28 diciembre 2017

Rogue One: Una historia de Star Wars

 
En el momento que la Disney compró Lucasfilm y, con ello, los derechos de todas sus sagas cinematográficas y, muy especialmente, La guerra de las galaxias, se desató cierta polémica por las redes, un poco absurda por otra parte, ya que muchos temían las disneyficación de la franquicia galáctica. Un servidor no sentía ese temor, sobre todo porque una vez compró la compañía de Mickey Mouse Marvel, las producciones cinematográficas de la misma no sufrieron una bajada de interés precisamente; lo que sí que ha ocurrido, y estaba claro que iba a pasar puesto que invirtieron una millonada en la adquisición del imperio de George Lucas (3000 millones de euros, si no recuerdo mal), es que iban a explotar la marca todo lo que pudieran, cosa que se hizo patente pronto no solo al anunciar los episodios VII, VIII y IX, sino también películas sobre Han Solo (que será una trilogía) y filmes paralelos como Rogue One: Una historia de Star Wars (Rogue One: A Star Wars Story, 2016).

Hace un año (en el momento de escribir esta reseña) vi El despertar de la fuerza y me lo pasé muy bien. Me gustó tal y como es aunque no le quito razón a George Lucas con su crítica al film, pues sin duda bebe mucho de la trilogía original, quizá demasiado en algunos puntos. Rogue One, siendo indudablemente un film apegado a la franquicia (transcurre entre los episodios III y IV, de ahí que algunos de los personajes de estos aparezcan aquí), tiene un estilo visual diferente, más realista hasta cierto punto y un tono algo más serio en general, aunque sin por ello renunciar al humor y a la aventura.

Jyn Erso es liberada por la Alianza para que contacte con Saw Gerrera, líder de una facción rebelde extremista que la crió, para convencerlo de que comparta la información que ha recibido de un piloto desertor del Imperio.

Gareth Edwards, tras dirigir una intimista invasión alienígena en Monsters, se pasó al blockbuster con la nueva versión de Godzilla y, aunque no fracasó, tampoco convenció especialmente, por lo que todavía tenía mucho que demostrar. Así que dirigir un film dentro del universo de Star Wars no era poca responsabilidad precisamente, y más siendo el primero fuera de la nueva trilogía galáctica. Su mayor reto sin duda era el mantener las señas de identidad de la saga a la par que darle un punto de distinción a un film que debía cubrir huecos entre La venganza de los Sith y Una nueva esperanza. Por suerte así ha sido (aunque por lo visto Tony Gilroy, también guionista del film junto a Chris Weitz, tuvo que rodar alguna que otra escena adicional).
Parece ser que las referencias de Edwards a la hora de abordar el film han sido cintas clásicas como Doce del patíbulo y Los cañones de Navarone (que hace demasiado tiempo que vi como para acordarme de ellas con nitidez, aunque la segunda también fue una referencia en su día para Lucas, si no recuerdo mal), hecho que, creo, se nota en cómo se van incorporando los personajes a la trama y en cómo afrontan el desafío final de entrar en las instalaciones del Imperio para robar los planos. De este modo, después de un prólogo, se nos presenta a los personajes, entre ellos una ya crecida y desconfiada Jyn Erso, a la que se le van uniendo guerreros como Îmwe y Malbus o el piloto Rook, capitaneados por el espía y asesino Cassian Andor y con la compañía inestimable del droide K-2SO, en pos de encontrar al padre de la primera (que es el fin último de la misión de contactar con Gerrera). Pero al desvelarse la existencia de la Estrella de la Muerte, las prioridades han de cambiar a pesar de que no todos en la Alianza estén de acuerdo, punto de inflexión donde marcarán la diferencia un reducido grupo de aguerridos rebeldes.

Estos rebeldes, por cierto, son Diego Luna (Blood Father), Felicity Jones (Un monstruo viene a verme), Donnie Yen (Ip Man, Blade II), Riz Ahmed (Nightcrawler) y Wen Jiang (Guerreros del cielo y la tierra), a los que hay que sumar en su bando al siempre eficiente Mads Mikkelsen (Doctor Extraño), Alistair Petrie (Rush), Jimmy Smits (Dexter, Star Wars: Episidio III La venganza de los sith) y Genevieve O'Reilly (La leyenda de Tarzán), entre otros; siendo el principal rostro de el Lado Oscuro el de Ben Mendelsohn (El caballero oscuro: La leyenda renace).

Lo que apenas era unas líneas de diálogo en las películas clásicas se han convertido en una historia con mucha acción e instantes que recuerdan más bien al cine de catástrofes (la primera prueba de la Estrella de la Muerte), una gran batalla espacial, personajes carismáticos (muy especialmente Chirrut Îmwe, genial Donnie Yen), bien mezclado todo ello para lograr una gran aventura que crece en intensidad y emoción sin prisa pero sin pausa. Un gran entretenimiento.


LO MEJOR:
-Tiene buen ritmo, una historia que convence y personajes carismáticos.
-El personaje interpretado por Donnie Yen es el que más me ha gustado con diferencia, lo cual no quiere decir que el resto del reparto esté mal (aunque Forest Whitaker sobreactua).
-Como el Episodio VII, la vi en IMAX 3D y no puedo decir otra cosa que merece mucho verla en este formato. Espectacular e inmersiva.

LO PEOR:
-No me termina de convencer la resurrección digital de Peter Cushing, ni el rejuvenecimiento de cierto personaje al final; sobre todo este último se lo podrían haber ahorrado no mostrando su rostro.
-Forest Whitaker sobreactua mucho, chirria por momentos; y al personaje de Diego Luna no se le saca el jugo que se le podría haber sacado.
-En la versión doblada al castellano se echa mucho en falta al gran Constantino Romero. Su voz es insustituible sin duda.

¿Quién debería verla?
Los seguidores de la saga galáctica por excelencia (que sin duda ya la han tenido que ver), y a los que les gusten las aventuras espaciales en general.

2 comentarios:

Santiago Bobillo dijo...

Una película la mar de disfrutable, y la favorita de un servidor de las tres últimas que se han hecho de la saga. Una lástima que el personaje de Forest Whitaker sea tan histriónico, pues este actor me gustó mucho en películas como "La habitación del pánico".

Neovallense dijo...

Hay que le a puesto muchas pegas, pero a un servidor le pareció un buen entretenimiento.

Whitaker es un gran actor, me gusta mucho en la mayoría de sus papeles, pero aquí o ha fallado cómo lo ha dirigido Edwards o simple y llanamente ha fallado su interpretación.

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