16 diciembre 2024

30 Manga Barcelona

Llevaba ya mucho tiempo sin escribir una crónica sobre mi paso por eventos manganime, la última data de 2016. Y eso a pesar de que no he dejado de acudir a salones de forma más o menos regular, pero me limitaba a subir alguna cosilla a las RR.SS., ya fueran vídeos resúmenes en YouTube y, en menor medida, reels en Instagram. La edición trigésima del Manga Barcelona bien merecía que recuperase este formato.

Y lo merecía más teniendo en cuenta que es la segunda ocasión que visito el evento otaku decano en España, habiendo sido la anterior hace nada menos que 16 años, y encima haciéndola con buena parte de los amigos que ya hiciéramos este mismo viaje en la primera década de este siglo.

La llama que encendió nuestra pasión por regresar fueron dos nombres muy importantes dentro del mundillo como son Naoki Urasawa y Kamome Shirahama. En mi caso fue el primero, solo con la posibilidad de obtener una firma en un ejemplar de cualquiera de sus obras me resultaba irresistible acudir, y antes de saber con precisión cómo iba a ser el proceso del sorteo ya teníamos todo organizado (más o menos, que ya se sabe que poner a un grupo mediano de acuerdo tiene sus complejidades) y hasta comprado billetes y gestionado reservas. Al final no hubo suerte con el sorteamiento, nadie del grupo (y hemos sido 11) tuvo la fortuna de obtener el premio gordo, pero un servidor no se dio por vencido y, al saber que Kia Asamiya se unió al elenco de invitados nipones, una nueva esperanza emergió.
Una muestra de las notables colas que se formaron.
El viernes 22 de noviembre a las 17:50 horas arranqué el PC y me estuve peleando con la web de Mangaline Ediciones durante una hora, siguiendo un bucle que parecía interminable, echándome la dichosa página una y otra vez a la portada de la misma (fe de ello da la conversación en Twitter con otros sufridos compradores) hasta que, al fin, logré asegurarme una dedicatoria para un autor que en estos momentos no es tan conocido por el aficionado, pero que en los 90 dio mucho que hablar con obras como Nadesico. Dicho esto, y a pesar de los problemas sufridos derivados del hecho de que la demanda fue mucho más alta de lo que estimaron los responsables de la editorial, creo que este (y el sorteo mencionado previamente) es el mejor sistema posible, ya que es una forma de que el lector se asegure que va a tener al menos un ejemplar firmado y la editorial de saber las existencias mínimas necesarias, además de obtener un ingreso antes de la compra final (se podían reservar uno o dos mangas, a 5 o 10 euros respectivamente).

Extrañamente el viaje no me había causado ningún nerviosismo hasta la tarde del 5 de diciembre, que fue la fecha que elegimos mi apreciada acompañante y yo para desplazarnos a la capital condal. Aproveché el camino, además, para leer uno de los tebeos que esperaba que me dedicaran. Por lo demás, fue un trayecto agradable y sin incidentes.

El viernes 6 lo dedicamos a hacer turismo, recorriendo con nuestro turoperador particular diversas y emblemáticas zonas de Barcelona, siendo el sábado, por lo habitual el día grande de todo salón, el indicado para acudir al mismo.
Urasawa haciendo amigos.
Sabiendo las kilométricas colas del día anterior, nos despertamos temprano, a eso de las 7:30 de la mañana, y después de tomar un energético desayuno y preparar las mochilas partimos hacia Fira Barcelona Gran Via, donde llegamos más tarde de lo que pretendíamos (menuda profundidad, por cierto, a la que se encuentra la L9S, creo que no debe estar lejos del núcleo terrestre) y donde ya había una notable hilera de seres humanos para acceder al recinto.

Una hora más tarde, sobre las 10:15 de la mañana, ya estábamos dentro del pabellón 4. El tiempo previo lo pasamos observando al personal cosplayeado e intentando localizar a los amigos vía señales manuales y geoposicionándolos por las fotos que mandaron (ayudó mucho cierta gorra Pokémon). Cuando empezó a moverse la fila, que fue un par de minutos antes de la hora de entrada, en su avance constante se notó la buena organización, y cuando estábamos en el recinto quiso mi mente recordar que en la XIV edición del salón este era notablemente más pequeño (cosa que se veía ya desde el exterior).

Mi obsesión para este 30 Manga Barcelona eran las firmas. Me hice una larga lista con autoras y autores de los que me hacía ilusión tener una dedicatoria por primera o por enésima vez, así que tras rejuntarnos con uno de los compañeros nos acercamos al estand de Mangaline para comprobar si ya se podían obtener los números para las dedicativos de la tarde (la respuesta fue no) y luego había que ir raudos a otra ineludible cita con el doble arte del maestro Urasawa. Y era doble porque, como sabréis la mayoría, el autor de Monster, aparte de darle al noveno arte, también es un consumado músico, y en el Gran Escenario nos deleitó con una mezcla que, al menos a mí, me hizo gozar sobremanera. Antes de ello, desde la organización, nos invitaban a disfrutar del momento y solicitaban al creciente número de asistentes que no grabáramos ni se hicieran directos (cosa que, creo, se respetó bastante), después el artista hizo una musical presentación, traducida, cómo no, por una intérprete, para después tomar asiento y dibujar en directo a Amigo con la frase "Vamos a jugar, Barcelona". Y eso fue lo que hizo durante la más de media hora que duró tan peculiar espectáculo, jugar con los presentes tocando temas antiguos, novedosos e incluso inéditos y alternarlos con ilustraciones rápidas relacionadas mayormente con las canciones. Una combinación que resultó ser harto divertida e incluso fascinante, gracias en buena medida a la simpatía de Urasawa y al hecho de que era evidente que él estaba disfrutando también (no había más que ver su sonrisa al dibujar). Para los que conocemos en mayor o menor medida la obra del autor de Pluto fue un rato memorable. Un instante único difícil de repetir.
La música y el manga unidos.
Tras el concierto ilustrado no había tiempo a recrearse en las sensaciones ni a comentar con los amigos, puesto que en ese momento se estaban gestando varias sesiones de firmas que tenía en mi agenda. Así que nos fuimos, según escuchó un compi, a por café al puesto de Planeta Manga con la intención de conseguir una rúbrica de la talentosa Ana C. Sánchez, pero la suerte no acompañó y ya no quedaban tiques para la misma, así que había otras tres opciones que cubrir.

Por un lado Kenny Ruiz, quien llevaba un rato dedicando ejemplares de la nueva edición (remasterizada y remaqueada) de Dos Espadas, por otro Enkaru en Fandogamia y, en ese mismo lugar, firmarían a continuación las simpáticas y adorables Xian Nu Studio. Fandogamia era el estand que nos pillaba más cerca, ahí se quedó mi compañera guardando el sitio mientras yo iba, presuroso, a Norma Editorial, donde respiré aliviado al comprobar que habían solo tres personas por delante (pero apenas 15 minutos de tiempo de firmas y el bueno de Kenny se enrolla más que una persiana en ocasiones xD). Allí me di cuenta que yo tenía todos los tomos, por lo que si resultase que Enkaru podía firmar a mi acompañante no tendría dónde hacerlo. Me puse nervioso, las manos se me humedecieron y una gota de sudor frío recorrió mi frente. Analicé agitadamente la situación y, finalmente, decidí lo más sencillo y lógico: decirle a la persona de delante que me guardara el sitio un momento (el cual accedió muy amablemente), correr a Fandogamia, dejar el tomo de Demon Quest y regresar a velocidad hipersónica a Norma. No hubo el más mínimo problema, ni siquiera me accidenté por el camino, y hasta me sobró tiempo para recobrar el aliento hasta que llegó el momento de que me hiciera un rápido y hermoso dibujo Kenny Ruiz en el segundo número de su Team Phoenix (por supuesto, parlamenté con el autor sobre el futuro de Cira, y asimismo se interesó sobre mis impresiones acerca de la obra que reúne a tantos personajes de Osamu Tezuka).

Otra vez en el puesto 72 resulta que no hubo suerte con Enkaru, mas afortunadamente éramos los últimos para las Xian Nu. Mientras esperábamos nuestro turno me hice con el sketchbook de las granaínas y organizamos la agenda posterior. Cuando fue mi turno comprobé con alegría que se acordaban de mí a pesar de que hace muchos años que no coincidíamos en un evento, probablemente más de un lustro (7 años para ser exactos), y que iban a poder dedicarme los dos volúmenes que llevaba (el mencionado y el primer número de Corazón de melón, que ya me firmaron en 2017, pero no pudieron hacerme dibujito). Intercambié unas palabras con el dúo, que tenían una evidente cara de cansancio (especialmente Laura), comentando batallas pasadas y preguntando futuribles proyectos, agradeciendo al final las curradísimas dedicatorias además de mencionar la alegría de volver a coincidir.
El espacio, por suerte, era generoso.
Mientras estábamos con las Xian Nu se unió a nosotros un importante miembro de la comunidad friquiotaku nacional, con el cual dimos un paseo antes de decidir que era un buen momento de hacer una parada para comer si queríamos llegar a tiempo para la siguiente tanda de dedicatorias.

Después del refrigerio (consistente en karaage, takoyakis, dango, taiyaki y mochis), me encaminé de nuevo a Fadogamia Editorial (y lo hice en soledad porque un compañero se nos unió para tomar un tentempié y había dejado sus bártulos en la mesa para buscar un dulce crep) para la segunda oportunidad con Enkaru (lástima no haberme enterado antes que por allá andaba Busquets, del cual tengo un par de tomos), y esta vez no había posibilidad de fallar ya que era el primero de la cola. Tuve que esperar unos minutos y nada más ser recibido le di mi enhorabuena por su premio como mejor manga nacional, además de comentarle lo que me reí leyéndolo en el camino de ida a Barcelona. Se curró un dibujo muy majo, y espero no tardar demasiado en releer el cómic para dedicarle una merecida reseña.

Mi siguiente victi... objetivo era Alba Cardona, autora que conozco gracias a algunos de sus trabajos para la primera época de la revista Planeta Manga y que ha publicado un tomo único con ECC Ediciones. El estand donde firmaba era justo enfrente, así que no hubo problema para llegar y ponerse a la cola, pero sí alguno para localizar su manga La leyenda de Hakutaku el cual tenían apartado. Y formó una buena fila, por cierto, no me extrañaría que tuviera que trasladar a algunas de las personas que allí esperaban a su siguiente sesión. Alba, por cierto, me resultó una afable persona y me hizo una ilustración la mar de maja.
Después pienso que tuve que ir directamente a Mangaline, pero tengo un hueco que rellenar del momento de la firma de otra excelente (y premiada) dibujante, Ana Oncina, la cual me dedicó su cómic Planeta con ese tan característico estilo suyo. Probablemente fue justo después de Xian Nu Studio. Ya que Oncina tenía puesto propio era relativamente sencillo conseguir un dedicativo, o al menos más fácil que hacerlo en el de Planeta Manga (por horario, de hecho, me hubiera sido imposible), por lo que me agencié con el ejemplar en este ultimo tras preguntar a la historietista si me lo podía dedicar.

Después de Cardona, por tanto, vino el plato fuerte de la jornada, el mangaka Kia Asamiya. Anotar que justo después del concierto de Urasawa fui a por mis ejemplares de Silent Möbius y Dark Angel, además de por el número de turno, quedándome con las ganas del shikishi que obsequiaban con la reserva de los dos obras, dado que no les había llegado a tiempo a la editorial (tenían uno de muestra y ya...). Me coloqué en mi sitio (era el número 6) una media hora antes del inicio y, al rato, nos comentaron las normas básicas. Nos dieron una alegría al informarnos que podíamos hacer fotos o vídeos y, todavía mejor, dada la rapidez del sensei, si deseábamos otra rúbrica podíamos ponernos al final de la fila sin inconveniente alguno una vez que hubiésemos obtenido la primera. Lo cierto es que, al no haber leído todavía nada de Asamiya (solo tengo conocimiento de su obra por la lectura, y relectura, de revistas viejunas sobre manga), no se me ocurrió comentarle nada salvo darle las gracias, pero tampoco me habría dado mucho tiempo de hablar habida cuenta de lo veloz que era al hacer las firmas (y qué hermosas le quedan, aunque si hubiera hecho un bosquejo rápido también lo habría agradecido), gracias a ello me llevé los dos megatomos (mil páginas uno y cerca de ochocientas el otro) dedicados, así que más que contento me quedé.
Kia Asamiya junto a su simpático intérprete.
Una vez me firmó Asamiya no había más autoras en mi apretada agenda firmil, por lo que nos restaban más de dos horas para lanzarnos al desenfreno salonero. Primero mi compañera me recordó que había visto algo en la zona de fanzines, y ese algo eran tres tomos de (la inconclusa) Ugnis de Kaoru Okino, como extra me lleve también el Ugnis RPG. Tras ello nos lanzamos al pabellón 5, a la búsqueda del outlet de Selecta Visión, en el cual tenía una mínima esperanza de hallar la segunda temporada de Psycho-Pass en BD, cosa que no encontré, así que tuve que conformarme con la edición en DVD (y, de paso, me hice con la edición coleccionista de la notable Una carta para Momo). De tanta firma y tantas vueltas nos entró algo de apetito, por lo que tomamos una deliciosa merienda chocolateada y nos reunimos con los abandonados compañeros (cuyos rostros evidenciaban síntomas de agotamiento), de los que no tardamos en volver a separarnos al decidir, después de múltiples dudas, hacer la eterna cola del puesto Maison Ghibli (prácticamente daba la vuelta a la tienda), donde cayeron dos adorables peluches de la compañía (alguien se quedó con las ganas de hacerse con uno en Japón).

Luego bien podríamos haber partido, o simplemente reunido con los amigos para mirar el múltiple y variado material que había en los expositores (no miramos ni la mitad, e incluso muchas editoriales ni las vimos desde lejos), o sentarnos un rato para descansar los doloridos pies. Pero alguien con una gran capacidad de hacerme caer en tentaciones me empujó suavemente a Panini, donde por un módico precio regalaban una enorme bolsa-mochila de Berserk, por lo que cayó el primer número de la edición Maximum de la obra magna de Kentaro Miura y el quinto de Nuestra hermana pequeña.

Una vez hecho esto sí que sí nos volvimos a reunir, pero ya quedaba poca cosa por hacer. Ojear un poco más, hacernos fotos extras para nuestro gusto y para mandar a la familia y sanseacabó.
Ha pasado más de una década y media desde que acudí a mi primer Manga Barcelona, y muchas cosas han cambiado en todo ese tiempo. Uno ya está más experimentado, los que éramos amigos que todavía se estaban conociendo ahora se conocen bastante más, el evento se ha trasladado de recinto (dos veces, de hecho) e incluso ha variado su denominación, pero lo básico sigue ahí: las ganas de disfrutar sanamente de una maravillosa afición y de hacerlo con la mejor de las compañías. En lo que se refiere propiamente al salón el salto ha sido enorme, su escala ha aumentado en la medida que lo ha hecho la afición al tebeo japonés y a su cultura. Temíamos un poco lo que hemos sufrido años atrás en este tipo de salones, entornos muy cerrados y aglomeraciones, pero a pesar de la gran afluencia de público, salvo en lugares concreto (como donde firmaba Yuki Tabata) no era muy complicado moverse y siempre había caminos alternativos más despejados (los laterales de los pabellones eran una salvación). Ha habido una gran cantidad de expositores, entre los que se cuentan además de tiendas y librerías especializadas, editoriales (estaban todas o casi todas), Nintendo o marcas de figuras varias, por no hablar de fanzines y artistas patrios, los cosplayers y los numerosos invitados japoneses y nacionales de gran renombre. En mi caso me he centrado tanto en las firmas (y aun así me faltó la de la mencionada autora de Limbo y alguno más) que me he perdido otras cosas igualmente interesantes, como la clase magistral de Yumiko Igarashi, las exposiciones y las proyecciones, pero también es verdad que es imposible llegar a todo incluso acudiendo varios días.

Como nota más negativa creo que está la cuestión de la APP oficial del evento, la cual la han sacado apenas cocinada, tanto que no nos ha funcionado y, por lo que nos han dicho los que sí han podido manejarla algo, no tenía ni un buscador y que era más práctico entrar en la web. Por lo demás, aunque seguro que habrá muchas cosas mejorables, personalmente no tengo ninguna queja. He disfrutado (mucho) del 30 Manga Barcelona.

Al final hice unas cuantas, y suculentas, compras.
 
Crónicas saloneras:
Expocómic 2016

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