémicas (tales como en Dioses de Egipto) por estar más que justificado. Aún así el protagonista no deja de ser negro, Daniel Kaluuya, al que un servidor reconoce por haberle visto en un episodio de Black Mirror (15 millones de méritos, harto recomendable, por cierto), aunque también ha aparecido en el UCM en Black Panther; su amorcito es Allison Williams, que es una de las protas de Girls, ambos son la pareja perfecta, aunque la familia siempre puede ser un problema. El padre y suegro está interpretado por Bradley Whitford (El ala oeste de la Casa Blanca), un tipo muy majo hasta que se le conoce; mientras que a la adorable y afable madre y suegra le da vida Catherine Keener (Donde viven los monstruos), una mujer con grandes dotes persuasivas; el hermano pequeño y cuñado tiene el rostro de Caleb Landry Jones (X-Men: Primera generación). Completan los miembros del hogar Marcus Henderson (Django desencadenado) y Betty Gabriel (Good Girls Revolt), que son como de la familia a pesar de ser el servicio (o eso afirman). Por otra parte, LilRel Howery (Get a Job) hace del mejor amigo del protagonista y alivio cómico del film.

Déjame entrar tiene la curiosa capacidad de que, al final, uno desee que el protagonista acabe con esa familia de locos que son los Armitage. Se trata de una película que con apenas escenarios y una idea que su director y guionista ha sabido desarrollar convincentemente logra inquietar al respetable pero, sobre todo, consigue que pase un rato la mar de divertido.


LO MEJOR:
-Una historia sin muchas florituras pero bien desarrollada.
-Que resulta inquietante y, sobre todo, muy divertida.
-Un buen elenco.

LO PEOR:
-Que cada vez se vean menos películas que no sean, o pretendan serlo, de una franquicia.
-La posibilidad de que sigan explotando la idea (que explotable es sin duda) y hagan una saga.

¿Quién debería verla?
A cualquiera que le guste mínimamente el cine de género.

¿Y quién no?
Se ha armado tanto revuelo en torno a este filme que puede que muchos se lleven un chasco al verla.

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