11 febrero 2021

El profesor de persa

Gilles cambia un libro escrito en farsi por medio bocadillo ante la insistencia de otro preso judio de los nazis, ambos se dirigen a la muerte sin saberlo y, también sin siquiera imaginárselo, el segundo ha salvado la vida del primero. La única opción de sobrevivir para Gilles será fingir ser lo que no es y dar lecciones de persa al implacable capitán Klaus Koch, quien está obsesionado por el idioma. ¿Podrá mantener la mentira por mucho tiempo?, ¿revelará un tercero la verdad?

Vadim Perelman me dejó casi con mal cuerpo con su contundente drama Casa de arena y niebla, así que uno de los motivos por lo que decidí ver El profesor de persa (Persischstunden, 2020) fue que él se encargara de la dirección. Pero lo primero que me llamó la atención del film fue su cartel, con un preso sentado y un militar de las SS de pie a su lado, el ver el avance posteriormente confirmó mi interés, pero tenía cierto temor a que fuese una historia demasiado trillada.

Basada en el relato Invención de un lenguaje de Wolfgang Kohlhaase, que adaptan el propio Vadelman junto a Ilya Tsofin, El profesor de persa, como era de esperar, se centra en la relación entre Gilles y Klaus, en los esfuerzos del primero en proseguir con su mentira y así lograr vivir, a pesar de la desconfianza inicial del segundo y del cabo primero Max Beyer. Esto hace que gran parte de la historia funcione como una especie de thriller, donde siempre existe el temor a un error mortal, ya que Gilles solo contará como arma su ingenio y su memoria.

Paralelamente a la historia de Gilles, también se narran otras historias que terminarán por afectarle, pero el foco apenas se separa de los del judio, tan solo lo justo y necesario para que veamos que el temible pero ingenuo Klaus no será el único peligro al que se enfrentará. El genocidio nazi, por tanto, aunque está presente, es más en fuera de campo, se ve a través de unos pocos planos y de la información que se nos da de los traslados de los presos del campo.

De los intérpretes hay que destacar sin duda a los dos protagonistas, especialmente a Lars Eidinger (Personal Shopper), quien es capaz de sacar de su personaje una mirada inocente y un gesto de embarazo, y también algo diametralmente opuesto, resultando en ambos casos igual de creíble, ello hace que uno termine empatizando a pesar de todo (ojo al final). El actor argentino Nahuel Pérez Biscayart (120 pulsaciones por minuto) es el encargado de insuflar vida a Gilles, un personaje que está muy lejos de ser un héroe, solo es una persona que quiere despertar de la pesadilla que le ha tocado vivir, no es ni atractivo ni especialmente valiente pero aun así sacará el valor suficiente; hay que destacar que la película está mayormente rodada en alemán y que Nahuel desconocía por completo el idioma, así que tuvo que ir aprendiendo mientras rodaba, lo cual hace todavía más meritoria su interpretación. Otros papeles relevantes son los de Jonas Nay (Little America), que desde el principio le tiene inquina a Gilles, este bebe las mieles por Elsa, interpretada por Leonie Benesch (La cinta blanca), quien también tendrá sus motivos para odiarlo, mientras que Luisa-Céline Gaffron (El año que dejamos de jugar) se mete en el papel de la tercera parte del triángulo amoroso, y Alexander Beyer (Munich) es un alto mando, quien no termina de entender el interés del capitán por el persa.

Se han rodado cientos de películas sobre el holocausto y la Segunda Guerra Mundial, El profesor de persa es una más, pero es una buena historia que se centra en dos personajes a través de los cuales se nos muestra los claroscuros del ser humano.


LO MEJOR:
-Nahuel Pérez Biscayart y Lars Eidinger, que realizan sendas estupendas interpretaciones.
-La capacidad de Perelman de manejar con tino momentos tensos con otros más relajados e incluso con humor.
-Su buena factura.
-Que al final no te deja indiferente.

LO PEOR:
-Al triángulo amoroso nazi quizá le falte un poco más de empaque

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Pinocho

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