31 enero 2019

Glass (Cristal)

Tras las primeras reacciones temí que Glass (Cristal) (Glass, 2019) pudiera ser un chasco pero, sinceramente, tampoco me preocupé ya que lo más habitual es que el cine de Shymalan sea controvertido y provoque gran disparidad de opiniones. Así que me abstraje de comentarios sobre si el final podía resultar ridículo y, simplemente, esperé el momento de poder ir a verla.

David Dunn sigue incansable con sus paseos en busca de La Horda, que ha secuestrado y asesinado a varias muchachas. Consigue detenerla, pero en el proceso también es capturado por las autoridades.

Es imposible saber, salvo que se le pregunte a su autor y éste decida responder honestamente, cuál era la idea inicial para la trilogía de El protegido, aunque es más que seguro que la forma que ha tenido finalmente tenga poco que ver con aquella. El tiempo y decenas de producciones superheróicas lo han cambiado todo en el panorama cinematográfico, por lo que es un error mirar Glass como la película que uno espera..., aunque un servidor no sabía qué esperar de ella.

Si hay algo que no se le puede negar a M. Night Shyamalan (Airbender: El último guerrero) es que es capaz de sorprender al espectador, para bien o para mal (según gustos y etcétera), y también su coherencia como cineasta (incluso cuando probó suerte con los blockbuster no dejó del todo sus elementos autorales), que vuelve a demostrar con Glass, el final de su trilogía superheróica.

No sé si es el mejor final posible, pero sí que es uno satisfactorio. Desde su comienzo, donde nos vuelve a presentar a los protagonistas y su situación actual, Kevin y sus 23 personalidades en busca de más víctimas propiciatorias y David recorriendo la ciudad para hacer justicia, apareciendo Elijah Price (más conocido como Don Cristal) en el segundo tramo de la cinta. Curiosamente el personaje que da título al film es el último que aparece, no obstante va tomando importancia a medida que pasan los minutos y, aunque el protagonismo siempre sea compartido, la relevancia real del mismo (su plan maestro) solo se hace patente en la última secuencia de la película, dando un buen cierre a la historia iniciada en el año 2000, a la par que abre un mundo de posibilidades que, no obstante, no tiene por qué ser explotado (que es lo ideal y por, lo que ha dicho Shyamalan, esa es su idea).

Si en Múltiple James McAvoy hizo un magnífico trabajo, aquí lo vuelve a bordar con su personaje con trastorno de identidad disociativo, presentando además algunas personalidades más, pero manteniendo el preeminencia de Hedwig/Patricia/Dennis/Kevin y La Bestia, por supuesto. En esta ocasión la he visto en versión original (con subtítulos, obvio), así que todavía he apreciado más su interpretación (aunque el tono de Hedwig me costó captarlo al principio). Bruce Willis (Looper), que aparecía breve y sorpresivamente al final del anterior film (una alegría que nos dio), vuelve a enfundarse su peculiar traje de superhéroe con solvencia pero sin brillo; y Samuel L. Jackson (Django desencadenado) regresa al personaje con una mente tan grande como malévola, y a pesar de todo es muy fácil sentir empatía por este hombre de huesos de cristal e, incluso, sentir admiración por el resultado de su obra. Anya Taylor-Joy (El secreto de Marrowbone) regresa a su personaje, que resulta vital para contener a La Bestia; Spencer Treat Clark (Animal Kingdom) ya no es el niño que descubre asombrado que su padre es un superhombre, pero sigue sintiendo la misma admiración por él, al cual ayuda en sus paseos; mientras que otro papel que cobra importancia es el de la madre de Elijah, interpretado nuevamente por Charlayne Woodard (Pose). Siendo la incorporación más importante la de Sarah Poulson (Carol), la psiquiatra que intenta hacer creer a los protagonistas que no tienen poderes.

Para nada me ha parecido que el desenlace de Glass (Cristal) sea ridículo, ni se acerca lo más mínimo. Es coherente, no es el que esperábamos, es valiente, es algo más oscuro y trágico, es el final de un ciclo que da comienzo a otro. Es una historia, como dice Elijah, de inicios.


LO MEJOR:
-La realización de M. Night Shyamalan, tan preciso con la cámara como siempre.
-La fotografía, con un uso del color tan particular que requiere un segundo visionado para fijarse en los detalles.
-James McAvoy y Samuel L. Jackson.
-El desenlace, sobre todo porque es valiente.

LO PEOR:

-Al final hay un momento en el que David Dunn está en serios apuros y nadie parece verlo ni actuar en consecuencia.
-Ese fallo de racord con el agua (también al final). Muy rápido deja de ser turbia.

¿Quién debería verla?

Aquellos que llevaban 19 años esperando que Shyamalan completara su trilogía.

¿Y quién no?
Quien no haya visto El protegido ni Múltiple se perderá inexorablemente. Para su disfrute es harto recomendable visionar los filmes precedentes.

2 comentarios:

Santiago Bobillo dijo...

Yo quedé contento con el final de la película, pues además de suponer una buena conclusión a la trilogía, va por donde no esperas con según que cosas y sorprende. Me gustaría que Bruce Willis hubiera dado un poco más de juego, pero los papelones que hacen James McAvoy y Samuel L. Jackson compensan esto bastante. En definitiva, que una película bastante aceptable y cuyo final no es en absoluto ridículo.

Neovallense dijo...

Sí, en comparación con los personajes de Jackson y McAvoy, Willis está un poco en tierra de nadie, no obstante como bien dices lo compensa el hecho de que los dos primeros brillen tanto.

Me pregunto cuál será el próximo trabajo de M. Night Shyamalan, ¿nos volverá a sorprender? Eso espero.

Saludos y muchas gracias por tus impresiones. ^^