16 noviembre 2017

Detroit

Kathryn Bigelow, de forma pausada pero constante, se está labrando una filmografía muy interesante. Sus dos últimas películas, En tierra hostil y La noche más oscura, fueron notables éxitos críticos y de público, con galardones importantes incluidos, y un servidor compartió las buenas impresiones, sobre todo con la última, que me sorprendió muy agradablemente.

Con estos precedentes, y tras ver un poco de los avances del film que nos ocupa, tuve claro que Detroit (ídem, 2017) era una película que tenía que ver.

Y como en sus dos filmes precedentes, vuelve a inspirarse en la realidad para contar una historia con, probablemente, los momentos más tensos y que dejan más angustiados al espectador vistos desde hace tiempo.

La trama se sitúa, en Detroit, exactamente en el año 1967, donde toda la presión que se había acumulado durante años terminó estallando en disturbios por todo la ciudad. Pero Bigelow (y Mark Boal, que vuelve a escribir un libreto para la realizadora) se detiene, bien avanzada la historia, en lo que ocurre en un hotel desde donde supuestamente han disparado y donde un grupo (si la memoria no me falla) de la Guardia Nacional entra a saco, usando métodos de dudosa legalidad para que los supuestos delincuentes confiesen.

El gran logro del nuevo trabajo de Kathryn Bigelow es que consigue que el espectador se sienta por completo sumergido en la situación en la que están sus protagonistas. Genera una tensión brutal y una angustia constante, apenas dejando pestañear y consiguiendo también que, finalmente, te indignes por la injusticia no ya de los hechos en sí, sino de las consecuencias posteriores. Esto lo logra la directora de Días extraños primero poniendo ligeramente en contexto al respetable con una pequeña introducción animada, segundo mediante una cámara nerviosa, una narración de acontecimientos in crescendo, mostrando el inicio de los disturbios con cierto detalle para luego ir al plano general y, tras ello, centrarse en un acontecimiento concreto y asfixiante; y tercero, con un montaje en el que también se incluyen imágenes de archivo, que logra dar un aire documental al conjunto.

Por supuesto, la labor actoral no es que ayude poco, con un Will Poulter (Las Crónicas de Narnia: La travesía del Viajero del Alba) cuyo personaje es de lo más deleznable, o un John Boyega (Star Wars: El despertar de la fuerza) cuyo vigilante de seguridad intenta mantener la calma y ayudar, aunque su éxito sea relativo. Pero no se trata de un film con un claro protagonista, sino que es un protagonismo coral, así que otros nombres importantes para la historia son los de Algee Smith (Tierra a Eco), Ben O'Toole (Hasta el último hombre), Hannah Murray (God Help the Girl), Anthony Mackie (Capitán América: Civil War), Peyton Smith (Tres mujeres y un plan), Jacob Latimore (Belleza oculta), Malcolm David Kelley (Perdidos), Kaitlyn Dever (Uno para todas), Jack Reinor (Macbeth) y, entre otros, Nathan Davis Jr. (Chase Champion). Todos hacen un trabajo muy veraz, con los que el público logra sentirse identificados o simplemente “repudiado” ante los actos de sus personajes.

Detroit es sin duda una película necesaria. Muestra de forma certera y cruda no ya solo la intolerancia llevada al extremo (el racismo sistematizado), que hoy todavía por desgracia está muy vigente, sino lo que puede llevar el miedo y la irracionalidad; con personajes movidos por odios raciales y la parte más atávica (o más bien cavernosa) del ser humano. Un film muy impactante.


LO MEJOR:
-El reparto, desde John Boyega hasta Will Poulter.
-La realización de Bigelow, que logra generar una tensión difícil de soportar en ocasiones.
-Todo lo que acontece en el hotel Algier. Tenso es poco.

LO PEOR:
-Que unos hechos así ocurrieran.., y que todavía pasen y que pueden pasar, visto los conatos de violencia de los últimos años en ciudades y barrios de EEUU.
-Quizá el hecho de querer ir directos al meollo de la cuestión hace que perdamos el contexto de la situación general previa al estallido.

¿Quién debería verla?
Quien gustara de los dos filmes precedentes de Kathryn Bigelow, así como quien busque un drama criminal que lo deje pegado a la butaca.

¿Y quién no?
¿Le Pen, Trump y miembros del KKK y demás organizaciones racistas?

2 comentarios:

Chechu Rebota dijo...

Kathryn Bigelow es una directora que ha ido de menos a más, demostrando que las mujeres pueden dirigir cualquier tipo de proyecto. Esta aún no la he visto pero lo haré en breve.

Neovallense dijo...

Sin duda es una de las realizadoras más en forma de los últimos años, y esta es una muy buena muestra de ello, te puedo asegurar que es muy angustiante. Te la recomiendo mucho.

Un saludo y muchas gracias por comentar ^^