24 enero 2019

Matrix Revolutions

Todo principio tiene un final. Veo llegar el final, veo cómo se extiende la oscuridad, veo la muerte. Estas son las palabras que le dice el Oráculo a Neo en el que será su último encuentro, un funesto augurio que se hacen realidad en el desenlace de la Trilogía Matrix, donde Sión tendrá que defenderse ante el ataque masivo de las máquinas y Neo deberá afrontar la confrontación final contra Smith, la pelea que decidirá el destino no solo de Sión, sino también del mundo de las máquinas.

Con tan solo seis meses de diferencia respecto a la anterior entrega, Matrix Reloaded, se estrenó Matrix Revolutions (The Matrix Revolutions, 2003) el muy esperado (por algunos al menos) desenlace de la Trilogía Matrix, que además, por primera vez en la historia, fue un estreno simultáneo, teniendo la suerte en España de que fuera a las tres de la tarde, porque en otros países les tocó de madrugada (obviamente). Un servidor, que tenía clases por la tarde, no pudo acudir al estreno, pero fue al día siguiente, nada más tuvo la suerte de tener unas horas libres, ante el temor de que un subnormal (al que le dedico estas amistosas palabras) le destripara más detalles del film (más tarde tomaría mi venganza en forma de humillación en un partido de bádminton).

Como era de esperar (y aquí vuelvo a actuar de abogado defensor), la crítica tampoco le dio su bendición, aunque no la pusieron tan a caldo como a Reloaded. Pero por ello no dejó de recibir ataques gratuitos de lo más absurdos, ya que no es que se dedicaran a compararla con filmes existentes, sino con películas que nunca se habían hecho. Me explico, para quitarle méritos a la estupenda y emocionante secuencia del ataque de las máquinas a Sión, decían que podría ser tranquilamente una escena de una película de Terminator; también dijeron algo similar respecto al enfrentamiento entre Neo y Smith, afirmando que bien podría ser una pelea en una peli de Superman... Sí, claro, seguro que podrían ser, la cuestión es que hasta la fecha NUNCA se había rodado nada igual al ataque a Sión y JAMÁS se había trasladado a imagen real una pelea que bien podría haber sido entre Superman y Zod o entre Goku y Vegeta. La cuestión es que las Wachowski lo habían hecho antes que nadie, obteniendo fantásticos resultados además, encajara o no con otras sagas cinematográficas.

Laurence Fishburne, en las diferentes entrevistas que realizó durante la promoción de la película, afirmó que el tema de Matrix era el nacimiento, de Reloaded la vida y de Revolutions la muerte. Tiene sentido su teoría, al fin y al cabo Neo sale del útero (artificial, cierto, pero útero) en la primera entrega, mientras que en la segunda parte es plenamente consciente de su tarea y sus poderes y, en esta última función, toma además conciencia de sus decisiones, de hacia qué inexorable destino le llevan. Porque él, no lo olvidemos, es el Elegido, el nuevo Mesías, el que tendrá que sacrificarse para salvar a la humanidad..., y a las máquinas.
Y ahí está el quid de la cuestión, Smith, el antiguo agente que se ha convertido en un virus y que, de forma directa o indirecta, será el responsable del fin de la guerra. Su afán es, simplemente, destruir a los hombres y acabar con Matrix, y tras ello regresar a la fuente, donde tampoco haría amigos. Así que al Arquitecto no le queda otra que aceptar el trato con Neo, obviamente no lo hace por la humanidad sino por su propia supervivencia (o quizás sería más correcto decir existencia). Neo lucha hasta agotar sus fuerzas con un Agente Smith que ha obtenido las habilidades de Seraph, lo que hace que cobre ventaja respecto a Neo, y también las del Oráculo que, como se ve finalmente, es un tiro que le sale por la culata, más claro no queda en el mensaje que le hace llegar al Elegido por boca de Smith: Todo principio tiene un final, Neo. Sí, es la primera y única vez que el ex-agente no le llama señor Anderson.

Con Matrix Revolutions Lilly y Lana Wachowski quisieron cerrar el círculo, es por ello por lo que Neo regresa a varios lugares en los que estuvo en la primera parte, como la calle donde estaba el restaurante donde Thomas A. Anderson comía unos fideos muy ricos, la casa del Oráculo y, también, el final de su lucha con Smith le lleva al cruce de calles desde donde llamó a las máquinas y emprendió su primer vuelo. A ello hay que sumar el detalle de la lucha del club Hell y sus columnas, en un claro referente al edificio gubernamental de la primera entrega, aunque aquí está la diferencia de que los enemigos están colgados del techo (y así lo rodaron, no es ningún truco visual).

Por otra parte, esta entrega es lo más parecido que se ha hecho (hasta que llegó Speed Racer) a un anime, el Super Brawl, la lucha entre Neo y Smith (con miles de Smith como testigos) es pura animación japonesa, puro manga y puro cómic en movimiento, toda una gozada visual por la que tuvieron que sufrir no poco los actores al usar un infernal aparato que les provocaba de todo menos cosquillas.

En esta entrega cobran protagonismo algunos personajes que apenas aparecían (o directamente no lo hacían) en Reloaded, como Kid y Mifune, interpretados por Clayton Watson (Vecinos) y Nathaniel Lees (30 días de oscuridad), que tienen gran importancia durante el ataque a Sión; así como Zee y Charra, dos mujeres de armas tomar (sobre todo la segunda) interpretadas por la mencionada en la anterior reseña Nona Gaye y por Rachel Blackman, respectivamente. Mary Alice (Despertares), aun siendo una nueva incorporación, da vida a un personaje muy importante durante toda la saga, el Oráculo; este cambio se debió a una desgracia, ya que Gloria Foster murió a consecuencia de la diabetes que padecía, no obstante el cambiar el aspecto del Oráculo era algo que estaba en los planes iniciales de las Wachowski, pero cambiaron de parecer al ver el magnífico trabajo que realizó Foster. Por otra parte ese cambio tiene una explicación: Merovingio se quedó con la “carcasa” del Oráculo a cambio de traer a Sati, la niña con la que se encuentra Neo nada más despertar, a Matrix; para saber este y otros detalles es imprescindible jugar (o conocer los pormenores del argumento) del videojuego Enter the Matrix.

Bane, interpretado por Ian Bliss (La amenaza invisible: Stealth), se convierte en el peligro que ya se presagiaba en Reloaded, siendo el primer obstáculo que tiene que superar Neo en el mundo real y, además, la primera pelea donde las artes marciales no hacen acto de presencia, sino que es una lucha sucia. Bernard White (Capitán América: El soldado de invierno) encarna a Rama-Kandra, al que pudimos ver en la anterior entrega durante unos segundos y que aquí tiene una interesante conversación con Neo en la estación, que aporta muchos datos sobre las máquinas y su mundo. Lo que sí resulta un poco decepcionante es la desaparición de los gemelos y, sobre todo, la escasa participación de Perséfone y Merovingio, limitada a una escena.

Para mí, lo único que desentona en Matrix Revolutions es una frase de Trinity, que atribuyo al peculiar sentido del humor de las Wachowski, por lo demás estamos ante un digno y espectacular final, con imágenes que son difíciles de borrar de la memoria. Imprescindible.


LO MEJOR:
-El ataque de las máquinas a Sión. Espectacular, épico e incluso, por unos instantes, terrorífico.
-La pelea final entre Neo y Smith: el broche definitivo a las soberbias luchas de toda la trilogía.
-La conversación en la estación.
-Buena realización, magníficos efectos visuales (que fueron injustamente olvidados en los Oscar), la música, y todo el plano técnico realmente.

LO PEOR:
-He tardado diez minutos en abrocharme una bota; sin duda una frase desafortunada.
-Probablemente esta sea, de las tres, la más convencional.
-El fallecimiento de Gloria Foster. Era imposible encontrar mejor Oráculo.

¿Quién debería verla?
Sin duda quien disfrutara de las dos precedentes, también a los que no le convenciera Reloaded, así como quien guste del cine de ciencia ficción y acción.

¿Y quién no?
Quien desde la primera entrega se le haya atragantado la saga.

Los nombres en Matrix Revolutions (y Reloaded):
Ajax
Héroe griego que aparece en La ilíada, conocido como Ajax el Grande por su envergadura y valor. Compitió contra Odiseo para conseguir la armadura de Aquiles, pero perdió y se enfureció tanto que se volvió loco y se suicidó.

Ballard
Probablemente provenga de J.G. Ballard, escritor británico de ciencia ficción enmarcado en la new wave (la “nueva ola” para los que no conozcan la lengua de Chespir).

Consejero Hamann
Johann Georg Hamann fue un estudioso de la biblia del siglo XVIII calificado como el padre del clasicismo y romanticismo alemanes. Sus teorías parten de que los filósofos que no toman como referencia la biblia para la creación de sus tesis no son neutrales al rechazar la autenticidad del mencionado libro sagrado. Rechazaba cualquier explicación del origen del hombre que no fuera de la biblia.

Caduceus
Nave capitaneada por Ballard y símbolo que lleva Hermes en su bastón (dos serpientes entrelazadas).

Novalis
Nave cuyo capitán es Tirant y pseudónimo de un poeta y geólogo alemán, Friedrich von Hardenberg.

Ícaro
Es la nave dirigida por Ajax, mientras que en la mitología griega era el hijo de Dédalo, creador del laberinto del minotauro; el cual escapó junto a su retoño de su propia creación haciendo sendas alas de cera. Pero Ícaro era demasiado curioso e imprudente y desoyó las advertencias de sus padre, volando demasiado cerca del Sol y derritiéndose las alas, muriendo al caer al mar.

Osiris
Osiris es la nave que en el primer corto de Animatrix se sacrifica y avisa a Sión de que las máquinas preparan un ataque, y en la mitología egipcia es un dios benefactor hijo del cielo y de la Tierra.

Brahma
Nave dirigida por Kali y uno de los tres grandes dioses hindúes. Es el creador del universo y renace con la forma de una flor de loto.

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