La ola verde (Que sea ley) fue la última película que vi en pantalla grande antes de que se decretara el estado de alarma, lo hice tres días antes de dicho día, en una sala cuyo aforo se había limitado a un tercio y que ni siquiera llegó a ese cupo. Tres meses y seis días más tarde he ido otra vez al cine, con las mismas limitaciones de aforo pero en esta ocasión con la obligatoriedad de la mascarilla y, supongo, un protocolo de seguridad más estricto (limpieza y desinfección, básicamente).
No tenía unas ganas enormes de volver al cine, he tenido que revisar varias veces la escueta cartelera para que al final me decantara por una película. De hecho, no tengo prisa por lanzarme a la llamada nueva normalidad, no tengo ansias de salir a ningún sitio como tampoco lo tenía por ir al cine. Pero la sinopsis de Little Joe (ídem, 2019) consiguió moverme de mi relativa comodidad y seguridad casera.
Alice trabaja en una empresa biotecnológica para la que ha creado, junto a su compañero Chris, una planta con la capacidad de hacer felices a las personas. Para ello solo hace falta que la cuiden y hablen, y ella genera un aroma que induce la liberación de oxitocina, pero pronto empieza a notar que los efectos que produce no son tal y como esperaba.
Si hay un referente que me parece evidente en la película de Jessica Hausner (Lourdes) ese es La invasión de los ultracuerpos (o cualquiera de las adaptaciones de la novela de Jack Finney), creo que incluso un personaje lo menciona. Al fin y al cabo explota ese mismo miedo, solo que aquí la amenaza no procede del espacio exterior, sino de una planta creada mediante biotecnología (lo cual, supongo, convertirá este film en anticientífico). No obstante, la historia se centra en Alice, la cual en un principio tiene muy claro que su creación es inocua, que no provoca alergias y sí producirá felicidad, pero cuando lleve de extranjis un ejemplar a su casa, una compañera a la que todos creen perturbada le sembrará la duda, y más cuando es su púber hijo Joe el que empiece a tener un comportamiento diferente.
La película prácticamente en todo momento se cuenta desde el punto de vista de Alice, por lo que participamos de sus dudas, o al menos comprendemos que las tenga (si todo el mundo actúa de una manera menos ella, ¿no será entonces una cuestión suya?).
El ritmo es pausado, la trama avanza sobre todo a través de los diálogos, los personajes y la propia narración son un tanto fríos (diríase que especialmente el personaje principal), quizá de ahí que la planta necesite calor y cuidados para que se desarrolle, pero todo funciona lo suficientemente bien como para mantener el interés y nuestra atención (llega a inquietar). Eso sí, el desenlace resulta un tanto trillado, al menos a mí no me ha convencido, le falta contundencia quizá, salir del tono imperante del resto del metraje para así sorprender un poco.
Destacar la buena labor del elenco, especialmente de Emily Beecham (Into the Badlands), que fue premiada en Cannes como mejor actriz por este papel; estando también ahí Ben Whishaw (El atlas de las nubes), Kit Connor (Ready Player One), Kerry Fox (Mayhem) y, entre otros, David Wilmot (Anna Karenina).
Tal y como van acaeciendo las cosas, Little Joe es una cinta óptima para los tiempos del coronavirus, al menos yo me sentí identificado con los miedos de la protagonista, así como con alguna medida de precaución que tienen que tomar a partir de cierto momento. Una pena que su final no se salga de lo previsible.
LO MEJOR:
-Una historia bien contada y con más de una lectura.
-Buen trabajo del reparto.
-La música es rara, hecho que ayuda a generar y mostrar la extrañeza (creciente) de todo lo que pasa.
LO PEOR:
-El desenlace necesitaba una vuelta de tuerca.
¿Quién debería verla?
Quien guste de historias con enemigos invisibles, así como un tipo de películas que navega entre géneros.
¿Y quién no?
¿Fanáticos de los OMG?
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