03 abril 2025

Feria del Cómic de Madrid 2025

Fue gracias a una publicación, a principios de marzo, en una de las cuentas de las redes de Kenny Ruiz, por lo que me enteré que se iba a celebrar, del 27 al 30 de marzo de 2025, la I Feria del Cómic de Madrid. Me llamó la atención especialmente porque mostraba una lista bastante generosa de autores, lo que hizo preguntarme qué tipo de evento sería y si habría que pagar entrada por acceder, o si haría falta apuntarse para las firmas.

Cuestiones todas ellas que se fueron aclarando con el pasar de las semanas, aumentando el número de historietistas del plantel inicial, así como las actividades paralelas más allá de lo que pudieran ofrecer los expositores.
Matadero es un recinto emblemático de la ciudad.
El hecho de que se confirmara que la entrada era libre fue una noticia que acogí con alegría. Es sabido por todos los aficionados que hay multitud de convenciones que se celebran en recintos cerrados, como el IFEMA, que pagas para acceder y luego su principal atractivo es tener un montón de estand donde comprar, lo cual si lo analizas un poco es una soberana tontería porque eso mismo (comprar) lo puedes hacer en tu librería habitual o en los lugares donde se concentren las tiendas especializadas. Pero todavía me seguía preguntando cómo sería la Feria a pesar de que su nombre es notablemente explicativo.

Está claro que para la primera edición de la Feria del Cómic de Madrid la organización (el Ayuntamiento de Madrid y la Asociación de Librerías de Madrid) ha mirado hacia otro multitudinario acontecimiento lector como es la Feria del Libro, solo que a una escala mucho menor y en un entorno bien distinto como es Matadero Madrid. Un escenario con numerosos eventos culturales a sus espaldas y con espacios que dan mucho juego para las diversas actividades que se han programado, además su localización es mucho más accesible que el IFEMA, cosa que se agradece sobremanera.

Por tanto, tuve claro desde un principio que quería pasarme, así que en los ratos libres cogí papel y bolígrafo y, día por día, fui buscando a las autoras y los autores que me interesaban y apuntando fecha, hora y caseta (o fechas y horas en el caso de los que repetían) con la intención de cazar una dedicatoria. Nunca imaginé lo difícil que lo iba a tener.
28 de marzo, viernes
Puse rumbo, nada más terminar la jornada laboral, hacia la estación de metro Legazpi, donde esperé unos minutos a mi compañera, quien era además la que traía las viandas. Mientras esperaba me dijo que me fuera a la Feria a hacer la cola, pero todavía no eran ni las tres y media y me parecía muy pronto. Ese quizás fue mi primer error. El segundo fue poco después, cuando me pareció buena idea que comiéramos los bocadillos (muy ricos, por cierto) en un banco a las afueras del recinto. El tercero lo cometí en ese mismo instante al no mirar la hora.

El primer autor en cuestión era, por cierto, Paco Roca, y empezaba a dedicar sus tebeos a las cinco de la tarde. Entre las cuatro y cuarto y cuatro y media llegamos a la fila y esta ya era de unas proporciones considerables pero, aún así, teníamos cierto optimismo por conseguir al menos una rúbrica, puesto los responsables de la caseta nos dijeron que le pedirían que solo firmara. A medida que pasaba el tiempo más personas se unían a la cola alcanzando una longitud considerable, cuasi épica, cuando llegó Roca los que estaban suficientemente cerca para verle aplaudieron con alegría, y los que estábamos detrás nos regocijábamos mientras intentábamos vislumbrarlo en la distancia.
Una parte de la fila para Paco Roca.
Los minutos pasaban, los pies empezaban a doler y aquello no se movía. Me acerqué al puesto y a duras penas veía el rostro del autor de Arrugas. Poco después observé que un afortunado había conseguido ya su dedicatoria y tenía un pedazo dibujo la mar de majo. En ese momento supe que no lo íbamos a lograr. Pero no nos movimos, aguantamos hasta las seis, cuando, para nuestra desgracia, el famoso dibujante se tenía que ir a una charla.

En realidad yo no aguanté hasta esa hora, ya que a las 17:58 horas exactamente me puse en la cola de otro imprescindible como es Kenny Ruiz, quedándose mi compi en la de Paco Roca hasta agotar las posibilidades. A mi juicio había pocas personas delante, pero debí calcular mal porque allí estuvimos hasta las ocho, cuando la noche pedía paso y hacía un rato que nos habíamos vuelto a poner las chaquetas porque había refrescado. Ya sabemos, los que hemos ido a sesiones del autor de Dos Espadas, que se enrolla como una persiana, lo cual hace que sean muy especiales y amenas, pero que también, lógicamente, vaya algo más lento (eso, y que se curra unos dibujos muy chulos). Pero la espera mereció la pena, ya que me hizo un espectacular dibujo de Astro Boy (con su asistente habitual dándole posteriormente unos toques mágicos) a la par que se interesaba por mi opinión de Team Phoenix (fui sincero) y le intentaba sonsacar información sobre el tebeo de Star Wars en el que está trabajando (no puede decir nada, por lo que nada dijo, ni siquiera su duración estimada). Cuando nos fuimos, casi le estaban estirando de las orejas para que acabara y todavía había seis personas a la espera, así que nos quedamos con la duda de si terminaría de dedicar en la caseta, fuera de la misma o incluso en un bar de la zona.
29 de marzo, sábado
En la jornada del sábado aconteció un hecho inaudito (para ser fin de semana): me levanté antes de las diez de la mañana. Y esto fue así por un taller llamado Ecotopías.

En realidad no teníamos muy claro de qué iba a ir la cosa, pero el tema nos interesaba y nos animamos a ello, a resolver ese misterio. El taller en cuestión se impartía en el espacio con ese mismo nombre (Taller), y cuando llegamos nos recibieron dos simpáticas personas, una de ellas era Darío Adanti, dibujante del cual no tengo el gusto de haber leído nada hasta la fecha aunque tengo conocimiento de su obra, y una representante de Greenpeace cuyo nombre no recuerdo. Nos sorprendió mucho ser los primeros en llegar, y nos apenó que después solo aparecieran dos personas más (al final se sumaron otras), puesto toda la charla (al ser tan pocos diría que improvisaron y cambiaron el formato) fue sumamente interesante, explicándonos cómo nació y se desarrollo el proyecto del tebeo publicado por Astiberri, a la vez que nos  informaban de proyectos reales que inspiraron algunas de las historias incluidas en el volumen y de la dificultad de pensar en un futuro luminoso, alejado de oscuras distopías, de coches voladores o de irnos a vivir a Marte. Al final, entre todos los presentes intentamos pensar una ecotopía, una base para una historia, y quedó una cosa muy curiosa que podría dar para un tebeo un tanto surrealista y divertido. Fue una charla-taller muy inspiradora, diría que hasta útil para ampliar la mente (el bosque de un único árbol me dejó todo loco, aunque luego he recordado que ya había leído sobre él). A todo ello se suma que Adanti me pareció un tipo de lo más simpático, así que se ha ganado un nuevo seguidor (lástima no haber podido ir a su sesión de firmas del domingo).
La asistencia del sábado fue masiva, se hacía complicado mirar las casetas.
Ya pasaba la una y la primera sesión de firmas de Teresa Valero debía haber empezado. Sabiendo que lo tenía crudo nos dirigimos igualmente a la Plaza Matadero para probar suerte. La Plaza, por cierto, es donde estaban todas las casetas. En total eran 36 de ellas (aunque algunas eran dobles o incluso triples), mezclándose librerías y editoriales (de hecho, solían compartir espacio) en dos filas de dieciocho casetas una frente a la otra pero con bastante espacio de por medio y una caseta central donde también firmaban en algunas horas.

Como era de esperar, tras permanecer a la cola un buen rato, no hubo suerte. Conseguir la dedicatoria de la dibujante madrileña, aun teniendo varias sesiones, era harto complicado al ser una de las más demandadas (tampoco ayudó que al preguntar el viernes me dijeran que no había números para las firmas y luego resultó que sí las había). Viendo la hora, y teniendo en cuenta que los próximos objetivos eran a las cuatro de la tarde (y después de preguntar en todas las casetas para asegurarme el sistema que iban a seguir para las firmas), nos fuimos a comer a pesar de no haber todavía mucha hambre.
Regresamos con las barrigas bien llenas (de un rico restaurante ecuatoriano de la zona), y nos dirigimos a la caseta 30 cuando todavía quedaba más de una hora y media para que empezara Valero. Había un grupo reducido de personas que tenían toda la pinta de estar haciendo cola, por lo que mis ojos empezaron a hacer chiribitas... que rápidamente se apagaron cuando al preguntar me dijeron que el último de los presentes era el décimo y, por tanto, el límite que marcaban desde el puesto.
No caímos en el desánimo. Muy cerca de allí iba a estar Andrés Garrido y, no muy lejos, en Fandogamia, iba a rubricar Kamapon. Todavía quedaba un ratejo, pero me acerqué para esperar al primero, habiendo un solo hombre delante para mi alegría (luego se fueron uniendo más, para alegría de Andrés). Por cosas que pasan (tener ojos), observé que firmaban un tomo (Alkaios) al que ya había echado el ojo por las redes, y al tener a un solo lector a la espera, y tras dudar brevemente, no pude resistirme de agenciármelo, menos todavía mirando el espectacular arte de Adrián Bonilla (y si a ello se le suma el tema mitológico-aventurero...).
Aun cuando la persona que se encargaba organizar las colas nos advertía que no habían sido capaces de contactar con Garrido, lo cierto es que teníamos confianza de que iba a aparecer. La cuestión es que tenía pinta de que se habían hecho un lío con los horarios, en la misma web de la Feria del Cómic había un error que indicaba que iba a estar en dos casetas a la misma hora, lo cual se antojaba complicado. Y en efecto, pasados unos pocos minutos de las cuatro ahí estaba el ilustrador de Nacido de las estrellas, y no mucho más tarde fue mi turno, dedicándome Carcoma, su primer cómic como autor completo.
Seguidamente, y ante el temor de quedarme por tercera vez sin la dedicatoria de Teresa Valero, nos dirigimos a la caseta 20. Quedaba todavía mucho rato, diría que más de dos horas del comienzo de la sesión y más de una del reparto de números, por lo que dudé mucho. Finalmente mi compañera se quedó guardando sitio y un servidor se fue a Fandogamia para Kamapon y su Panda Emporium Café, tebeo que llevaba echándole el ojo en diversos eventos pero que nunca me atrevía a pillar (no me atrae el BL). Al regresar a Generación X, la mencionada caseta 20, la cosa seguía más o menos igual. Entonces decidí comprarme el primer tomo de Contrapaso y resulta que se les había acabado. Un poco angustiado hice un tour en busca del dichoso volumen, el cual estaba agotado en no pocos puestos, por lo que temí que no estuviera disponible en ninguno. Al volver de nuevo con mi sufrida compañera, mi tranquilidad de tener el cómic en las manos se trastocó un poco al comprobar que unos seres humanos con mucha cara se habían colado, pero como solo eran tres tácitamente decidimos pasar del tema y, ya que me daba cosa no haber comprado nada en el estand donde pretendía conseguir una dedicatoria, y viendo que quedaban números para Montse Martín y su Curiosity Shop (que encima tiene guion de Valero), me animé a ello.
Para Martín tenía varios números por delante, pero al menos dos no estaban y el hombre que tenía justo enfrente tenía uno de los que se habían marchado, cediéndomelo amablemente y sin que se lo pidiera, así que gané un par de números. Después de que la dibujante de Talismán me regalara una muestra de su arte regresé a la fila para conseguir los números de Valero. Si no se nos hubieran colado habríamos sido el número uno, pero el cuatro tampoco estaba mal. Nos despedimos de una señora muy simpática y su perro, visitamos un par de puestos para que mi compi adquiriera tres antojos, y nos fuimos al auditorio, donde nos dio cierto bajón tras tanto ajetreo, y eso que la conversación de Laura Pérez Granel y Gloria G. Durán era cuanto menos que estimulante. Antes de que acabaran otra vez que fuimos a la 20 para, esta vez sí, que Teresa Valero realizara una bella ilustración en su premiada obra.

Conclusiones
A pesar de tratarse de un evento de tamaño bastante comedido, o quizás por ello, esta primera Feria del Cómic de Madrid me ha dejado muy buenas sensaciones. No ha contado con muchos expositores (si la comparamos con su hermana mayor dedicada al libro o casi con cualquier salón comiquero) pero sí con muchos autores y muchas autoras, además de actividades paralelas como charlas y conferencias, talleres para adultos e infantiles, proyecciones varias (como la película Here, que se basa en un cómic cuyo autor acudió)... y todo ello sin pagar una entrada (excepto para las proyecciones en la Cineteca, pero a un irrisorio precio de 3,50€). También daba gusto ver la cantidad aficionados de todas las edades que había, aunque eso tenía el coste de que se formaban aglomeraciones en no pocas ocasiones y se hiciera un poco de lío con las filas, por lo que se hace necesario para la próxima edición que se revise la colocación de los puestos. Pero en definitiva es un evento que he disfrutado y que estoy seguro de que se repetirá el próximo año, pero con toda probabilidad en un formato mayor, y con la lección aprendida de todo (o gran parte) de lo mejorable. Hay hambre de buenos tebeos.
 
Mis adquisiciones, casi todas dedicadas por sus autoras.
Otra crónica:
 
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1 comentario:

Santiago Bobillo dijo...

¡Buen botín, caballero! Me alegra que pudieras conseguirlo casi todo dedicado, así como ver más adelante tus impresiones de las obras, que de las siete de las fotos tengo 4.

Estuve poquito el viernes, pero oí el aplauso en la cola de Paco Roca al llegar este mientras daba una segunda vuelta por los stands, así que mala suerte no reconocernos mutuamente.

Las colas, efectivamente, desesperanzaban por su tamaño y agobio. A ver cómo salen en la próxima edición, a la que ya tengo ganas por las buenas sensaciones que me ha producido esta.

¡Y gracias por el enlace a mi artículo!