Toda acción tiene una reacción, y toda reacción a su vez puede generar nuevas acciones y, con ello, lo que puede nacer como algo pequeño convertirse en notorio. No sé si este es el caso, pero sin duda una reacción sí que fue determinante para que me decidiera hacerme con un clásico del shojo, del que hablaban maravillosamente bien desde Pro Shojo Spain (hecho que, obviamente, también pesó mucho en mi decisión). Esta reacción fue la polémica que se suscitó acerca del diseño de la sobrecubierta de la obra, con un fondo oscuro, un poco estrellado, y el rostro de la protagonista copando la mayor parte del espacio. Concordé, como la mayoría, que no era lo más estético del mundo, pero tampoco me parecía tan horripilante como proferían algunos tuiteros (y más comparándola con la de una edición francesa), así que me dije iba a apoyar la obra.
Paradójicamente, también fue importante el hecho de que no soy un gran lector de shojo, y de que fuera un clásico. Con ello quería satisfacer dos huecos como otaku completista: leer un manga dirigido en inicio a una demografía diferente a la mía y conocer una historia fundamental, que marcaría a muchos mangakas, y que sentó precedentes en la forma de narrar y crear personajes.
La rosa de Versalles cuenta la historia de Oscar François de Jarjayes, Hans Axel Von Fersen y Maria Antonieta. La primera es la sexta hija de una familia de nobles franceses que tienen la confianza de los monarcas desde hace generaciones, por lo que suelen dirigir la Guardia Imperial, y que un padre traumatizado por no tener al fin un hijo decide criarla como tal; el segundo es el primogénito de un noble sueco de gran riqueza, y quien conquistará muchos corazones en Versalles, incluyendo el de Maria Antonieta, hija de la emperatriz de Austria y futura reina de Francia. Tres personajes y tres vidas que se cruzarán y vivirán alegrías y muchas penurias.
Supongo que una de las cosas que más atrajo a los lectores nipones al empezar a publicarse la obra de Riyoko Ikeda, allá por el año 1972, fue su exótica ambientación occidental, en una época tan convulsa como los años previos a la Revolución Francesa además, con la corte de Versalles y sus lujos, los vestidos sobrecargados y la ostentosa vida de la corte, así como todas las rencillas que narra tan bien ya desde el primer volumen (el enfrentamiento entre Maria Antonieta y Madame Du Barry es antológico). Parece ser que hubo algo en concreto que fascinó a los lectores y fue Oscar, esa niña criada como niño que va ganando protagonismo a medida que la princesa (y luego reina) crece, y cuya evolución, y su lucha interna, es muy notable.
Los personajes son uno de los puntos fuertes de la obra, no solo Oscar brilla, aunque es la que tiene el arco evolutivo más amplio, Maria Antonieta también resulta muy atrayente. Esa forma de manipular con su encanto al inicio por ejemplo, o sus inconscientes desmanes cuando es coronada reina, pero solo a ratos parece saber de sus errores, y eso la llevará al destino que todos conocemos. Von Fersen cierra el triángulo amoroso, un atractivo personaje leal y capaz de todo por amor.
Paradójicamente, también fue importante el hecho de que no soy un gran lector de shojo, y de que fuera un clásico. Con ello quería satisfacer dos huecos como otaku completista: leer un manga dirigido en inicio a una demografía diferente a la mía y conocer una historia fundamental, que marcaría a muchos mangakas, y que sentó precedentes en la forma de narrar y crear personajes.
La rosa de Versalles cuenta la historia de Oscar François de Jarjayes, Hans Axel Von Fersen y Maria Antonieta. La primera es la sexta hija de una familia de nobles franceses que tienen la confianza de los monarcas desde hace generaciones, por lo que suelen dirigir la Guardia Imperial, y que un padre traumatizado por no tener al fin un hijo decide criarla como tal; el segundo es el primogénito de un noble sueco de gran riqueza, y quien conquistará muchos corazones en Versalles, incluyendo el de Maria Antonieta, hija de la emperatriz de Austria y futura reina de Francia. Tres personajes y tres vidas que se cruzarán y vivirán alegrías y muchas penurias.
Supongo que una de las cosas que más atrajo a los lectores nipones al empezar a publicarse la obra de Riyoko Ikeda, allá por el año 1972, fue su exótica ambientación occidental, en una época tan convulsa como los años previos a la Revolución Francesa además, con la corte de Versalles y sus lujos, los vestidos sobrecargados y la ostentosa vida de la corte, así como todas las rencillas que narra tan bien ya desde el primer volumen (el enfrentamiento entre Maria Antonieta y Madame Du Barry es antológico). Parece ser que hubo algo en concreto que fascinó a los lectores y fue Oscar, esa niña criada como niño que va ganando protagonismo a medida que la princesa (y luego reina) crece, y cuya evolución, y su lucha interna, es muy notable.
Los personajes son uno de los puntos fuertes de la obra, no solo Oscar brilla, aunque es la que tiene el arco evolutivo más amplio, Maria Antonieta también resulta muy atrayente. Esa forma de manipular con su encanto al inicio por ejemplo, o sus inconscientes desmanes cuando es coronada reina, pero solo a ratos parece saber de sus errores, y eso la llevará al destino que todos conocemos. Von Fersen cierra el triángulo amoroso, un atractivo personaje leal y capaz de todo por amor.
Los secundarios no son menos importantes. André es el fiel servidor y acompañante de Oscar, capaz de darlo todo por ella aun sin estar siempre de acuerdo; Rosalie es tan cándida, inocente, ingenua y bondadosa que se le llega a tomar algo de manía, y si a ello se le suma que es llorica, llega un punto en el que satura; en contrapartida Jeanne es desmedidamente ambiciosa, capaz de todo para alcanzar sus objetivos, y gracias a la cual tenemos una de las tramas más tensas y emocionantes de toda la historia. Posteriormente, cuando se acerca o llega la Revolución, aparecen otros personajes y, con ellos, se abren nuevas tramas que son capaces de absorbernos por completo, aunque algún volumen (como el séptimo) resulta más irregular que otros.
Algunas personas no se acercan a mangas clásicos porque su estética les parece anticuada, lo cual es un craso error. Aun cuando un dibujo pueda no parecer atractivo, si el guion es bueno, como es el caso, pronto se olvida uno de ese detalle o incluso empieza a ver bondades en aquello que solo se encontraban defectos. El de Ikeda es un arte influenciado por Tezuka (se nota en algunos momentos concretos especialmente), y seguro que en otros autores de la época, pero no se puede negar su atención con los detalles, especialmente con el vestuario (aunque haya algún error y anacronismo como indica la propia autora en sus comentarios en el noveno tomo), pero también en los peinados de los personajes, no así tanto en los fondos, que suelen ser escasos, pero cuando dibuja los escenarios y otros elementos se nota también la documentación que hay tras ellos. A todo ello se suma su capacidad de transmitir los sentimientos y estados anímicos, jugando muy bien con la composición de página para generar un mayor dramatismo, tensión o una atmósfera romántica o de pasión. Como nota negativa pondría que en ocasiones se cambia de escena y uno no se da cuenta de inmediato, pues no hay referencias espaciales que así lo indiquen (de vestuario o peinados la mayoría de las veces, y demasiado sutiles quizá), así como el uso de recursos que no aclaran si el personaje está pensando o hablando.
ECC Ediciones es la editorial que se ha encargado de reeditar este gran drama, quedándose no solo en la historia principal, que son los nueve primeros tomos (los cuales oscilan entre las 208 y las 176 páginas), sino que ha publicado otros cinco tankoubon que permanecían inéditos en España hasta la fecha y añaden más historias que enriquecen la principal. La edición, más allá de que parezcan o no feas sus sobrecubiertas, mantiene una calidad estándar buena, aunque en el primer y último tomo (en los míos al menos) haya problemas en la impresión (con imágenes trepidadas) y haya erratas ortotipográficas en alguno que otro. Su precio de salida fue de 7,95 euros.
La rosa de Versalles es un clásico que merece la pena catar. Destaca por su trío protagonista y por un buen puñado de secundarios, así como por la intensidad de sus tramas, en las que transmite el ambiente de la época, y que sabe generar tensión cuando así lo requiere (la fuga de los reyes es otro gran momento, por ejemplo) y transmitir los sentimientos de unos personajes siempre sufridores.
Algunas personas no se acercan a mangas clásicos porque su estética les parece anticuada, lo cual es un craso error. Aun cuando un dibujo pueda no parecer atractivo, si el guion es bueno, como es el caso, pronto se olvida uno de ese detalle o incluso empieza a ver bondades en aquello que solo se encontraban defectos. El de Ikeda es un arte influenciado por Tezuka (se nota en algunos momentos concretos especialmente), y seguro que en otros autores de la época, pero no se puede negar su atención con los detalles, especialmente con el vestuario (aunque haya algún error y anacronismo como indica la propia autora en sus comentarios en el noveno tomo), pero también en los peinados de los personajes, no así tanto en los fondos, que suelen ser escasos, pero cuando dibuja los escenarios y otros elementos se nota también la documentación que hay tras ellos. A todo ello se suma su capacidad de transmitir los sentimientos y estados anímicos, jugando muy bien con la composición de página para generar un mayor dramatismo, tensión o una atmósfera romántica o de pasión. Como nota negativa pondría que en ocasiones se cambia de escena y uno no se da cuenta de inmediato, pues no hay referencias espaciales que así lo indiquen (de vestuario o peinados la mayoría de las veces, y demasiado sutiles quizá), así como el uso de recursos que no aclaran si el personaje está pensando o hablando.
ECC Ediciones es la editorial que se ha encargado de reeditar este gran drama, quedándose no solo en la historia principal, que son los nueve primeros tomos (los cuales oscilan entre las 208 y las 176 páginas), sino que ha publicado otros cinco tankoubon que permanecían inéditos en España hasta la fecha y añaden más historias que enriquecen la principal. La edición, más allá de que parezcan o no feas sus sobrecubiertas, mantiene una calidad estándar buena, aunque en el primer y último tomo (en los míos al menos) haya problemas en la impresión (con imágenes trepidadas) y haya erratas ortotipográficas en alguno que otro. Su precio de salida fue de 7,95 euros.
La rosa de Versalles es un clásico que merece la pena catar. Destaca por su trío protagonista y por un buen puñado de secundarios, así como por la intensidad de sus tramas, en las que transmite el ambiente de la época, y que sabe generar tensión cuando así lo requiere (la fuga de los reyes es otro gran momento, por ejemplo) y transmitir los sentimientos de unos personajes siempre sufridores.
LO MEJOR:
-Una historia apasionante, que nos sumerge en la época y todas sus convulsiones.
-Los personajes, bien construidos, con sus bondades y defectos, sus pasiones y odios.
-A mí el arte de Ikeda me parece la mar de bueno, y mejora con los tomos.
LO PEOR:
-Algún bajón en la narración, algunas transiciones entre escenas y otros detalles no muy sustanciales.
-Que mete un poco de dramatismo de más en según qué puntos.
-Rosalie es un personaje relativamente atractivo al inicio, pero al final se le coge cierta manía, primero por ser tan cándida, ingenua y bondadosa y, posteriormente, por ser tan llorona.
-A lo largo de los tomos hay alguna que otra errata ortotipográfica.
Las historias extras:
Los últimos cinco tomos de La rosa de Versalles son historias cortas que aportan una nueva visión de hechos conocidos o son independientes al relato principal.
Este último es el caso del volumen 10, que es una especie de cuento gótico donde Oscar, Rosalie y André van a visitar a una de las hermanas de la primera, que vive en el campo. Allí conocerán a una misteriosa y fría condesa, en cuya mansión terminarán. Una historia muy curiosa inspirada muy libremente en un personaje histórico.
A partir del undécimo volumen se recoge historias que la autora creó cuatro décadas después de terminar la obra original. Son mangas muy variados que en muchos casos dan protagonismos a otros personajes y que nos cuenta historias paralelas o pasadas de algunos de ellos. Personalmente me ha gustado especialmente aquella en la que se centra en Gerodelle, que nos hace entender mejor a un personaje que aparece abruptamente; otra historia de especial interés tiene a Alain de protagonista, y hay otra también de gran interés donde se nos cuenta cómo se conocieron los padres de Oscar. Por contra, la que me ha resultado más aburrida se centra en Oscar y su constante encuentro con un doppelgänger, puesto resulta en exceso reiterativa. Creo que habría sido más amena si Ikeda nos hubiera mostrado directamente una realidad alternativa.
El último volumen recopila cuatro episodios donde Rosalie y su hijo son los protagonistas. Son hechos posteriores a la revolución que amplían la historia principal y nos cuenta más sobre la suerte de muchos personajes y de Francia. Una gran historia salvo por el hecho de que Rosalie resulta insoportable por sus constantes lloriqueos
Obviamente, el dibujo de estos capítulos extras, salvo el del décimo tomo, varía bastante, siendo de estilo más moderno, pero también resulta en poco tosco en lo que se refiere a los rostros, aunque mejora a medida que avanzan las páginas. También es mi impresión que dibuja más fondos que en la historia principal, además, tienen páginas a color.
-Una historia apasionante, que nos sumerge en la época y todas sus convulsiones.
-Los personajes, bien construidos, con sus bondades y defectos, sus pasiones y odios.
-A mí el arte de Ikeda me parece la mar de bueno, y mejora con los tomos.
LO PEOR:
-Algún bajón en la narración, algunas transiciones entre escenas y otros detalles no muy sustanciales.
-Que mete un poco de dramatismo de más en según qué puntos.
-Rosalie es un personaje relativamente atractivo al inicio, pero al final se le coge cierta manía, primero por ser tan cándida, ingenua y bondadosa y, posteriormente, por ser tan llorona.
-A lo largo de los tomos hay alguna que otra errata ortotipográfica.
Las historias extras:
Los últimos cinco tomos de La rosa de Versalles son historias cortas que aportan una nueva visión de hechos conocidos o son independientes al relato principal.
Este último es el caso del volumen 10, que es una especie de cuento gótico donde Oscar, Rosalie y André van a visitar a una de las hermanas de la primera, que vive en el campo. Allí conocerán a una misteriosa y fría condesa, en cuya mansión terminarán. Una historia muy curiosa inspirada muy libremente en un personaje histórico.
A partir del undécimo volumen se recoge historias que la autora creó cuatro décadas después de terminar la obra original. Son mangas muy variados que en muchos casos dan protagonismos a otros personajes y que nos cuenta historias paralelas o pasadas de algunos de ellos. Personalmente me ha gustado especialmente aquella en la que se centra en Gerodelle, que nos hace entender mejor a un personaje que aparece abruptamente; otra historia de especial interés tiene a Alain de protagonista, y hay otra también de gran interés donde se nos cuenta cómo se conocieron los padres de Oscar. Por contra, la que me ha resultado más aburrida se centra en Oscar y su constante encuentro con un doppelgänger, puesto resulta en exceso reiterativa. Creo que habría sido más amena si Ikeda nos hubiera mostrado directamente una realidad alternativa.
El último volumen recopila cuatro episodios donde Rosalie y su hijo son los protagonistas. Son hechos posteriores a la revolución que amplían la historia principal y nos cuenta más sobre la suerte de muchos personajes y de Francia. Una gran historia salvo por el hecho de que Rosalie resulta insoportable por sus constantes lloriqueos
Obviamente, el dibujo de estos capítulos extras, salvo el del décimo tomo, varía bastante, siendo de estilo más moderno, pero también resulta en poco tosco en lo que se refiere a los rostros, aunque mejora a medida que avanzan las páginas. También es mi impresión que dibuja más fondos que en la historia principal, además, tienen páginas a color.
Otras opiniones:
Otros tebeos japoneses (clásicos o no):
2 comentarios:
Clasicazo al que nunca he prestado demasiada atención, pero admito que tras tu reseña... puede que la cosa cambie.
Ay, mis pobres estanterías y bolsillos...
Fue uno de los motivos por lo que me lo compré, hay clásicos que hay que catar sí o sí.
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