16 diciembre 2021

País del oro, país del agua, de Nao Iwamoto

El País A y el País B llevan enfrentados desde tiempos inmemoriales y Dios, cansado de tantos estúpidos conflictos (el último por una caca de perro), ordena que el País B envíe al hombre más inteligente para que se case con alguien del País A, y que este último mande al País B a su mujer más hermosa para que se case con uno de sus habitantes. Ambos países cumplen... a su manera, pero lo que no contaban es con que Naranbayar, un joven ingeniero, y Sara, la nonagésima tercera princesa del País A, se encontraran.

Me hice con País del oro, país del agua con la entrada anticrisis de la Japan Weekend de febrero de 2020, sin hacerme muchas ilusiones por su calidad (sinceramente, de otra manera raro sería que me lo hubiese comprado) pero sí con mucha curiosidad por la obra de Nao Iwamoto (la primera que publica en España), ya que había leído algo sobre la misma y visto alguna ilustración.

La historia es, básicamente, una fábula sobre la tolerancia y los prejuicios, muy sencilla, repleta de casualidades, y quizá por ello resulte tan entrañable y entretenida.

Son sus dos personajes principales el mayor atractivo. Sara, a pesar de ser princesa, es una chica inocente y sin maldad, que no tiene grandes ambiciones y que, al menos en inicio, parece que carece de valor, además de tener no pocos complejos por culpa de su aspecto; Naranbayar, sin embargo, es un plebeyo avispado, inteligente y también preocupado por llevar buena comida para él y su familia, además de ser generoso y amable, por lo que cuando se tropieza por primera vez con la princesa no duda en ayudarla (que le invite a comer en agradecimiento también es un acicate) siguiendo posteriormente apoyándola porque teme que al iniciarse otra guerra su país termine malparado.
 
A pesar de ser tan diferentes, y de proceder de mundos tan distintos, congenian rápidamente y poco a poco entienden que pueden hacer algo para mejorar las relaciones entre sus países y mejorar la vida de los habitantes de ambos. Es aquí cuando van entrando en acción otros personajes, como dos ministros, otras princesas y el rey del País A, y, en menor medida, el patriarca y otros personajes del País B, enfrentándose dos posturas opuestas, sobre todo cuando ven las intenciones de Naranbayar y sus aliados. Eso sí, las intrigas y la política misma de las naciones son bastantes simples (y los protagonistas se encargan de explicárnoslas), lo cual hace que no se retuerza la historia innecesariamente y consigue que el tono general sea liviano.

Mirando el catálogo de cómic japonés de Fandogamia Editorial, heterogéneo pero con no pocos mangas con aspectos en común, no sorprende que se decidieran a publicar esta obra, ya que sus protagonistas, especialmente Sara, no entran dentro de los cánones habituales. La edición, no obstante, sí que entra dentro del canon, lo cual quiere decir que estamos ante una bonito tomo, encuadernado en rústica con sobrecubierta (17,3x11,2 cm), con 290 páginas de tebeo, tres de ellas a color. Su precio es de 10 euros.

Quien busque grandes complots palaciegos, muchas aventuras y un grafismo impactante probablemente País del oro, país del agua no sea su manga, porque a pesar de que lo venden como un thriller, y tiene sus dosis de acción y varias facciones se enfrentan diplomática y físicamente, lo que prima es cierto grado de costumbrismo y pasajes donde descubrimos las debilidades y fortalezas de cada país, además del romance entre los protagonistas. Todo esto contado con tino por Iwamoto pero con un dibujo más bien mediocre (en lo referido a los personajes, porque los fondos son llamativos y la composición está cuidada). Una lectura agradable, de esas que lees con interés contenido y que hace que al final te sientas bien.
 

LO MEJOR:
-Sus simpáticos personajes.
-Que es una lectura ligera y amena.
-Su mensaje, que aboga por el entendimiento y cooperación entre culturas y clases.

LO PEOR:
-Que quizás abusa de las casualidades, aunque lo hace de forma muy orgánica, por lo que tampoco molesta en exceso.
 
Otras opiniones:
 
Otras tebeos más o menos costumbristas:

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