Probablemente, si exceptuamos la versión animada de Disney, desde los lejanos tiempos de Johnny Weissmuller no se ha rodado una película de Tarzán que haya conseguido convertirse en un filme realmente popular, y con ello quiero decir que tuviese cierto éxito e incluso algo de prestigio. Ése era el reto que asumió David Yates (Harry Potter y las Reliquias de la Muerte) a la hora de llevar a cabo la nueva traslación a la pantalla grande del mítico personaje creado por el no menos mítico escritor Edgar Rice Burroughs.
John Clayton, más conocido como Tarzán, vive cómodamente en Inglaterra junto a su mujer, Jane, cuando el rey de Bélgica le invita a ir al Congo para ver sus buenas obras, Educadamente rechaza la oferta pero cambia de parecer cuando George Williams, un hombre del Gobierno estadounidense, le informa de que algo nada bueno se cuece en dichas tierras africanas.
Lo he comentado en más de una ocasión y, lo más seguro, continuaré haciéndolo mientras actualice esta bitácora: me gusta el cine de aventuras, sobre todo cuando ese cine es consciente de sí mismo, que no intenta ser más de lo que realmente es, vamos, un cine de aventuras honesto y, a ser posible, al que no le falte, al menos, un toque de fantasía. Es por ello que La leyenda de Tarzán (The Legend of Tarzan, 2016) era una película que quería ver... por eso, y por los recuerdos de mi tierna infancia viendo los filmes con Weissmuller como el hombre mono (y, también, la versión con Christopher Lambert). Así que, obviamente, deseaba ver enfrentarse al rey de la jungla con malos-malosos indeseables y, a ser posible, a algún cocodrilo, así como lanzarse, liana en mano, donde fuera necesario. Y casi todo lo que esperaba me lo he encontrado.
La película, muy acertadamente, apenas esboza en unos breves flashbacks el origen y pasado de Tarzán (y Jane), mostrándonos desde un inicio a un lord Greystoke civilizado y con pocas ganas de volver a internarse en la selva y de poner así en peligro a su amor. Pero a pesar de todo van a África, donde se enfrentarán a un requetemalo con deseos de poder y riquezas, tipo que les tiende una trampa y que, obviamente, terminará por secuestrar a Jane la cual, a pesar de no ser una simple víctima, pues demuestra tener agallas y recursos, deberá esperar a que su fornido marido la rescate. Vamos, que, aunque el envoltorio sea de lo más moderno (unos 180 millones de dólares invertieron en ello), la historia es muy clásica y, quizá por ello, aunque puede llegar a ser previsible, nunca deja de ser entretenida, ofreciéndonos una aventura de Tarzán notable, con sus momentos más reflexivos y otros más espectaculares (mola mucho cuando se mueve por las lianas).
Alexander Skarsgard (Melancolía, Big Little Lies), por cierto, con sus 1,94 metros de altura, es el encargado de encarnar al héroe, una responsabilidad grande, pues no son pocos los fans del personaje, y que a mi juicio ha cumplido sobradamente, y no solo porque físicamente encaje, sino porque su interpretación también convence y se maneja bien en esa dualidad entre civilizado y salvaje del personaje. Su Jane es una actriz muy en boga últimamente por su papel en Escuadrón suicidad, Margot Robbie, la cual ya levantó pasiones gracias a su participación en la hiperbólica El lobo de Walt Street; por otra parte Samuel L. Jackson (Capitán América: El soldado de invierno), tiene un papel secundario muy divertido y Christoph Waltz (Django desencadenado) encarna al malvado de turno. Otros nombres de interés son el de Jim Broadbent (El atlas de las nubes), con un papel muy pequeño; Ben Chaplin (Cenicienta), con un personaje efímero, así como Djimon Hounsou (Guardianes de la galaxia) y Osy Ikhile (Misión: Imposible – Nación secreta), entre otros.
Sus críticas han sido variadas y la recepción del público no demasiado entusiasta (cuando escribí estás líneas llevaba unos 320 millones de dólares recaudados en todo el mundo), así que no está claro si se animarán a crear una nueva saga del rey de la jungla, pero a un servidor le ha parecido que La leyenda de Tarzán tiene los suficientes elementos como para merecer la pena verla. Tiene aventura, intriga, acción, sus pizcas de drama, humor y una historia de amor, todo ello lo suficientemente bien combinados como para mantenerte atento a la pantalla su algo más de hora y media.
LO MEJOR:
-Que el personaje vuelva a ser adaptado a la gran pantalla.
-Que resulta divertida en todo momento.
-Alexander Skarsgard cumple con nota en su papel de Tarzán, estando también correctos el resto del elenco.
-Los momentos en las lianas, el enfretamiento entre Tarzán y su antiguo hermano mono.
LO PEOR:
-El desenlace resulta un poco precipitado en determinados momentos, se producen acciones sin situar bien al espectador.
¿Quién debería verla?
Quien disfrute del cine de aventuras, y a quien le atraiga el personaje.
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