18 enero 2018

Sabotage

Breacher está al mando de un grupo de la DEA encargado de infiltrarse en los cárteles de la droga, pero en una de sus misiones son acusados de sustraer diez millones de dólares, empezando poco después a ser asesinados sus miembros uno a uno.

Que viejas glorias del cine de acción como Van Damme, Stallone o Schwarzenegger sigan en activo  es algo que siempre se agradece, y más cuando sus filmes no pasan directamente al mercado doméstico (cosa que le pasa habitualmente al primero), sino que nos llegan, aun con relativas pocas copias, a los cines y con ello nos dan la oportunidad de verlos en toda su gloria. Sabotage (ídem, 2014), por tanto, era una película que desde un principio se me apetecía verla, y no solo por el líder del reparto, ya que tiene unos compañeros solventes y un director, David Ayer (que también escribe el libreto, con Skip Woods), que le tiene el punto cogido al género policíaco con guiones como el de Training Day y filmes como Dueños de la calle y Sin tregua. Así pues, fui al cine (sí, la vi en cines hace más de tres años...) esperando mucha acción y pocas sorpresas y, curiosamente, me llevé una de estas últimas nada más empezar la sesión.

Hecho que no desvelaré, aunque sí que diré que encontré acción, pero no tanta como esperaba (con concentración al inicio y desenlace, y dosificada a lo largo del film), que es mucho más violenta (y gore) de lo que imaginaba y que tiene más giros de lo que cabría suponer en una película de sus características.

Porque, en esencia, confiaba en ver una cinta de acción estilo años ochenta, y algo de eso hay, pero sin embargo te topas con un producto más sofisticado, sin muchas pretensiones, pero con un drama que te coge desprevenido; con unos personajes que, sin ser shakesperianos, sí que tienen su enjundia (aunque algunos, llegado a un punto, reten a la credibilidad del espectador). Vamos, que no nos encontramos ante un carrusel de disparos a todo lo que se menea, sino que hay una preocupación por tejer una historia con dramas personales, de dibujar a una familia unida por muy finas cuerdas.

Familia cuyo cabeza es, cómo no, Arnold Schwarzenegger (Los mercenarios 2), actor que, a pesar de los reveses en algunos de sus filmes (como El último desafío y el que nos ocupa), está muy activo desde que abandonó la política, participando en filmes como Terminator Génesis y en la anunciada nueva trilogía del personaje con el respaldo de James Cameron, o en la menos probable The Legend of Conan. Como primogénito tenemos a otro Terminator, Sam Worthington (La deuda, Terminator Salvation), que parecía que iba a conquistar el mundo tras el superéxito de Avatar, pero cuya carrera, si bien sigue bien activa, no es en su mayoría en producciones de primera línea; como hija problemática tenemos a Mireille Enos (Guerra Mundial Z), hijo díscolo Terrence Howard (Iron Man), mientras que el vástago fiel podría ser Joe Manganiello (True Blood, Magic Mike) y los hermanastros, el perdido Josh Holloway (La batalla del año), el serio Max Martini (Pacific Rim) y Kevin Vance (Corazones de acero). Les acompañan Olivia Williams (Mensajero del futuro) y Harold Perrineau (Matrix Reloaded), entre otros.

En definitiva, que Sabotage no marca un antes y un después en el cine de acción, sin embargo tiene las suficientes dosis de disparos, unas gotas de suspense, momentos de casquería, una realización con cierta inventiva y un elenco que cumple con su cometido como para que merezca la pena verla.


LO MEJOR:
-Un reparto variopinto, incluido Schwarzenegger y, por supuesto, Olivia Williams.
-La eficaz realización de Ayer.
-Que la historia guarda más de un giro.

LO PEOR:
-Que pinchara en la taquilla estadounidense (y mundial). No es un peliculón, pero merecía un meridiano éxito.
-Algunos personajes no destacan por su coherencia.

¿Quién debería verla?
Obviamente, los fans de Chuache.

¿Y quién no?
Es violenta (no se corta con la sangre), Schwarzenegger es el protagonista..., creo que con eso cualquiera tendría claro si le encaja o no en sus esquemas.

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