Tras la muerte de su marido y el colapso económico de su región, sin un lugar al que poder llamar hogar, Fern se desprende de todo y decide llevar una vida errante en su furgoneta, yendo de pueblo en pueblo en busca de un empleo temporal, y recorriendo a su vez los Estados Unidos.
Nomadland (ídem, 2020) es una de las películas independientes del momento (y, pienso, perdurará), cuarto largometraje de Chloé Zhao (que tiene pendiente de estreno la nada indie Los Eternos) en la dirección, se ha convertido en uno de los favoritas de la crítica y la temporada de premios (con galardones en Venecia, en los Globos de Oro y gran triunfadora en los BAFTA, entre muchos otros certámenes y festivales). El hecho de que tenga a Frances McDormand (Tres anuncios en las afueras) encabezando el reparto tiene mucha culpa de ello.
Basada en el libro de no ficción País nómada. Supervivientes del siglo XXI escrito por Jessica Bruder, el que para mí es el punto más interesante de Nomadland es que nos muestra una realidad de Estados Unidos totalmente diferente a la que se suele enfocar el cine comercial hollywoodiense. Aquí los protagonistas no son ejecutivos, ni tan siquiera trabajadores normales y corrientes, sus protagonistas no viven en modestas viviendas de 300 metros cuadrados en los suburbios, sino que son personas que obligados o de motu proprio han optado por vivir en un hogar rodante, sin esclavizarse a una hipoteca que quizá no puedan pagar, ganando libertad pero también teniendo que pagar un peaje por ello. La mayoría son personas heridas, que se siente excluidas por el sistema o que simplemente ven la perversidad del mismo, personas que han sufrido grandes pérdidas y que buscan cerrar heridas, que han encontrado su sitio entre una peculiar tribu de gente que, como ellos, llevan unos pocos trastos y muchos recuerdos acuestas.
Si hay algo en lo que destaca Nomadland es en la autenticidad de los personajes y la naturalidad de todos ellos. Desde la mencionada Frances McDormand, que compone otro magnífico personaje en su particular galería, pasando por el siempre interesante David Strathairn (Billions, Lincoln), y terminando en todo un gran elenco de secundarios no profesionales, como Linda May, Bob Wells y Swankie, que regalan momentos mágicos, instantes íntimos a la luz de una hoguera y rodeados de los paisajes del desierto.
Películas como Nomadland son por completo necesarias, ya que a través de las mismas descubrimos nuevas realidades, otras formas de vivir que son tan válidas como las que nos venden, quizás más auténticas y, por descontado, más respetuosas con esta nave a la deriva en la que vivimos todos.
Nomadland (ídem, 2020) es una de las películas independientes del momento (y, pienso, perdurará), cuarto largometraje de Chloé Zhao (que tiene pendiente de estreno la nada indie Los Eternos) en la dirección, se ha convertido en uno de los favoritas de la crítica y la temporada de premios (con galardones en Venecia, en los Globos de Oro y gran triunfadora en los BAFTA, entre muchos otros certámenes y festivales). El hecho de que tenga a Frances McDormand (Tres anuncios en las afueras) encabezando el reparto tiene mucha culpa de ello.
Basada en el libro de no ficción País nómada. Supervivientes del siglo XXI escrito por Jessica Bruder, el que para mí es el punto más interesante de Nomadland es que nos muestra una realidad de Estados Unidos totalmente diferente a la que se suele enfocar el cine comercial hollywoodiense. Aquí los protagonistas no son ejecutivos, ni tan siquiera trabajadores normales y corrientes, sus protagonistas no viven en modestas viviendas de 300 metros cuadrados en los suburbios, sino que son personas que obligados o de motu proprio han optado por vivir en un hogar rodante, sin esclavizarse a una hipoteca que quizá no puedan pagar, ganando libertad pero también teniendo que pagar un peaje por ello. La mayoría son personas heridas, que se siente excluidas por el sistema o que simplemente ven la perversidad del mismo, personas que han sufrido grandes pérdidas y que buscan cerrar heridas, que han encontrado su sitio entre una peculiar tribu de gente que, como ellos, llevan unos pocos trastos y muchos recuerdos acuestas.
Si hay algo en lo que destaca Nomadland es en la autenticidad de los personajes y la naturalidad de todos ellos. Desde la mencionada Frances McDormand, que compone otro magnífico personaje en su particular galería, pasando por el siempre interesante David Strathairn (Billions, Lincoln), y terminando en todo un gran elenco de secundarios no profesionales, como Linda May, Bob Wells y Swankie, que regalan momentos mágicos, instantes íntimos a la luz de una hoguera y rodeados de los paisajes del desierto.
Películas como Nomadland son por completo necesarias, ya que a través de las mismas descubrimos nuevas realidades, otras formas de vivir que son tan válidas como las que nos venden, quizás más auténticas y, por descontado, más respetuosas con esta nave a la deriva en la que vivimos todos.
LO MEJOR:
-Frances McDormand, que nos brinda otra magnífica interpretación, y el resto del elenco.
-Una buena realización, destacando la dirección de actores.
-La fotografía y la música.
-Los maravillosos paisajes.
-Frances McDormand, que nos brinda otra magnífica interpretación, y el resto del elenco.
-Una buena realización, destacando la dirección de actores.
-La fotografía y la música.
-Los maravillosos paisajes.
LO PEOR:
-¿Maquilla un poco a Amazon?
¿Quién debería verla?
Amantes de las road movies, de las formas de vivir alternativas y, en general, personas interesadas en el mundo en el que viven.
Otras opiniones:
Más cine que muestra otras realidades:
No hay comentarios:
Publicar un comentario