Al escribir reseñas sobre libros dedicados al Studio Ghibli es frecuente que, en el principio, siempre me venga a la mente (y escriba) el hecho de lo afortunado que somos de que estemos en un momento dulce respecto a los ensayos centrados en sus filmes o autores (creo que podemos afirmar que sus películas son, en su mayoría, cine de autor), publicándose anualmente más de un volumen, y cada vez más diversos e incluso originales.
Es por ello que no tengo otra que repetirme al escribir sobre Compartir casa con el hombre interminable: 15 años en Studio Ghibli, puesto que, al igual que Cómo piensan los niños y otros recuerdos de mi vida, se trata de un libro que se sale de la tónica general al no ser un ensayo, sino que son unas memorias empresariales del hombre que trabajó “en la sombra” para que las películas del estudio llegaran al mayor número de espectadores posibles fuera de las fronteras niponas: Stephen M. Alpert.
Y esto quiere decir que este volumen, de algo más de 300 páginas, tiene información de primera mano sobre Ghibli y sus integrantes, y que está plagado de curiosas, interesantes, sorprendentes y hasta esperpénticas anécdotas.
Dividido en 12 capítulos, cada uno de los cuales con varios subapartados, más una introducción, Alpert nos relata con prosa clara (en ocasiones adornada), desde su incorporación a Tokuma Shoten y la creación de Tokuma International (donde él trabajaría), donde el lector es partícipe de más de un choque cultural (las entrevistas para contratar secretaría es un buen ejemplo), hasta detalles sobre la creación de dos de las obras maestras más conocidas de Hayao Miyazaki, centrándose especialmente en el proceso de adaptación de La princesa Mononoke, con choques incluidos con el ahora caído (justamente) en desgracia Harvey Wenstein. También nos cuenta cómo se fraguó el acuerdo Tokuma-Disney, así como la estrategia publicitaria y de estreno de Toshio Suzuki, que dio como resultado que batiera todos los récords hasta ese momento; pasando por desvelarnos la dificultad de hacer llegar de forma legal a algunos países asiáticos los filmes del estudio (a pesar de ser muy populares), así como ciertas revelaciones que nos ayudan a comprender cómo son en realidad dos genios en su campo como Suzuki y Miyazaki, por no hablar de las extravagancias de Yasuyoshi Tokuma.
El anuncio de la publicación de Compartir casa con el hombre interminable fue toda una alegre sorpresa, y los responsables de ellos son la gente de Taketombo Books, una pequeña editorial catalana que, no os voy a engañar, no tenía ni idea de su existencia, y que si visitamos su, todavía a medio hacer, página web, vemos que publican libros relacionados con Japón (y también láminas... y hasta bolsas de tela)..., aunque la mayoría de ellos estén agotados. El volumen que nos ocupa está encuadernado en rústica (sin sobrecubiertas ni solapas, una pena), tiene en la portada la imagen de Castorp, personaje de El viento se levanta para cuyo diseño se inspiró Hayao Miyazaki en el autor (que además dobló en su versión original), y está traducido por Luis Alis y corregido por David Heredia. Un buen trabajo, pero aún así se les ha colado más de una errata que, ojalá, tengan la oportunidad de solventar en una segunda edición. Son unas memorias, así que quien busque imágenes encontrará pocas, pero las hay, a color muchas de ellas (a diferencia de la edición original) y licenciadas para variar.
En definitiva, que estamos ante un libro que saciará parte de la curiosidad de los seguidores y estudiosos de Studio Ghibli, con el que descubrirán detalles de cómo se trabaja en el mismo (y el mundo laboral en Japón en líneas generales), con muchas anécdotas e información sobre el tan cacareado, en su momento, acuerdo Tokuma-Disney, y los esfuerzos y el proceso para llevar sus películas a todo el mundo. También resultan muy interesantes apuntes sobre Miyazaki y Suzuki (Takahata, desgraciadamente, apenas se menciona) que ponen luz sobre la compleja personalidad de ambos. Una lectura altamente entretenida y reveladora.
Es por ello que no tengo otra que repetirme al escribir sobre Compartir casa con el hombre interminable: 15 años en Studio Ghibli, puesto que, al igual que Cómo piensan los niños y otros recuerdos de mi vida, se trata de un libro que se sale de la tónica general al no ser un ensayo, sino que son unas memorias empresariales del hombre que trabajó “en la sombra” para que las películas del estudio llegaran al mayor número de espectadores posibles fuera de las fronteras niponas: Stephen M. Alpert.
Y esto quiere decir que este volumen, de algo más de 300 páginas, tiene información de primera mano sobre Ghibli y sus integrantes, y que está plagado de curiosas, interesantes, sorprendentes y hasta esperpénticas anécdotas.
Dividido en 12 capítulos, cada uno de los cuales con varios subapartados, más una introducción, Alpert nos relata con prosa clara (en ocasiones adornada), desde su incorporación a Tokuma Shoten y la creación de Tokuma International (donde él trabajaría), donde el lector es partícipe de más de un choque cultural (las entrevistas para contratar secretaría es un buen ejemplo), hasta detalles sobre la creación de dos de las obras maestras más conocidas de Hayao Miyazaki, centrándose especialmente en el proceso de adaptación de La princesa Mononoke, con choques incluidos con el ahora caído (justamente) en desgracia Harvey Wenstein. También nos cuenta cómo se fraguó el acuerdo Tokuma-Disney, así como la estrategia publicitaria y de estreno de Toshio Suzuki, que dio como resultado que batiera todos los récords hasta ese momento; pasando por desvelarnos la dificultad de hacer llegar de forma legal a algunos países asiáticos los filmes del estudio (a pesar de ser muy populares), así como ciertas revelaciones que nos ayudan a comprender cómo son en realidad dos genios en su campo como Suzuki y Miyazaki, por no hablar de las extravagancias de Yasuyoshi Tokuma.
El anuncio de la publicación de Compartir casa con el hombre interminable fue toda una alegre sorpresa, y los responsables de ellos son la gente de Taketombo Books, una pequeña editorial catalana que, no os voy a engañar, no tenía ni idea de su existencia, y que si visitamos su, todavía a medio hacer, página web, vemos que publican libros relacionados con Japón (y también láminas... y hasta bolsas de tela)..., aunque la mayoría de ellos estén agotados. El volumen que nos ocupa está encuadernado en rústica (sin sobrecubiertas ni solapas, una pena), tiene en la portada la imagen de Castorp, personaje de El viento se levanta para cuyo diseño se inspiró Hayao Miyazaki en el autor (que además dobló en su versión original), y está traducido por Luis Alis y corregido por David Heredia. Un buen trabajo, pero aún así se les ha colado más de una errata que, ojalá, tengan la oportunidad de solventar en una segunda edición. Son unas memorias, así que quien busque imágenes encontrará pocas, pero las hay, a color muchas de ellas (a diferencia de la edición original) y licenciadas para variar.
En definitiva, que estamos ante un libro que saciará parte de la curiosidad de los seguidores y estudiosos de Studio Ghibli, con el que descubrirán detalles de cómo se trabaja en el mismo (y el mundo laboral en Japón en líneas generales), con muchas anécdotas e información sobre el tan cacareado, en su momento, acuerdo Tokuma-Disney, y los esfuerzos y el proceso para llevar sus películas a todo el mundo. También resultan muy interesantes apuntes sobre Miyazaki y Suzuki (Takahata, desgraciadamente, apenas se menciona) que ponen luz sobre la compleja personalidad de ambos. Una lectura altamente entretenida y reveladora.
LO MEJOR:
-Que un protagonista de la historia del mejor estudio de animación japonés nos cuente muchos de sus entresijos.
-Que es una lectura muy amena y con docenas de curiosidades de todo tipo.
-Todo lo relacionado con el acuerdo Tokuma-Disney, así como el largo, complicado y tortuoso proceso de adaptación (al inglés) de La princesa Mononoke.
-Que si se ha publicado este libro en español todavía podemos tener esperanzas de que lo hagan los The Art of... tarde o temprano.
LO PEOR:
-Por echar en falta algo, el hecho de que no se nos narre en qué circunstancias deja de trabajar Steve Alpert para Ghibli.
-Que al final cansa un poco la fijación del autor por relatarnos los centímetros de carne que enseñan las mozas en según qué momentos.
-Que un protagonista de la historia del mejor estudio de animación japonés nos cuente muchos de sus entresijos.
-Que es una lectura muy amena y con docenas de curiosidades de todo tipo.
-Todo lo relacionado con el acuerdo Tokuma-Disney, así como el largo, complicado y tortuoso proceso de adaptación (al inglés) de La princesa Mononoke.
-Que si se ha publicado este libro en español todavía podemos tener esperanzas de que lo hagan los The Art of... tarde o temprano.
LO PEOR:
-Por echar en falta algo, el hecho de que no se nos narre en qué circunstancias deja de trabajar Steve Alpert para Ghibli.
-Que al final cansa un poco la fijación del autor por relatarnos los centímetros de carne que enseñan las mozas en según qué momentos.
Volúmenes y volúmenes sobre Ghibli:
No hay comentarios:
Publicar un comentario