Angelino y Vinz son dos tristes
habitantes de Dark Meat City, que lo único que desean es pasar
desapercibidos de los múltiples matones que pueblan la ciudad y seguir
así respirando el mayor tiempo posible. Pero un accidente hará que
Angelino empiece a tener extrañas visiones y, lo que es peor, ser
perseguido por unos misteriosos hombres de negro.
La primera vez que tuve conocimiento de Mutafukaz (ídem, 2017), fue gracias a la bitácora Animación por las orejas, del bueno de Carlos Fleminggatan, al que le gustó mucho y, como un servidor tiene fe en su criterio (al menos en lo que se refiere a cine animado), se me quedó grabada en la memoria. Así que cuando vi que iba a ser uno de los pocos afortunados que podrían disfrutarla en pantalla grande (pues solamente hubo un pase único en tres ciudades de España -más otra que se sumó a posteriori-), no perdí la oportunidad.
Mutafukaz es una coproducción franco-japonesa, en la que participan los estudios Ankama Animations y Studio 4ºC, y codirigida asimismo por Shojiro Nishimi y Guillaume Renard, siendo este último también el guionista de la función (y autor del tebeo original). Función que se desarrolla en nuestro mundo pero todo más hipervitaminado, con los delincuentes campando a sus anchas sin apenas aprietos y los políticos más corruptos si cabe. Y aquí se nos presenta al protagonista, un tipo con un enorme cabezón negro y que vive con un amigo con una calavera en llamas como cara, siendo su otro amigo (que apenas soporta) una especie de cerdo con brákets. Tres marginados más de la inmensa ciudad, que se ven metidos hasta el cuello en problemas.
La presentación de los personajes y de la misma Dark Meat City es, si bien no muy original, fresca y divertida, con la voz en off del protagonista metiéndonos de lleno en su mundo, un sucio cosmos recreado con un buen número de detalles y mucha mala leche, que hace que permanezcas muy atento a lo que pasa. Y no pierde interés durante un buen rato, pero es cierto que la narración se resiente cuando los personajes no dejan de huir de un lado para otro, perdiendo por el camino parte de esa frescura inicial, no terminando de captar el interés como al principio a pesar de que el ritmo que pretenden imprimirle los realizadores no es precisamente pausado.
No
me atrevería a afirmar categóricamente, tras un solo visionado, a qué se
debe esta decaída, pero probablemente sea a que se haga repetitiva (los
personajes encerrados en un lugar, luego atacados por los hombres de
negro para después huir como pueden y vuelta a empezar), a cierta
incapacidad de asombrar como en los prolegómenos, o a que fui incapaz de
meterme en el juego que me proponían. No obstante, el último tramo
volvió a atraparme y a divertirme como al principio, por lo que acabé
con sensaciones encontradas.
Mutafukaz es una propuesta potente a nivel visual, y arriesgada en ciertos aspectos, con una historia y personajes rocambolescos que no tardan en caer simpáticos, pero que es imprescindible quedarse prendado del particular universo en el que transcurre si se quiere gozar de principio a fin. Irregular, pero merece la pena darle una oportunidad.
Mutafukaz es una propuesta potente a nivel visual, y arriesgada en ciertos aspectos, con una historia y personajes rocambolescos que no tardan en caer simpáticos, pero que es imprescindible quedarse prendado del particular universo en el que transcurre si se quiere gozar de principio a fin. Irregular, pero merece la pena darle una oportunidad.
LO MEJOR:
-La estética y la animación.
-El trío de amigos, son de lo más entrañable.
-Una historia muy loca.
-La música.
LO PEOR:
-Que no mantiene la fuerza con la que comienza durante todo su metraje.
¿Quién debería verla?
Amantes del cine más transgresor e inconformista.
¿Y quién no?
Personalmente me recuerda un poco a Tekonkinkreet (supongo que no será casualidad, ya que Nishimi trabajó en la película de Michael Arias), así que si no te van ese tipo de historias...
-La estética y la animación.
-El trío de amigos, son de lo más entrañable.
-Una historia muy loca.
-La música.
LO PEOR:
-Que no mantiene la fuerza con la que comienza durante todo su metraje.
¿Quién debería verla?
Amantes del cine más transgresor e inconformista.
¿Y quién no?
Personalmente me recuerda un poco a Tekonkinkreet (supongo que no será casualidad, ya que Nishimi trabajó en la película de Michael Arias), así que si no te van ese tipo de historias...
Más animación fuera de lo común:
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Los niños del mar
La tortuga roja
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