Conocí la existencia de esta película a raíz de que algunos tuiteros se vieron “contrariados” ante el inminente estreno de un film que se centraba en la historia de una persona trans. Preferí no indagar mucho porque, desgraciadamente, una red social donde hace unos años reinaba el buen rollo se ha convertido en un refugio de todo tipo de seres cavernosos (quizá el cambio de algoritmo algo tuvo que ver), y ya tengo visto y comprobado que leer tuits dignos del medievo no me aportan nada positivo.
Días más tarde, previa a la proyección de En un lugar salvaje, vi el avance de la película escrita y dirigida por Laurent Micheli (Even Lovers Get the Blues)..., y me convenció.
Lola (interpretada excelentemente por Mya Bollaers) es una adolescente que vive en un albergue, pues su padre, Philipe, la echó de casa ya que no acepta el hecho de que sea trans. El fallecimiento de la madre de Lola hará que padre e hija se tengan que volver a ver, pues Lola no está dispuesta a abandonar las cenizas de su madre y Philipe quiere cumplir el último deseo de su mujer de que la devolvieran a su tierra natal.
En ocasiones las polémicas pueden favorecer aquello que se critica, en el caso de Lola (Lola vers la mer, 2019), aunque no creo que haya sido un caso muy notorio (quiero pensar que son pocas las personas que estando en 2021 se sientan ofendidas o incluso atacadas porque existan historias como la que cuenta esta película), quizá sin esa polémica en Twitter no me hubiese atraído tanto la idea de verla. Y, quizás, dichas personas escandalizadas deberían ser las primeras en acercarse a este film, lo mismo incluso podría tener un efecto terapéutico.
Días más tarde, previa a la proyección de En un lugar salvaje, vi el avance de la película escrita y dirigida por Laurent Micheli (Even Lovers Get the Blues)..., y me convenció.
Lola (interpretada excelentemente por Mya Bollaers) es una adolescente que vive en un albergue, pues su padre, Philipe, la echó de casa ya que no acepta el hecho de que sea trans. El fallecimiento de la madre de Lola hará que padre e hija se tengan que volver a ver, pues Lola no está dispuesta a abandonar las cenizas de su madre y Philipe quiere cumplir el último deseo de su mujer de que la devolvieran a su tierra natal.
En ocasiones las polémicas pueden favorecer aquello que se critica, en el caso de Lola (Lola vers la mer, 2019), aunque no creo que haya sido un caso muy notorio (quiero pensar que son pocas las personas que estando en 2021 se sientan ofendidas o incluso atacadas porque existan historias como la que cuenta esta película), quizá sin esa polémica en Twitter no me hubiese atraído tanto la idea de verla. Y, quizás, dichas personas escandalizadas deberían ser las primeras en acercarse a este film, lo mismo incluso podría tener un efecto terapéutico.
Sin duda se podrían sentir identificadas con el personaje de Benoît Magimel (Conexión Marsella), que es incapaz de comprender a su hija (aunque él se empeñe que sea su hijo) y no entre dentro de sus parámetros que se vista y comporte como lo hace, y se pregunta por qué le está haciendo lo que hace, por qué le ha hecho vivir un infierno. Puede que, además de por la tenacidad de Lola, Philipe dé levemente su brazo a torcer, deje la opción de que lo acompañe al mar, porque quiere encontrar una respuesta a esas cuestiones.
Un viaje en coche que convierte a Lola en una road movie donde dos personajes enfrentados, que no se comprenden y, probablemente, que no reconocen al otro a pesar de ser padre e hija, recorren un tortuoso camino donde los roces servirán para limar asperezas, sacar a relucir viejos fantasmas y culpas y hasta algún buen recuerdo.
Lola es un duro pero bonito viaje que invita a conocer a los que son diferentes y a aceptarlos como son, un film que deberían ver aquellos que se planteen las mismas cuestiones que Philipe. Porque mientras haya personas que se pregunten por qué, historias como esta continuarán siendo necesarias.
Un viaje en coche que convierte a Lola en una road movie donde dos personajes enfrentados, que no se comprenden y, probablemente, que no reconocen al otro a pesar de ser padre e hija, recorren un tortuoso camino donde los roces servirán para limar asperezas, sacar a relucir viejos fantasmas y culpas y hasta algún buen recuerdo.
Lola es un duro pero bonito viaje que invita a conocer a los que son diferentes y a aceptarlos como son, un film que deberían ver aquellos que se planteen las mismas cuestiones que Philipe. Porque mientras haya personas que se pregunten por qué, historias como esta continuarán siendo necesarias.
LO MEJOR:
-Mya Bollaers y Benoît Magimel.
-El buen trabajo de Laurent Micheli tanto en el libreto como detrás de las cámaras.
-Que es una buena historia con dos grandes personajes.
-Mya Bollaers y Benoît Magimel.
-El buen trabajo de Laurent Micheli tanto en el libreto como detrás de las cámaras.
-Que es una buena historia con dos grandes personajes.
-Esos bonitos y esperanzadores últimos planos.
LO PEOR:
-Que todavía haya personas que, simplemente, sean incapaces de aceptar a los que se salen un poco de sus normas.
-¿Esos pequeños elementos fantásticos?
LO PEOR:
-Que todavía haya personas que, simplemente, sean incapaces de aceptar a los que se salen un poco de sus normas.
-¿Esos pequeños elementos fantásticos?
¿Quién debería verla?
Quien busque un buen drama, quien guste de historias con personajes interesantes e, incluso, esos seres que parecen nunca salieron de sus cavernas.
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