Como he comentado en alguna ocasión, mi primer acercamiento a la obra de Akira Toriyama fue a través de su adaptación animada, cuando un compañero de clase me habló de la emisión en el canal autonómico de Andalucía de una increíble serie llamada "Las siete bolas de dragón". Resultó que la serie en cuestión se titulaba "Bola de dragón", y lo cierto es que tanto yo como el resto de mi familia lo flipamos con las aventuras de Goku, quedando enganchados a la misma desde el primer capítulo que vimos.
Años más tarde vi un ejemplar de la Serie roja de Dragon Ball, le eché un ojo y no pude sino comprármelo y devorarlo. Tras ello todo lo que oliera a Toriyama atraía mi atención, haciéndome poco después con una revista manganime donde descubrí no solo otras de sus obras, sino la gran variedad de historias que se publicaban en Japón. Entonces no lo sabía, pero acababa de nacer un otaku.
En Occidente, Toriyama se hizo popular gracias a Goku y compañía, pero en Japón ya era un mangaka de éxito antes de ello. Inició su carrera con la publicación de varias historias cortas cargadas de un humor absurdo muy peculiar, explotando dicha faceta con Dr. Slump, su primer gran hit, un manga humorístico con descacharrantes capítulos y cuyos personajes se encontraron con los de Dragon Ball tanto en papel como en el anime.
Es harto probable que el gigantesco éxito de Dragon Ball impidiera que Toriyama realizara otras series, puesto que se vio obligado a alargar la historia hasta que se agotó de la misma y, aún así, le dio un final que, personalmente, me gustó mucho. Posteriormente nunca llegó a serializar un manga de más de unos pocos capítulos, a la par que continuaba diseñando personajes para algunos videojuegos, como los popularísimos Dragon Quest. Pero tras la publicación de Jaco, the Galactic Patrolman, y tras el éxito de la película Dragon Ball Z: La batalla de los dioses, colaboró en la resurrección de su insigne obra creando Dragon Ball Super, dibujada por Toyataro bajo su atenta supervisión, que generó otro bum equiparable o superior al de los 90, atrayendo a nuevas generaciones a la par que a los veteranos.
Si en 2023 murió el responsable de mi amor por los tebeos, este año lo ha hecho quien afianzó y expandió mi pasión por el noveno arte, quien me descubrió un nuevo mundo de alucinantes aventuras, de acción frenética, variopintos personajes y un dibujo y narrativa que nunca había visto.
Akira Toriyama murió el 1 de marzo de 2024, a la edad de 68 años, a consecuencia de una hemorragia cerebral aguda. Descansa en paz, Sensei, muchas gracias por tantos momentos alucinantes, por tantas horas de entretenimiento y diversión.
Años más tarde vi un ejemplar de la Serie roja de Dragon Ball, le eché un ojo y no pude sino comprármelo y devorarlo. Tras ello todo lo que oliera a Toriyama atraía mi atención, haciéndome poco después con una revista manganime donde descubrí no solo otras de sus obras, sino la gran variedad de historias que se publicaban en Japón. Entonces no lo sabía, pero acababa de nacer un otaku.
En Occidente, Toriyama se hizo popular gracias a Goku y compañía, pero en Japón ya era un mangaka de éxito antes de ello. Inició su carrera con la publicación de varias historias cortas cargadas de un humor absurdo muy peculiar, explotando dicha faceta con Dr. Slump, su primer gran hit, un manga humorístico con descacharrantes capítulos y cuyos personajes se encontraron con los de Dragon Ball tanto en papel como en el anime.
Es harto probable que el gigantesco éxito de Dragon Ball impidiera que Toriyama realizara otras series, puesto que se vio obligado a alargar la historia hasta que se agotó de la misma y, aún así, le dio un final que, personalmente, me gustó mucho. Posteriormente nunca llegó a serializar un manga de más de unos pocos capítulos, a la par que continuaba diseñando personajes para algunos videojuegos, como los popularísimos Dragon Quest. Pero tras la publicación de Jaco, the Galactic Patrolman, y tras el éxito de la película Dragon Ball Z: La batalla de los dioses, colaboró en la resurrección de su insigne obra creando Dragon Ball Super, dibujada por Toyataro bajo su atenta supervisión, que generó otro bum equiparable o superior al de los 90, atrayendo a nuevas generaciones a la par que a los veteranos.
Si en 2023 murió el responsable de mi amor por los tebeos, este año lo ha hecho quien afianzó y expandió mi pasión por el noveno arte, quien me descubrió un nuevo mundo de alucinantes aventuras, de acción frenética, variopintos personajes y un dibujo y narrativa que nunca había visto.
Akira Toriyama murió el 1 de marzo de 2024, a la edad de 68 años, a consecuencia de una hemorragia cerebral aguda. Descansa en paz, Sensei, muchas gracias por tantos momentos alucinantes, por tantas horas de entretenimiento y diversión.
2 comentarios:
Se nos fue un mito del cómic.
Descanse en paz.
Con él nos iniciamos varias generaciones en este vasto mundo del manganime.
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