05 noviembre 2020

Falling

John lleva a su padre, Willis, a California, donde vive, porque este se lo ha pedido, pero una vez allí resulta imposible mantener la paz por las continuas salidas de tono y ataques del progenitor.

Desde el primer avance de Falling (ídem, 2020), e incluso antes de ello, cuando vi su cartel, me atrajo el debut en la dirección de Viggo Mortensen (Captain Fantastic). Un drama con un padre en horas bajas y la relación con su hijo y su familia parecía prometedor, y no solo por su argumento, sino porque el mencionado tráiler tenía extractos divertidos y se adivinaban unos personajes que calaban.

Quizá un personaje como el que interpreta Lance Henriksen (Aliens, el regreso) pueda parecer exagerado y lo mismo lo es, pero todos tenemos padre y ya sabemos que esto de la relación paternofilial no es siempre sencilla. Mortensen nos muestra una especialmente difícil, ya que a su personaje, el mencionado John Peterson, le tocó ser hijo de un machista, homófobo y un tanto maleducado progenitor, alguien que nunca pide perdón ni dice te quiero, pero que también tiene la capacidad de amar aunque no lo reconozca. El hombre está viviendo su decadencia sin dignidad, además no ayuda que padezca una poco de demencia senil, hecho que se utiliza muy bien para trasladarnos al pasado y conocer la relación de padre e hijo desde la infancia (del segundo, obvio) y ahondar en la psicología de los personajes. No obstante, tampoco se muestra todo, por lo que el espectador deberá deducir a partir de lo que dicen los personajes.

A pesar de que Willis tiene la aparente necesidad de insultar constantemente, lo cierto es que Falling se disfruta casi como una comedia. Eso es en gran parte así por la propia naturaleza del personaje, su escatológica y exagerada forma de ser nos resultaría insoportable en la vida real, pero desde fuera nos divierte e incluso comprendemos que sus familiares lo soporten con estoicismo, pero también nos preguntamos cuánto podrá aguantar el bueno de su hijo hasta estallar por las barrabasadas de su padre.

Viggo Mortensen hace de todo en este su primer largometraje como director, ya que además de dirigir también escribe el libreto, produce e incluso compone la banda sonora, reservándose el papel más importante junto el de Henriksen. Ambos acaparan gran parte de las escenas, y ambos hacen sendos grandes papeles que seguro tendrán nominaciones importantes en la temporada de premios. El resto de la unidad familiar lo forman Laura Linney (El show de Truman), la hermana; Terry Chen (Chimerica), el marido de John y que soporta resignadamente a su suegro; Hannah Gross (Joker), la esposa de Willis en sus tiempos mozos, y con la que pasó probablemente los mejores momentos de su ajetreada vida; Sverrir Gudnason (Borg McEnroe) encarna a Willis en su juventud hasta su madurez, mientras que Grady McKenzie, Etienne Kellici (Noche de bodas) y William Healy (La cumbre escarlata) se meten en la piel de John en diferentes etapas de su niñez y adolescencia.

Viggo Mortensen aprueba con nota con Falling, un drama sobre la vejez y la familia, que a pesar de tocar temas dolorosos te ríes mucho y pasas un rato estupendo mientras reflexionas sobre lo estúpidos que podemos llegar a ser las personas al relacionarnos con aquellos que más nos importan..., o al menos nos deberían importar.


LO MEJOR:
-El reparto cumple muy bien, destacando Lance Henriksen, Viggo Mortensen y Hannah Gross.
-Buen trabajo tanto de guion como de dirección, así como la música.
-La fotografía, muy bonita.
-Que a pesar de tratarse de un drama duro tiene mucho humor y es muy divertida.

LO PEOR:
-Nada que objetar.

¿Quién debería verla?
Quien busque un drama sólido a la par que divertido.

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