11 enero 2024

Inu-Oh

Tomona es un jovenzuelo que, como su familia desde hace mucho tiempo, se dedica a bucear para buscar los tesoros Heike, pero un encargo para encontrar uno de ellos lo dejará ciego y le hará seguir la senda de la biwa, la cual le llevará hasta un extraño individuo fascinado por el Noh y al que todo el mundo teme por su horrible aspecto.

Se ve que 2022 fue el año de los animes musicales, primero nos llegó Belle, después One Piece Film Red, siendo el último el estreno más limitado y, también, el menos convencional. Inu-Oh (ídem, 2021), del siempre extravagante Masaaki Yuasa (El amor está en el agua), basado en la novela de Hideo Furukawa, que cuenta la historia de la vida de un legendario artista de Sarugaku Noh del siglo XIV.

Hubiera agradecido que llegara desde un inicio a más salas y, sobre todo, con pases en un horario decente, pues se estrenó tarde en el lugar que me interesaba y, encima, a unas horas, con el cansancio del día ya pesando, que no es que ayudaran a disfrutar de la particular propuesta de Yuasa. A pesar de ello me dije bienvenido sea y me lancé a la sala en cuestión y, junto a otros diez valientes espectadores (alguno más podríamos ser), seguir el ritmo de la marchosa y trágica historia de Tomona e Inu-Oh.

No es que haya números musicales desde un inicio, pues el film se toma su tiempo en presentarnos a los protagonistas, centrándose en el primer mencionado, en su visión del mundo y, muy superficialmente, su aprendizaje, comenzando el festival poco después de que se conozcan y se internen en los misterios de Heike, obsequiándonos a partir de ahí con unos rítmicos cantares que se salen del Noh y se acercan al rock and roll (con otros toques musicales, como el hip hop) adornados con un imaginativo festín de luces y coreografías imposibles, rematados con una excelente animación que igual se recrea en los detalles (esa dentadura de Tomona) como en las formas más difusas y lo figurativo.

Inu-Oh es otra muestra del ingenio de un animador que se niega a ser convencional, con la que renuncia a la comercialidad sin por ello carecer de poder para engatusar al público que se deje arrastrar por su ritmo.
 
 
LO MEJOR:
-Una buena historia... que podría haber sido contada de un modo más usual.
-Aunque hay algún momento en el que uno piensa que se ha perdido algo... luego te das cuenta que no es así.
-La animación es muy vistosa y goza de secuencias muy logradas.
-Tratándose de un film musical, obviamente la calidad de la banda sonora, compuesta por Yoshihide Otomo (con canciones compuestas por este, Avu-chan y el propio director), es destacable.
-El diseño de personajes de Taiyo Matsumoto.

LO PEOR:
-Que se estrenara tarde... y con pocos pases (y malos horarios).

¿Quién debería verla?
Amantes de la música y del cine más atrevido.

¿Y quién no?
Quien espera un biopic musical estilo Hollywood.
 
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