No se esperaba, a estas alturas del año (recordar que se celebra habitualmente en marzo), la ineludible cita anual madrileña pero, para sorpresa de todos y con el poco margen habitual, la gente de SYFY España anunció una edición especial de la Muestra Syfy, más pequeñita, con tan solo un día de evento (el 31 de octubre, obviamente), pero bien cargada con seis proyecciones.
Mi intención inicial era asistir a todas y cada una de ellas, pero mi estado de salud no era lo que se dice el ideal y, ya el sábado (o sea, antes de ir), decidí que mejor la última sesión me la saltaba para ir directo a la cama. No obstante, de los miembros habituales de la Compañía de la Muestra mi acompañante y yo fuimos los únicos en acudir a la sesión matinal, probablemente porque éramos los únicos que todavía no habíamos visto la película en cuestión.
La sesión matutina suele estar dedicada a films todavía inéditos en salas o clásicos vistos muchas veces pero accesibles para (casi) todas las edades, este último es el caso de Agárrame esos fantasmas (The Frighteners, 1996), el que fue el salto a Hollywood (más claro no lo podían dejar con el Robert Zemeckis present) de Peter Jackson, una comedia con elementos de terror protagonizada por Michael J. Fox y Trini Alvarado. Es bastante simpática, con un divertido Fox en su salsa y unos efectos visuales que debieron de ser impactantes en la época y, aunque ahora resalten un poco, no han envejecido mal del todo. A pesar de ser de mediados de los 90 transpira cierto aroma ochentero. Un inicio de jornada ligero y entretenido.Tras el obligado refrigerio, le tocaba el turno a la primera producción oriental de la jornada, la japonesa Más allá de los dos minutos infinitos (Droste no hate de bokura, 2021), película de muy bajo presupuesto, rodada con teléfono móvil, y que muchos la comparaban con la también nipona One Cut of the Dead (que pudimos disfrutar en la 16 Muestra Syfy). Algo de la esencia de la cinta de Shinichirô Ueda tiene el debut en el largometraje de Junta Yamaguchi, pero por lo demás son muy diferentes, ya que la primera es una (falsa) película de zombis y esta un ingenioso bucle temporal. Su metraje es bastante comedido (poco más de una hora) y va directa al grano, pero aún así me cansó, especialmente en su tramo medio, quizás porque los personajes pasan mucho rato explicando el fenómeno, pero no es menos cierto que el bucle se cierra satisfactoriamente.
Mi intención inicial era asistir a todas y cada una de ellas, pero mi estado de salud no era lo que se dice el ideal y, ya el sábado (o sea, antes de ir), decidí que mejor la última sesión me la saltaba para ir directo a la cama. No obstante, de los miembros habituales de la Compañía de la Muestra mi acompañante y yo fuimos los únicos en acudir a la sesión matinal, probablemente porque éramos los únicos que todavía no habíamos visto la película en cuestión.
La sesión matutina suele estar dedicada a films todavía inéditos en salas o clásicos vistos muchas veces pero accesibles para (casi) todas las edades, este último es el caso de Agárrame esos fantasmas (The Frighteners, 1996), el que fue el salto a Hollywood (más claro no lo podían dejar con el Robert Zemeckis present) de Peter Jackson, una comedia con elementos de terror protagonizada por Michael J. Fox y Trini Alvarado. Es bastante simpática, con un divertido Fox en su salsa y unos efectos visuales que debieron de ser impactantes en la época y, aunque ahora resalten un poco, no han envejecido mal del todo. A pesar de ser de mediados de los 90 transpira cierto aroma ochentero. Un inicio de jornada ligero y entretenido.Tras el obligado refrigerio, le tocaba el turno a la primera producción oriental de la jornada, la japonesa Más allá de los dos minutos infinitos (Droste no hate de bokura, 2021), película de muy bajo presupuesto, rodada con teléfono móvil, y que muchos la comparaban con la también nipona One Cut of the Dead (que pudimos disfrutar en la 16 Muestra Syfy). Algo de la esencia de la cinta de Shinichirô Ueda tiene el debut en el largometraje de Junta Yamaguchi, pero por lo demás son muy diferentes, ya que la primera es una (falsa) película de zombis y esta un ingenioso bucle temporal. Su metraje es bastante comedido (poco más de una hora) y va directa al grano, pero aún así me cansó, especialmente en su tramo medio, quizás porque los personajes pasan mucho rato explicando el fenómeno, pero no es menos cierto que el bucle se cierra satisfactoriamente.
The Medium (ídem, 2021) es una de las películas que más comentarios he leído tras su pase por Sitges, y de las que más curiosidad me despertaba. Esta producción tailandesa dirigida por Banjon Pisanthanakun (Shutter: El fotógrafo) empieza como un falso documental sobre el folclore y ritos de una zona rural, centrándose en Nim, una chamana, y su familia. Mientras mantiene el toque documental, y a pesar de las sobreexplicaciones en forma de rótulos, me parece un filme más que notable que resulta verosímil e incluso fascinante en su forma de exponer las costumbres y ritos, así como cuando se introduce el (muy nombrado) personaje de Mink y su cada vez más extraño comportamiento; pero cuando el realizador empieza a tomar prestados elementos de Paranormal Activity su interés empieza a decaer... a pesar de que en estos pasajes tiene algún eficaz susto. Y no se remata (para bien) la faena con la esperada ceremonia final, un exorcismo que no empieza mal y que incluso tiene una sorpresa interesante, pero que se torna confusa y se alarga de más. También es justo añadir que a algunas personas les ha pasado lo contrario que a mí, se han dormido en el tramo documental y divertido con la traca final.
Sion Sono (Antiporno) es un prolífico cineasta nipón del que no había visto nada hasta la fecha, y el cual se ha juntado con un no menos prolífico actor como Nicolas Cage (Bangkok Dangerous) para crear Prisoners of the Ghostland (ídem, 2021), un film del que no esperaba nada bueno y con (casi) nada bueno me encontré. Y es que a pesar de gozar con un nivel de producción bastante decente (solo hay que ver los escenarios), la historia es absurda como ella sola o, al menos, está contada con tal desgana que tiene una lógica cogida con pinzas. Cage interpreta al Héroe, el cual, por encargo del Gobernador (Bill Moseley), debe ir a buscar a Bernice, a la que da vida Sofia Boutella (Atómica), la cual se encuentra en Ghostland, un lugar del que no se puede escapar porque quien lo intenta se le aparece unos tipos con pintas muy raras y muchos focos... Para mí lo único rescatable de este batiburrillo de historia postapocalíptica a lo Mad Max, mezclada con cierto toque a western y jugosas dosis de chanbara, son algunos enfrentamientos con catana, por lo demás es aburrida y me puso el cuerpo peor de lo que ya lo tenía.
Salir a la calle y tomar un poco el fresco no me vino mal después de la lisérgica experiencia vivida. Me ayudó a despejar la mente, aunque era consciente de que me estaba aflorando un inevitable dolor de cabeza. Y así comenzó la que sería para mí la última sesión, que debía empezar a las 22 horas pero lo hizo pasadas las 23, tras la oportuna presentación por parte de Leticia Dolera y Gorka “Ochoa”.
No me encuentro entre los fanes de Edgar Wright (Baby Driver), de hecho he visto poco de su cine, así que no iba entusiasmado, pero salí de la sala, a pesar de la cefalea, muy contento.
De Última noche en el Soho (Last Night in Soho, 2021) lo mejor es ir sabiendo lo menos posible. Solo diré que Eloise, una joven de pueblo de especial sensibilidad, quiere cumplir su sueño, que también fue el de su madre, de ser diseñadora de moda; consigue una beca y se va a Londres donde descubrirá, como le advirtió su abuela, que las cosas no son siempre tan bonitas como parecen. Al inicio uno anda un poco perdido con la experiencia de Eloise, pero Wright, sin prisas, nos va dando información y sumergiéndonos en la oscuridad junto a la protagonista. Una propuesta original con más de una sorpresa, y la mejor película de esta edición de la Muestra. Destacar la labor de Thomasin McKenzie (Tiempo) y de Anya Taylor-Joy (Glass (Cristal)). Se estrena el 19 de noviembre y, desde aquí, os recomiendo su visionado.
No me encuentro entre los fanes de Edgar Wright (Baby Driver), de hecho he visto poco de su cine, así que no iba entusiasmado, pero salí de la sala, a pesar de la cefalea, muy contento.
De Última noche en el Soho (Last Night in Soho, 2021) lo mejor es ir sabiendo lo menos posible. Solo diré que Eloise, una joven de pueblo de especial sensibilidad, quiere cumplir su sueño, que también fue el de su madre, de ser diseñadora de moda; consigue una beca y se va a Londres donde descubrirá, como le advirtió su abuela, que las cosas no son siempre tan bonitas como parecen. Al inicio uno anda un poco perdido con la experiencia de Eloise, pero Wright, sin prisas, nos va dando información y sumergiéndonos en la oscuridad junto a la protagonista. Una propuesta original con más de una sorpresa, y la mejor película de esta edición de la Muestra. Destacar la labor de Thomasin McKenzie (Tiempo) y de Anya Taylor-Joy (Glass (Cristal)). Se estrena el 19 de noviembre y, desde aquí, os recomiendo su visionado.
Después del suspense sobrenatural se proyectaba la serie Day of the Dead, la cual, como mencioné antes, opté por no ver, pero tampoco me perdí mucho según me han dicho, aunque parece simpática.
Desde luego que hubiese disfrutado mucho más del evento si mi salud no hubiera estado tan tambaleante, pero aun así fue un excelente día de cine, con una buena y heterogénea selección (solo una salió rana) y con la alegría añadida de tener la confirmación de que en marzo de 2022 la Muestra Syfy regresará con su formato habitual. Allí estaremos.
Desde luego que hubiese disfrutado mucho más del evento si mi salud no hubiera estado tan tambaleante, pero aun así fue un excelente día de cine, con una buena y heterogénea selección (solo una salió rana) y con la alegría añadida de tener la confirmación de que en marzo de 2022 la Muestra Syfy regresará con su formato habitual. Allí estaremos.
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